“El populismo es una enfermedad infantil. Es el sarampión de la humanidad”.

ALBERT EINSTEIN

Otra herencia envenenada de Andrés Manuel López Obrador: la epidemia silenciosa que hoy mata a la población mexicana y deja indefensos a miles de niños nacidos en su sexenio. Niños que no recibieron las vacunas básicas que en cualquier país mínimamente responsable son irrenunciables.

Lo de siempre: no se hacen responsables. Ahora culpan a la pandemia. Pero si el Covid hubiera sido la causa única, entonces el descontrol sería global, y no lo es. La pandemia golpeó al mundo entero, sí, pero fue en México donde se desmanteló el sistema de vacunación. Fue aquí donde, por negligencia deliberada, AMLO y su “zar de la muerte” Hugo López-Gatell abandonaron a cientos de miles de menores.

De acuerdo con la Secretaría de Salud (18 de septiembre de 2025), los casos de sarampión se concentran en recién nacidos hasta niños de cuatro años. Es decir, bebés que debieron recibir sus vacunas entre 2019 y 2024. No lo hicieron porque el manejo de la salud pública por parte de la 4T fue criminal. No hay otra palabra.

El dato es brutal. México pasó de ser referente mundial en vacunación infantil en 2018 a ocupar hoy el deshonroso primer lugar en América Latina en casos de sarampión en niños menores de 4 años sin ninguna vacuna. La UNESCO y la OPS calculan alrededor de 344,000 menores completamente desprotegidos (¡TRESCIENTOS CUARENTA Y CUATRO MIL!). Y la tragedia no se limita al sarampión. Según la OMS (16 de junio de 2025), ¡¡27% de los lactantes mexicanos!! no recibió la vacuna contra difteria, tos ferina y tétanos. ¿Este era el proyecto de la “esperanza de México”?

El panorama es aún más sombrío porque la probabilidad de que se pongan al corriente con sus esquemas de vacunación es casi nula. El brote actual de sarampión ya acumula 4,952 casos confirmados y 21 muertes prevenibles, solo en lo que va del año. Entre ellos, 1,142 pequeños de cuatro años o menos.

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El sarampión no es solo un virus molesto. Su consecuencia más devastadora es la llamada amnesia inmunológica: el sistema inmune “olvida” cómo defenderse de patógenos previamente conocidos. El estudio de Michael Mina y colaboradores en Science (2019) lo documentó: la infección borra entre 11 y 73% de los anticuerpos adquiridos. La víctima no solo sufre sarampión; queda vulnerable durante meses o incluso años a neumococos, varicela, hepatitis y otros patógenos. Una regresión inmunológica completa.

Ese es el tamaño del crimen cometido el sexenio pasado: condenar a toda una generación de niños a vivir con un sistema inmune roto. No hablamos solo del presente: estas omisiones marcarán la salud de México por décadas.

Y como si no bastara, el secretario de Salud de Aguascalientes confirmó hace unos días el desabasto nacional de la vacuna contra la tuberculosis. El biológico está en la Ciudad de México, pero lleva tres meses retenido por trámites en Cofepris. Tres meses de recién nacidos sin protección porque la burocracia “no libera” la vacuna. ¿Incompetencia? ¿Indolencia? Las dos. Y peor aún: lo hacen sabiendo el daño que provoca el retraso. Eso los hace no solo ineptos, los hace criminales.

El sarampión no volvió por azar ni por capricho de un virus: volvió porque un gobierno decidió jugar a la ruleta rusa con la salud de nuestros niños. Y en esa ruleta, las balas no cayeron sobre López Obrador ni sobre López-Gatell, cayeron en los cuerpos diminutos de miles de bebés que hoy enferman y mueren por una negligencia que sí tiene responsables con nombre y apellido.

Giro de la Perinola

1. El gobierno mexicano evalúa denunciar penalmente a farmacéuticas “malintencionadas” que no han cumplido con la entrega de insumos. ¿Malintencionadas? ¿De verdad? Sin pruebas, eso es puro discurso hueco. Eso sí, la presidenta exige “pruebas, pruebas, pruebas” a todos sus críticos; a todos menos a sí misma y a su antecesor.

2. Los contratos con farmacéuticas ya contemplan sanciones —incluso penales— por incumplimiento. Si esas cláusulas existían, ¿por qué no se aplicaron? ¿Por incompetencia o porque nunca hubo pruebas de esa supuesta corrupción?

3. Si quieren cárcel para empresas que incumplen, ¿también pedirán cárcel para López-Gatell y para el expresidente por negar vacunas a cientos de miles de niños? Porque lo suyo no fue una omisión administrativa, fue un acto criminal de negligencia masiva.