Allá fue el petróleo; aquí tenemos la mano de obra, servicios e infraestructura. Pese al daño del lopezobradorismo.
¿La presidenta rectifica el rumbo?
Desde los aranceles a China, detenciones y, sobre todo, lo que parece una inminente ruptura con el obradorato, México se ata a EE.UU. para encabezar el regionalismo como un futuro geopolítico inevitable.
Hay quienes comparan la 4T con el modelo autoritario que Hugo Chávez impuso en Venezuela, sin embargo, México no ha seguido el mismo camino. Si bien existen similitudes en el discurso populista y la concentración del poder, las diferencias estructurales, históricas e institucionales entre ambos países explican por qué México no ha caído en un régimen como el que encabeza Nicolás Maduro.
En el debate público, especialmente entre sectores de derecha, es común oír que “México será como Venezuela”; esta comparación no resiste un análisis serio. Aunque ambos países han sido gobernados por líderes con tendencias autoritarias y populistas, las trayectorias políticas, económicas e institucionales de México y Venezuela son profundamente distintas.
Instituciones democráticas
Una diferencia clave es la solidez de las instituciones democráticas. México, tras décadas de autoritarismo priista, avanzó hacia una democracia electoral con pluralidad partidista, alternancia en el poder y organismos autónomos como el INE que, aunque el presidente López Obrador intentó debilitar e incluso cooptarlo —imponiendo a su presidenta y a varios consejeros afines—, no logró eliminar por completo su independencia, lo que ha permitido, pese a los intentos de control, que persista una oposición y una sociedad civil que se ha fortalecido por encima de los partidos políticos.
En cambio, Hugo Chávez logró concentrar el poder mediante reformas constitucionales, eliminando contrapesos institucionales, controlando al Poder Judicial y creando una Asamblea Nacional afín que le dio cobertura legal a sus abusos. La prensa fue silenciada, los opositores perseguidos y las elecciones han sido cuestionadas por su falta de transparencia.
El rol de las fuerzas armadas
Otra diferencia es la relación con las fuerzas armadas. Chávez, como militar, consolidó un control sobre el ejército que le permitió imponer un régimen autoritario sin mayores resistencias. En México, López Obrador buscó ganar la lealtad de las fuerzas armadas otorgándoles funciones civiles, contratos de infraestructura, recursos y más poder administrativo, pero con una tradición institucional sólida, no respondieron como brazo político del presidente, manteniéndose históricamente al margen del poder partidista.
Libertad de prensa y sociedad civil
En México la prensa se mantiene relativamente libre y cuenta con una sociedad civil activa. A pesar de los riesgos que enfrentan periodistas y defensores de derechos humanos, sobre todo, por parte del crimen organizado, la pluralidad mediática y la capacidad de denuncia aún existen.
En Venezuela, según informes de la ONU y la OEA, se han cerrado medios, perseguido periodistas y restringido sistemáticamente la libertad de expresión; mientras se documenta la represión a opositores y las violaciones a los derechos humanos.
Realidades económicas distintas
La economía mexicana es más diversificada, participa en tratados internacionales como el T-MEC, mantiene relaciones comerciales globales sólidas y recibe altos ingresos por remesas, inversión extranjera directa y turismo, factores que dan cierta estabilidad, a pesar de los problemas de pobreza, informalidad y corrupción.
Venezuela, depende casi exclusivamente del petróleo. La falta de diversificación, sumada a la mala gestión, corrupción y sanciones internacionales, los llevó al colapso económico: hiperinflación, escasez de alimentos y medicamentos, y una caída dramática del PIB, una crisis que ha provocado el éxodo de más de siete millones de venezolanos.
Política exterior y aislamiento
Con AMLO México tuvo momentos de aislamiento, al no asistir a foros internacionales, confrontar a España y cuestionar organismos multilaterales, pero siguió siendo parte activa del sistema internacional. En este sentido, los tratados comerciales y la cercanía con Estados Unidos actuaron como un contrapeso a las tendencias aislacionistas del gobierno.
Mientras Venezuela adoptó un modelo abiertamente antioccidental, alejado de organismos internacionales y apostó por alianzas ideológicas con Cuba, Nicaragua e Irán, fue objeto de sanciones que profundizaron su aislamiento político y económico.
Dilema y amenaza
Decir que “México es como Venezuela” es un falso dilema. No somos Venezuela, pero eso no significa que estemos bien. El país enfrenta graves problemas de inseguridad, impunidad, corrupción, deterioro en salud, educación, violencia y debilitamiento institucional. Sin embargo, los mecanismos democráticos siguen funcionando. La sociedad civil, los medios, la academia y las organizaciones ciudadanas mantienen viva la discusión pública y exigen rendición de cuentas.
Comparar a México con Venezuela puede ser útil como advertencia, pero al final, es una muletilla repetida sin sustento. Sirve para desviar la atención de los verdaderos problemas y trivializa lo que ocurre en Venezuela, donde una dictadura consolidada mantiene a la población sometida a condiciones extremas.
México no es ni será Venezuela, no porque el gobierno no lo haya intentado, sino porque las condiciones institucionales, económicas, sociales e históricas son profundamente diferentes.
Aunque imperfecta y en riesgo, la democracia mexicana aún tiene mecanismos de defensa y está en los ciudadanos luchar por mantenerla.
X: @diaz_manuel