Empiezo esta columna expresando que dentro de la industria aérea, muchos trabajadores de distintas empresas han levantado la voz por las condiciones laborales pasadas y actuales. No es un ningún secreto que a veces los dueños abusan del amor que los trabajadores sienten por la aviación, una situación que no empezó ayer, sino que tiene años. Yo, en lo personal, llevo 19 años exponiendo estos abusos que se cometen en contra de los trabajadores de la industria aeronáutica.
Dicho esto, diré que es muy probable que en estos días se hayan topado con un video que involucra a la aerolínea Magnicharters; ¿qué fue lo que pasó? Debemos partir, y dejar muy claro que el modelo de negocios de esta línea aérea es muy particular, pues no es una empresa de bajo costo ni tampoco tradicional, sino que es una chartera.
Y debo decir que justo dos días antes del evento que se volvió viral, un trabajador de otra área de la misma empresa me había contactado para exponer los maltratos de la compañía aérea. ¿Qué fue lo que me compartió?.
“Magnicharters nunca te paga lo trabajado; llevan cinco meses que no pagan viáticos y el sueldo es mísero, es una porquería. Siempre se justifican que no hay dinero y los vuelos van llenos siempre… Te tienen registrado en la empresa por medio de outsourcing; a cada rato te mandan a firmar para una nueva pagadora y nunca generas prestaciones ni historial como lo es Infonavit entre otras, y hasta donde sé eso está prohibido”.
Hoy en internet podemos ver el momento en que el capitán de Magnicharters, Edgar Macías tomó el handset del P.A. (Push to Talk) para informar por qué se negaba a sacar el vuelo. Una de las cosas que mencionó fue que tenía cinco meses de no recibir viáticos, y dos personas totalmente distintas tenían una misma historia: la falta de pagos por parte de la línea aérea.
Y si eso no fuera suficiente, por lo menos en estos últimos días he estado en contacto con más de cinco trabajadores de Magni (como le dicen de cariño a la empresa) y todos coinciden en lo mismo. Eso sí, quieren dejar en claro que ellos no quieren perjudicar por ningún motivo a su fuente de ingreso; lo que sí quieren es que las autoridades correspondientes, como la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), y la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC) pongan orden.
Otro piloto, que en el pasado trabajó para Magni, me compartió una explicación que vale la pena que, ustedes mis estimados lectores conozcan:
“Llamemos a las cosas por su nombre.
“Esto no fue un secuestro. No hubo control ilícito de una aeronave en operación, ni violencia, ni intención criminal. Hubo un capitán que se negó a continuar un vuelo con una irregularidad técnica y fue despedido por ello. Todo lo demás es ruido.
“Quienes hemos volado en Magnicharters sabemos que negarte a una irregularidad equivale, en la práctica, a firmar tu salida. La cultura es clara y conocida: o aceptas lo que hay, o te vas. Ese es el verdadero contexto de este caso… La DGAC en su momento, y la AFAC después, siempre han sabido que estas prácticas existen, no solo en esta empresa sino en muchas aerolíneas no sindicalizadas. El mensaje implícito durante años ha sido claro: mientras no ocurra un accidente, todo se tolera. Por eso casi nadie denuncia”.
Esta opinión la emitió a raíz de que en diversos medios de comunicación han cabeceado sus notas diciendo que el piloto “secuestró” la aeronave, lo cual no es verdad. Pero ¿qué fue lo que sí sucedió?
De acuerdo con la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC) cerca de las 14:16 horas, el vuelo 780 de Magnicharters -con destino a Cancún- tuvo lo que conocemos como aborto de despegue, y que el procedimiento lo hizo fuera de manual, porque para poder llevarlo a cabo, había varios requisitos previos, los cuales supuestamente no cumplió.
Trascendió -y así lo tomo- que la aeronave se vio afectada porque se le calentaron los frenos y se le reventaron dos llantas. Todo indica que la empresa decidió (y si se confirma, tengo que decir que fue de la peor forma), notificarle al piloto que estaba “relevado de servicio”, porque lo iban a correr.
Le hicieron saber que debía elaborar un reporte a la AFAC y a la empresa por el aborto de despegue, y al parecer esa fue la gota que derramó el vaso. Si me preguntan, la estrategia para alzar la voz no fue la adecuada, y la razón es simple, y la conozco porque lo viví en carne propia durante años: al pasajero le valen un comino las condiciones laborales de los trabajadores; no alcanza a visualizar que eso repercute directamente en su seguridad, y lamentablemente es algo de lo que se aprovechan las empresas.
Hay que decirlo, no era la mejor audiencia; época decembrina, plena temporada alta y pasajeros altamente estresados por el viaje, no son la mejor combinación, y si a eso le sumamos el desgarriate que hay con las cancelaciones de vuelos por mal clima en distintos aeropuertos, el caldo de cultivo no puede ser peor.
