No, México no es “un socio confiable”. Así de claro y tajante fue Marco Rubio, secretario de Estado de Estados Unidos, al calificar la situación actual de México. Justo en la víspera de las negociaciones del T-MEC, que un alto funcionario norteamericano diga abiertamente que “hacemos trampa a los inversionistas” no es una frase cualquiera: es un golpe frontal, una declaración de línea política.
Rubio ha visitado México y sabe cómo se mueven las cosas. Su declaración es un bofetón a cualquier intento de Marcelo Ebrard, secretario de Economía, de la presidenta Claudia Sheinbaum o de la bancada de Morena, de cubrir con discursos de soberanía un escenario que está podrido en su raíz.
El caso Philips
Porque mientras el gobierno presume de abrir las puertas a la inversión, en los hechos tolera que empresas como Philips, que no producen nada en México, se limiten a comercializar de manera desleal y mantener en el mercado ventiladores médicos cancerígenos que ya han sido retirados en otras partes del mundo.
Lo increíble es que, además de no retirar sus equipos dañinos, Philips demanda a México. Sí: exige indemnizaciones por juicios que ha perdido en nuestro país. Una verdadera extorsión internacional, disfrazada de negociación. Y lo peor, con el aval y los oídos de la Secretaría de Economía.
El caso no es una disputa legal cualquiera, es una traición ética y sanitaria. Resulta inexplicable que el gobierno permita que se siga envenenando a los mexicanos mientras se les da trato preferencial a abogados y operadores de dudosa procedencia, entre ellos algunos que han sido acusados de lavado de dinero, pero que ahora juegan el papel de interlocutores legítimos.
Demandar al país lo que no pudieron ganar en tribunales, incumplir acuerdos y anteponer intereses corporativos a la salud de miles de personas, eso es traición a la patria.
Hacia afuera México presume disciplina y se alinea con Estados Unidos en el combate a China; pero hacia adentro, se arrodilla ante quienes no producen y engaña a los que sí invierten y generan empleo.
El caso Philips es el incómodo reflejo de un país que se globaliza para someterse, que protege al que contamina y envenena y al que no le importa quedar mal con quien realmente apuesta por nuestro futuro.
¿Por qué Rubio asegura que México es un socio “poco confiable”?
Aunque no hay disponibles pruebas publicas definitivas de que un protector dentro del gobierno esté encubriendo todas las irregularidades de Philips en el tema de los ventiladores, lo que sí hay, son muchas investigaciones, denuncias y acusaciones que muestran omisiones, negligencias, posibles conflictos de interés y rezagos institucionales que acercan el caso a la esfera política del Ejecutivo y de autoridad sanitaria.
Los antecedentes
En mayo de 2020 el gobierno mexicano recibió alrededor de 2,000 ventiladores modelo E30 de Philips para uso en hospitales públicos. En junio de 2021, la FDA (de EE.UU.) emitió una alerta de que esos equipos eran peligrosos, por lo que se ordenó su retiro global.
En México, Philips México notificó a COFEPRIS de los problemas en julio de 2021, pero según reportes, COFEPRIS no activó un protocolo contundente de retiro de estos equipos.
Organizaciones civiles como Mexicanos Contra la Corrupción e Impunidad (MCCI) han documentado que estos ventiladores defectuosos siguen en uso en muchos hospitales públicos en varios estados, pese a las alertas de seguridad.
COFEPRIS, la institución que dejó de ser autónoma y de la que tomó el control el “Dr. Muerte”, como se le conoció a Hugo López Gatell, actual representante de México ante la Organización Mundial de la Salud (OMS), supuestamente inspeccionó operaciones de Philips en México en junio de 2024. El resultado que ha sido reportado públicamente es que “no se encontraron anomalías que representaran un riesgo para la salud pública”.
Después de esa inspección, los ventiladores aún permanecen en uso o almacenados en muchos hospitales sin que hayan sido retirados o sustituidos.
A pesar de la inacción gubernamental, abogados y organizaciones civiles no han quitado el dedo del renglón, señalando la “omisión criminal” del gobierno y la irresponsabilidad de Philips al no retirar los equipos aun sabiendo de los riesgos. Las acciones dieron lugar a la detención en Nuevo León del director general de Philips México, Marc “N” (o Marc “D” en algunas versiones), lo que sugiere que existen acciones judiciales en curso, que puede haber esperanza de un Estado de derecho y que se pueden alcanzar resultados que medio reivindiquen la grave situación.
El mensaje es claro: o México recupera la seriedad y exige que Philips retire de inmediato sus ventiladores, o lo que diga Marco Rubio se volverá la etiqueta internacional con la que nos reciban en cada mesa de negociación: un país no confiable.
X: @diaz_manuel