Layda Sansores, la polémica gobernadora de Campeche, continúa dando de qué hablar. Con sus reiterados memes, bailes, insultos y filtraciones de audios, la morenista se ha convertido en un referente de la autoproclamada 4T y en una feroz defensora de AMLO y de su fracasado proyecto político.

Todo inició (al menos, es la primera escena importante que recuerdo de la campechana) en una sesión del Senado de la República cuando la otrora legisladora profirió degradantes insultos a la mayoría parlamentaria que aprobaría la Reforma Energética promovida por Enrique Peña Nieto. Con palabras que no corresponden a la dignidad de una senadora por respeto al Estado que representaba, Sansores ofendió abiertamente no únicamente a sus compañeros legisladores, sino a la propia Cámara y a los campechanos.

A partir de aquel momento, Sansores no ha cejado en su empeño de convertirse en una figura política reconocible a nivel nacional. Sin embargo, ha buscado un reconocimiento no a través de un buen gobierno o de resultados en favor de los campechanos, sino a través de innecesarias querellas mediáticas, sea contra Alito Moreno, y ahora, contra periodistas como Joaquín López-Dóriga.

Más recientemente, Sansores protagonizó un evento celebrado en Campeche en el marco de su primer informe de gobierno. Con la célebre canción conocida como el “rugido del jaguar” la gobernadora bailó alegremente al lado de los funcionarios que integran su gobierno y otros invitados. Con poco ritmo y con menos gracia, la gobernadora buscó atraer la atención de los medios nacionales con un divertido espectáculo que no tardó en aparecer en todas las redes sociales.

Y ahora, en su querella contra Joaquín López-Dóriga, Sansores, imitando un supuesto acento argentino que seguramente no ha practicado, ha buscado burlarse del periodista haciendo alusión a una “degradación del periodismo” en referencia a todos los hombres y mujeres que critican al gobierno de AMLO y a los gobernadores surgidos de las siglas del partido oficial.

Sin embargo, más allá de una supuesta degradación del periodismo, mejor valdría aludir a una degradación de la calidad de nuestros gobernantes. Como en tiempos nunca antes vistos, los gobernadores del partido oficial (sí, los de Morena) optan por absurdas peleas mediáticas contra sus detractores, en vez de dirigir su tiempo y esfuerzos en favor de las causas de los que gobiernan.

Layda Sansores representa la realidad misma de la 4T: un movimiento político que no tiene un proyecto de Estado, que jura defender los intereses de los más desfavorecidos cuando éstos son lo que menos les interesa, que es populista hasta la médula, que opta por la confrontación, que no tiene visión de gobierno, que busca atraer la atención a través de bailes o mañaneras, y así captar los votos de un electorado gradualmente menos interesado en verdaderas propuestas que ofrezcan soluciones a las problemáticas que lastiman a los mexicanos. Ello sí que representa una genuina degradación de la clase gobernante.