Se sabe que el presidente AMLO tiene un discurso contra clasistas y fifís.

Se sabe que ser críticos, clasistas y fifís es, a ojos del presidente y sus monitores de redes sociales así como de medios de comunicación, pase directo y sin escalas a la oposición.

También se sabe que pregonar la austeridad en el discurso -no en los hechos-, es un voto de confianza para los estándares morales del gobierno de la Cuarta Transformación.

Sin embargo se sabe que nada pasa en la vida terrenal y mundana si eres clasista, fifi y formas parte del gobierno o lo apoyas a punta de tuitazos o fotos para Instagram.

Que ser representante del pueblo bueno -sea por elección popular, por apoyar a impresentables o lo que diga mi dedito- sí te da derecho a tener una exquisitez de la pequeña burguesía de vez en cuando.

Afortunadamente, existe la justicia divina (o eso queremos creer en el México siempre fiel) y esto les pasó a los “invitados especiales” en su viaje al AIFA.

Castigo divino para los “invitados especiales” que llegaron al AIFA en vuelos “privados” de la Fuerza Aérea Mexicana

Dos vuelos operados por la Fuerza Aérea Mexicana llegaron al AIFA para la inauguración.

Se supo que en ambos viajaban “invitados especiales”, que llegaron todos felices y contentos por el trato que merecen por apoyar incondicionalmente el proyecto del nuevo aeropuerto:

  • Vuelo privado
  • Comida de varios tiempos (sin tlayuda)
  • Foto con los demás privilegiados funcionarios

Al general Felipe Ángeles y otros personajes de la corte celestial no les habrá gustado la tremenda disparidad entre quienes llegaron en vuelos privados y los que probaron suerte y resistencia física en el Mexibús.

Porque, nos cuentan, la comida de varios tiempos para las 400 personas ni estuvo tan buena.

También nos cuentan que los pasajeros de los vuelos privados operados por la Fuerza Aérea Mexicana tuvieron que esperar en tierra por más de hora y media.

¿La razón? A alguien en el AICM diosito le dijo que los hiciera esperar en lo que les daban ruta entre el AIFA y la CDMX.

No cabe duda que diosito trabaja de formas misteriosas y les cobra con invaluable tiempo su privilegios.