Ha resultado imposible dejar el tema político del estado de Morelos y desde este espacio se ha considerado menester, abundar y precisar sobre el particular ya que, en colaboración alusiva anterior, se hace un análisis que resulta parcial o incompleto, pues solo analiza el fenómeno desde la gestión de la actual mandataria morelense, Margarita González Saravia, cuando el origen del asunto se gestó desde el sexenio de Cuauhtémoc Blanco…
Un sexenio que, por cierto, debió ser uno de avance y estabilidad, pero resultó caótico y lleno de claroscuros.
En aquel proceso electoral, durante el primer semestre del 2018, el grupo perdedor de aquella alianza ganadora, Morena, encabezado por Rabindranath Salazar (“Rabín”), desde el primer mes, se sintió hecho a un lado y enojado porque querían que la alianza ganadora Juntos Haremos Historia, que abanderó al ganador Cuauhtémoc Blanco e integrada por el PES, el PT (y Morena), les entregara de buenas a primeras el 50% de las posiciones del gobierno, o bien su equivalente en dinero en efectivo, como venían operando desde años anteriores en Jiutepec y demás municipios.
El no haber cedido a las exigencias de Rabín le costó a Blanco una grilla mediática constante y creciente que mantuvieron el propio Salazar y su grupo hasta el último día.
Es de ahí desde ese grupo y bajo esa protección que Rafael Reyes Reyes no solo aprendió… sino aplicó, el fuego amigo a conveniencia: lo mismo le pedía a Rabín su apoyo para buscar la gubernatura que a Cuauhtémoc, diciéndole que él era la alternativa más fiel y capaz.
El resultado lo conocemos todos: tanta grilla mediática hizo imposible para la gente conocer y replicar… Platicar y difundir pues, lo que sí hizo el gobierno de Cuauhtémoc Blanco.
Hoy, en el gobierno de Margarita González Saravia, esa grilla y aquel fuego enemigo, más que amigo continúan y amenazan con crecer, sin que se perciba un manotazo sobre la mesa, mediante el cual ponga orden la mandataria morelense.
Rafael Reyes, con el control del dinero en el Congreso de Morelos y del Poder Judicial del Estado, se ostenta como príncipe heredero y pretende chantajear a la gobernadora, si no le dan lo que pide. Y es que, son Rafael Reyes y sus aliados y achichincles, como Miguel Lucía Espejo y Arturo Serrano, quienes llevan varios meses golpeando y mermando la imagen pública de toda aquella persona que ellos consideren que puede competir para la alcaldía de Cuernavaca en 2027 y para gobernador en 2030.
Es una especie muy difundida, casi del dominio público, que fueron Rafael Reyes, Arturo Serrano y Miguel Lucía, quienes filtraron los videos de los presidentes municipales sentados con el líder criminal Arturo Beltrán, “El Barbas”, en Cuautla y del que, como daño colateral, no pudieron evitar exhibir la presencia de Tadeo Nava.
Si… de Tadeo Nava, otrora protegido y casi hijo adoptivo de Margarita y de su esposo Carmelo Enríquez.
Fue un golpazo mediático aquella filtración que tardó mucho tiempo en cobrarse o devolverse a sus adversarios, de hecho.
Cabe abundar -por si fuera poco- que fueron aquellos mismos tres personajes quienes filtraron y promovieron el video en redes, donde un grupo criminal acusa al jefe de la oficina de la gubernatura, Javier García Chaves “El Gato”, de alianzas con otros cárteles.
Este grupo, encabezado por Rabindranath Salazar, lleva años operando los distintos medios de comunicación, sobre todo electrónicos y de radio, así como mostrando su influencia en el Poder Judicial y los órganos electorales. En el pasado grillaron a Cuauhtémoc Blanco, hoy golpean a la gobernadora González Saravia, su gabinete y su gobierno.
Por lo que ya se prevé que lograrán en la mandataria el mismo desgaste que con el futbolista, incluso a niveles superlativos. A menos que Margarita se dé cuenta y lejos de proceder a “ponerles un alto”, recupere el rumbo de su gobierno. Historias del oscuro pasado de Rafael Reyes y su familia y grupo político también las hay.
Es más, pronto se podrían empezar a conocer.
¡Al tiempo!
X: @pequenialdo, X: @CalderonHallal1