¿Qué debemos resaltar? Primero que con la seguridad aérea no se juega, y que es momento de que la autoridad tome las riendas, y ponga orden. Acabamos de presenciar un cambio en la dirección de la AFAC, y aunque muchos crean que cambiando de director todo se va a solucionar, debe quedar claro que no funciona así. La que hasta hace unos años era la Dirección General de Aviación Civil (DGAC) tiene dentro mucha gente corrupta, que llevan sexenios completos enquistados en la institución, y ellos abonan a que sucedan este tipo de eventos, que no siempre salen a la luz.
En este espacio varias veces hemos hablado de un serio problema que enfrenta la AFAC, y es que mucha gente lleva años laborando ahí, y que por reglas burocráticas se convierten en intocables, y ese es el mejor aceite para lubricar la maquinaria de la corrupción.
Es un secreto a voces, y todos los que estamos dentro de la industria lo sabemos: somos muchos los que seguimos esperando que las autoridades responsables tengan el apoyo bastante y suficiente de parte de la administración federal, para que sin miedo tomen la guadaña, y corten de raíz a toda esa gente que solamente perjudica a la aviación.
La Secretaría del Trabajo y Previsión Social no puede alegar ceguera en su defensa. Porque no es el primer caso, ni la primera empresa que enfrenta una situación similar. Podría poner aquí una larga lista de trabajadores que han denunciado el maltrato laboral, desde trabajadores generales, rampa, mecánicos, oficiales de operaciones, sobrecargos, pilotos, tráfico y un abultado etcétera.
Una realidad es que no desapareció con el anunciado fin del “outsourcing”, pues en la aviación solo cambió de nombre a Empresas especializadas con servicios a terceros.
Sin embargo, el maltrato laboral sigue siendo una constante, y tenemos varios ejemplos de cómo la falta de acción de las autoridades correspondientes, hereda papas calientes. Y ejemplos tengo muchos: el caso de la antigua Mexicana, en que los trabajadores seguimos atorados, y esperando un segundo pago que nomás no llega; el de Interjet y los trabajadores de confianza, y el pago del laudo a sus trabajadores sindicalizados; y no olvidemos el caso de Transportes Aeromar, solo por mencionar los más recientes.
Quienes amamos a esta industria, queremos que sea segura, y que las autoridades cumplan con sus obligaciones legales de manera cabal, no solamente bateando asuntos, para que los resuelvan otros.
Voy a referirme a una arista diferente en esta historia del piloto de Magnicharter: la salud mental. Me van a disculpar, pero la empresa está muy equivocada si cree que después de cinco meses de tener a su personal sin recibir el pago de viáticos van a estar super zen.
Es evidente que se está jugando con la salud emocional de los trabajadores, y ese es un tema que le compete tanto a la AFAC como a la STPS, al que se le debe de dar la importancia que tiene. Y aunque suene duro, debe decirse, la incertidumbre por la que hoy atraviesan los trabajadores, ha hecho que varios de ellos terminen por ser reclutados por el crimen organizado.
El pasado 24 de noviembre, a través de un comunicado oficial se informó que “Marina y FGR detienen a cuatro presuntos infractores de la ley con delitos contra la salud, dedicados al tráfico de drogas en el AICM”. Uno de los detenidos, era trabajador de tierra de Magnicharters. La queja que más he recibido es que actualmente se encuentran con un contrato con una outsourcing, y no con Grupo Aéreo Monterrey, como debería ser el caso.
Esto es un caldo de cultivo perfecto para que los trabajadores, ante una necesidad económica se vean empujados a delinquir. O bien, como en el evento del vuelo a Cancún 780, veamos que el capitán al ser despedido, se negara a bajar del avión o a sacar el vuelo, si no le pagaban lo que le debían.
Desde mi punto de vista, no basta con que el tema de conversación se centre en los eventos ocurridos, sino que debemos revisar lo que los detona, y debemos señalar la nula vigilancia de la STPS que permite que sigan siendo explotados los trabajadores. En este espacio hemos dicho que la Reforma Laboral del 2019 no solo se quedó corta, sino que sirvió para que los sindicatos con líderes sempiternos pudieran seguir al frente con total impunidad, o sea, un lavado de cara.
Por parte de la AFAC, es hora de tomar en serio que con la salud mental y emocional de los trabajadores aeronáuticos no se juega. Señores diputados y senadores de todos los partidos y colores, aquí es donde existe un área gigante de oportunidad para legislar, ¿sabían que la última reforma al Capítulo a Tripulaciones en la Ley Federal del Trabajo se hizo en 1970?
La aviación ha cambiado desde hace 55 años, y es inaudito que mis compañeros sigan trabajando con leyes obsoletas. Para fortalecer la aviación se requiere estar a la vanguardia en derechos laborales. Dicho por la ACI-LAC (Consejo Internacional de Aeropuertos de América Latina y el Caribe), un trabajador bien remunerado se refleja en un mejor servicio al pasajero. ¿O ustedes que opinan estimados lectores?




