En esta administración cada vez es más evidente que la riqueza se concentra en unas cuantas manos, mientras las clases más desfavorecidas carecen de oportunidades y para sobrevivir quedan a expensas de la caridad que les ofrece el gobierno, y lo peor, sin expectativas para salir de ese ciclo de dependencia.

El propio presidente AMLO reconoció que su política económica ha resultado en beneficio de los que más tienen:

“Yo les puedo decir que no hay un rico de México que en el tiempo que llevamos gobernando haya perdido dinero, y a las pruebas me remito; al contrario, les ha ido bien.”

AMLO

Los ricos lo confirman. En la reunión nacional de consejeros Regionales de BBVA se aplicó la encuesta “Perspectivas del País y de sus Empresas”. Los encuestados, consideraron que la situación económica del país o se mantendrá igual o empeorará este año, pero, cuando se les preguntó por la situación de sus empresas, el 88% consideró que mantendrá o incrementará sus ingresos. Estas dos respuestas aparentemente contradictorias nos indican que, mientras la economía nacional va de mal en peor, los ingresos de la oligarquía—que se enriquece gracias a los favores del gobierno—aumentan, generando una mayor desigualdad social.

Nuevos pobres

En sentido contrario, el Reporte de la Desigualdad en el Mundo (World Inequality Report 2022), publicado en diciembre pasado, pone a México como uno de los países con mayor desigualdad en el mundo, por encima de Brasil, Chile o Argentina.

La desigualdad del ingreso es grande y la desigualdad en riqueza es abismal. Mientras el 10% más rico de la población concentra el 79% del capital y los activos, el 50% más pobre, tiene “cero riqueza”.

Coneval realiza una medición multidimensional de la pobreza, considerando, además del ingreso, los siguientes indicadores:

  • rezago educativo promedio en el hogar,
  • acceso a los servicios de salud,
  • acceso a la seguridad social,
  • calidad y espacio de vivienda,
  • servicios básicos en la vivienda, acceso a la alimentación,
  • grado de cohesión social y
  • grado de accesibilidad a carretera pavimentada.

Con base en estos indicadores, el Coneval establece que el número de personas en situación de pobreza, aumentó de 51.9 millones de personas en 2018 a 55.7 millones en 2020. Más de tres millones de nuevos pobres en los dos primeros años del sexenio.

En pobreza extrema se registró un aumento de 2.1 millones, por lo que el número total subió de 8.7 millones a 10.8. Nabor Cruz, secretario ejecutivo del Coneval, resaltó:

“Hay tres carencias que tienen un incremento, la de mayor expansión es el acceso a los servicios de salud. El acceso en 2018 fue el 16.2%, para 2020 se reporta el 28.2%, es decir, una expansión de 12 puntos”.

Nabor Cruz

Política clientelar

Lo anterior explica lo poco que han servido los programas clientelares de transferencias en efectivo, principalmente porque este gobierno se ha empeñado en desmantelar—en nombre de una mal entendida austeridad—instituciones y programas sociales que impactaban directamente en la calidad de vida de los que menos tienen.

AMLO destruyó instituciones del sector Salud como el Seguro Popular. Creó el INSABI, un rotundo fracaso y ahora pretende recomponer un programa completamente clientelar elaborado desde las épocas de López Portillo, como el IMSS-Coplamar, que Salinas transformó en IMSS-Solidaridad y que AMLO retoma como IMSS-Bienestar.

El retroceso educativo

Para AMLO las personas que reciben mejor educación “se sienten superiores” y descalifica a quienes han tenido acceso a un grado académico (mediocridad y complejo de inferioridad, o preferir a un pueblo inculto que le crea como acto de fe, sin cuestionar nada). Asegura que a mayor grado académico son más rateros:

“Imagínense, los que han estudiado en Harvard o en otras universidades aprenden a robar, a eso van, o a ayudar a que roben otros y que ellos reciban migajas del botín. ¿Para qué entonces estudiar en esas circunstancias?”

AMLO

Olvida el presidente que el mejor vehículo para lograr lai gualdad de oportunidades no es la transferencia de efectivo de la mano del caudillo, sino la educación pública. El Estado, que él representa, es responsable de generar igualdad de oportunidades y mejorar la calidad a través de la inversión en educación. Son muchos quienes, gracias al estudio, han destacado, como la senadora indígena Xóchitl Gálvez, entre otros.

Sin embargo, AMLO ha dejado la educación en manos de líderes políticos y grupos clientelares como la CNTE, formados, como el compañero Andrés, en el más rancio priismo del siglo XX. La CNTE ha venido condicionando el derecho a la educación a sus intereses políticos y tratado de llevar la educación a un sentido de adoctrinamiento religioso. Bien dijo Marx, “la religión es el opio del pueblo”, y es usada por las clases dominantes (como AMLO lo hace) para controlar al pueblo. Utiliza su fe para desacreditar a quienes, según él no tienen “autoridad moral” (atacando a sus interlocutores en vez de enfrentar el contenido de sus argumentos) y la fuerza del Estado para aplastar a quienes no se someten a su chantaje “moralino”.

Pobre México, con un presidente tan cerca de su pastor y tan lejos de la educación y las oportunidades que tanto necesita su pueblo.