En estos días he seguido con especial interés el caso de los sobrecargos de Air Canada. Y me es inevitable no hacer un paralelismo con mí propio sindicato, la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación de México (ASSA), sobre todo con las últimas dos revisiones que se tuvieron bajo el “liderazgo” de Ada Salazar como secretaria general.

Aquí el contexto: el 16 de agosto pasado fue la fecha establecida para que más 10 mil sobrecargos que vuelan en las compañías Air Canada y Air Rouge estallasen sus movimientos de huelga. Lo anterior fue del conocimiento público gracias a un comunicado del Sindicato Canadiense de Empleados Públicos (CUPE, por sus siglas en inglés).

Les comento, solo como dato cultural, que por lo menos una semana antes del estallamiento de la huelga, en medios de comunicación canadienses y algunos de nivel mundial, comenzaron a exhibir que los sobrecargos de Air Canada (y también los de su filial), supuestamente están entre los mejores pagados del mundo.

Este tipo de campañas no me son ajenas, ¡en lo absoluto! Cada vez que en ASSA teníamos una revisión, ya fuera de contrato o salarial, los medios de comunicación del país recurrían al mismo guion desgastado, para dejarle clara la idea al público de que los tripulantes de cabina éramos unos “desalmados chupasangres” en contra de las pobrecitas aerolíneas.

En el caso de la aerolínea canadiense, la empresa hizo una última oferta al sindicato antes de estallar la huelga: que los sobrecargos de más alto rango podrían aspirar a ganar 87 mil dólares canadienses al año, esto en pesos mexicanos son más o menos, un millón doscientos treinta cinco mil, ¡pero ojo!, esta oferta incluye a quienes tienen más antigüedad, y sería aplicable a partir de 2027.

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El sindicato CUPE respondió considerando que las propuestas que la empresa estaba mostrando se encontraban por debajo de la inflación, razón suficiente para decidir estallar la huelga, ¡y vaya de qué manera! Con la cabeza en alto y con mucha dignidad los trabajadores de la aviación, los tripulantes de cabina hicieron acto de presencia en los aeropuertos canadienses, dejando muy clara su postura: sueldos dignos para los sobrecargos de aviación.

Yo volteo a ver las últimas dos revisiones de ASSA, y me dejan con un sabor muy amargo en la boca. La del año pasado, estuvo plagada de mentiras y amenazas a la planta. El mismo sindicato les dijo que si decidían estallar la huelga, se tendrían que ir a formar al día siguiente para pedir trabajo en la nueva Mexicana de Aviación, porque Aeroméxico quebraría. Así como lo leen, ASSA considerando que trabajar en la aerolínea del Estado como un castigo, con una estrechez de miras más que apabullante.

Y en este año, ¿qué les puedo decir?, la secretaria general simple y sencillamente decidió bajarse de las negociaciones, a pesar que esa es precisamente una de sus principales obligaciones estatutarias, y dejó al frente de la negociación de la revisión salarial a la recién llegada secretaria de conflictos; la mandó a la guerra sin fusil con un claro objetivo: responsabilizar del funesto resultado (porque no había manera de que fuera diferente) a la representante recién llegada, y así Ada Salazar saldría indemne.

De forma por demás perversa engañó y manipuló la información, al grado que en plena revisión salarial, durante las asambleas, cada vez con más fuerza se corearon los gritos exigiendo la renuncia de la secretaria general, dada la enorme y evidente ineptitud con la que manejó el tema.

De hecho, la propia secretaria general boicoteó el estallamiento a huelga, pues la sometió a votación minutos después de la hora señalada en el emplazamiento, dejando así perder la revisión para los sobrecargos.

Repito, me es imposible no hacer comparaciones, pero al CUPE no le tembló la mano para estallar una huelga que duró dos días, fue intervenida dos veces por el gobierno canadiense, y afectó a más de 130 mil pasajeros; al final los que salieron victoriosos fueron los trabajadores.

Hugh Pouliot, portavoz de CUPE, expresó ante los medios de comunicación: “Los auxiliares de vuelo de Air Canada y Air Canada Rouge han llegado a un acuerdo provisional, logrando un cambio transformador para nuestra industria tras una lucha histórica para afirmar nuestros derechos según la carta… El trabajo no remunerado se acabó. Hemos recuperado nuestra voz y nuestro poder”.

Para que tengan un parámetro, la primera oferta que realizó la aerolínea fue un aumento del 38% para dentro de cuatro años y que el primer año se tuviese un aumento del 25%, esta oferta fue considerada como “insuficiente” por el sindicato CUPE.

La petición de los sobrecargos canadienses fue que les paguen su jornada, no contabilizando desde el momento en que le quitan los calzos al avión. Y es que tal vez ustedes no lo sepan, pero en México (y otros países) a los pilotos y sobrecargos se les contabilizan dos tipos de horas distintas, y se pagan de manera diferente: la hora de servicio es más barata, e inicia desde que firmas a tu vuelo, hasta que concluye el mismo; y la hora de vuelo, que es más cara, pero que se contabiliza a partir de que le quitan los calzos al avión, y termina cuando se los vuelven a poner.

En el caso de los sobrecargos canadienses, a ellos solamente les pagan las horas de vuelo efectivas, esto es, de calzo a calzo; para ellos no cuenta como tiempo remunerado cuando llegan a firmar su servicio, checan que la aeronave esté bien, que los galleys estén avituallados, que el equipo de emergencia esté en orden y tampoco cuando los pasajeros abordan la aeronave, todo ese trabajo lo hacen gratis y esa era la queja, porque no están “mano sobre mano”, sino trabajando, pero sin pago alguno.

¿Qué fue lo que ganaron los 10,400 sobrecargos agremiados? De entrada, que ese tiempo de servicio se les reconozca como trabajo, y desde ahora será remunerado. Si ustedes creen que Estados Unidos o Canadá son países de vanguardia laboral, ahí México les lleva la delantera, por lo menos en este tipo de empleos.

Gracias a la presión que hicieron el sindicato CUPE y los trabajadores, es que lograron estas mejoras, y los vuelos estarán reanudándose el martes para que el miércoles ya operen con total normalidad.

Aguantaron firmes ante las amenazas del gobierno, y también a la mala prensa que suele haber cuando sucede un evento así; solícitos corren los medios a preguntarle a los pasajeros, y tener testimonios y declaraciones virulentos de su “molestia” por no poder viajar; los sobrecargos estoicos lucharon hasta el final, pero dejan entrever que seguirán trabajando en pro de hacer todavía más mejoras a sus condiciones laborales.

Es más que notoria la enorme diferencia entre un sindicato que se la rifó por sus agremiados, y uno que perdió las dos revisiones más importantes para los sobrecargos de Aeroméxico, tras haber terminado el Convenio de Ahorros impuesto por el caso del COVID-19; aquí, sin pena ni gloria, dejaron ir una retabulación importantísima. Se nota cuando hay dignidad... Y cuando no la hay.