Luego de dos años de enfrentar la pandemia de Covid-19, entre las muchas lecciones aprendidas, la investigación, la ciencia y la realidad, revelaron con mayor crudeza los daños y la condición de vulnerabilidad con la que viven las personas fumadoras.

En el momento más complejo de la pandemia, en 2020, la Organización Mundial de la Salud ya advertía que los fumadores tienen más probabilidad de desarrollar síntomas graves, en comparación con los no fumadores, en caso de padecer Covid-19.

Sin embargo, el impacto negativo del tabaquismo en la salud de mujeres y hombres no es consecuencia exclusiva de la Covid-19 ni surgió hace unos años, en realidad es una batalla de salud pública que las y los mexicanos iniciamos hace más de 30 años cuando la primera Encuesta Nacional de Adicciones nos señalaron el panorama de prevalencia de esta pandemia.

Los números de la estadística siempre son fríos pero detrás de ellos hay mujeres y hombres que han enfrentado problemas de salud derivados del tabaquismo que van desde problemas de encías, pérdidas de dientes hasta el cáncer, pasando por muchas otras de intensidad y riesgo variable.

Los datos más recientes de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) revelan que más de ocho millones de personas en el mundo mueren cada año por el consumo de tabaco. En México, anualmente mueren más de 50 mil personas por enfermedades asociadas al tabaquismo.

Por ello, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) apoya, desde un enfoque preventivo, en las estrategias para disminuir la prevalencia del tabaquismo. Por ejemplo se organizan sesiones educativas y talleres de prevención contra esta adicción, además, se brindan sesiones de consejería médica para dejar de fumar y se implementan tratamientos farmacológicos para quienes buscan dejar el cigarro.

El consumo del tabaco en México es un problema de salud pública debido a las tasas de morbilidad y mortalidad de padecimientos relacionados con su consumo. Entre las enfermedades más importantes atribuibles al tabaco se encuentran la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), la cual representa el 84% de muertes en hombres y 79% en mujeres por esta causa. La tos se presenta en 41% de los fumadores y 93,2% de los fumadores tienen más células precancerosas en sus bronquios que los no fumadores.

Fumar eleva tres veces más el riesgo de un ataque cardíaco, mientras que el riesgo de accidente cerebrovascular en fumadores es 50% mayor que en los no fumadores, como lo son la muerte por ruptura de aneurisma de la aorta y el riesgo de obstrucción de una arteria en brazos y piernas.

Las mujeres fumadoras tienen mayor dificultad para embarazarse y mayor riesgo de aborto, parto prematuro, osteoporosis, menopausia temprana, cataratas y problemas de salud del recién nacido.

Se estima que, de forma directa, el tabaquismo es responsable de la pérdida de 1 millón 285 mil años de vida saludable por muerte prematura y discapacidad, anualmente en México. Asimismo, los costos médicos por tabaquismo en México ascienden a 80 mil millones de pesos por año, de acuerdo con información de autoridades de la Secretaría de Salud (Ssa).

Sin embargo, el consumo del tabaco es la primera causa de muerte prevenible a nivel mundial.

La prevención es fundamental en la lucha contra el tabaquismo, pero para las y los fumadores, es muy importante que sepan que sí es posible dejar de fumar y que el éxito está en sus manos.

En 2017, 2.9 millones de fumadores mexicanos abandonaron el tabaquismo, 22.1% mujeres y 14.1% hombres.

Los hombres de 35 años vivirán 2.3 años más si dejan de fumar y las mujeres 2.8 años. La mortalidad en los exfumadores disminuye 16% a los 65 años, 28% a los 74 años y 36% a los 84. El riesgo de muerte de los fumadores es un 74% mayor, comparado con los exfumadores. El riesgo de muerte de los fumadores es más del doble comparado con los que nunca han fumado, este riesgo disminuye a un 50%, 5 años después de dejar de fumar, y se iguala 15 años después.

Los exfumadores tienen mejores pruebas de función respiratoria, mejor respuesta inmunológica y menor mortalidad por COVID-19, influenza, neumonía, tuberculosis pulmonar, bronquitis, enfisema y asma que los fumadores. Estos riesgos comienzan a declinar pocas semanas después de dejar de fumar, incluyendo el cáncer de pulmón, en 6% de los exfumadores y en 1% de los que no fuman, la frecuencia de cáncer de pulmón se reduce un 90% en exfumadores después de 15 años.

Incluso la medicina ha confirmado que los beneficios del abandono del tabaquismo inician pocas horas después, pues disminuye el ritmo cardiaco y baja la presión arterial y en consecuencia hay una reducción de riesgo de ataque cardíaco.

En exfumadores el riesgo de enfermedad cardiaca disminuye a la mitad después de un año del abandono y alcanza el nivel del no fumador 15 años después. La supervivencia, de 5 a 10 años después de un ataque cardíaco es de 95% para exfumadores y de 51% para los fumadores. En fumadores con angina de pecho, dejar de fumar disminuye un 36% la mortalidad después de 2 años. Asimismo, el riesgo de enfermedades cardiovasculares disminuye a 20% en exfumadores.

Dejar de fumar disminuye el riesgo de úlcera gástrica, cáncer de boca, esófago, vejiga, cervicouterino, laringe y pancreático.

Existen muchas razones de salud y económicas para dejar de fumar, pero más allá de los datos, todo debe iniciar con la voluntad de dejar de hacerlo. No será fácil y por ello, las y los mexicanos cuentan con el apoyo del IMSS en donde encontrarán tratamientos y profesionales que los acompañarán en este reto en beneficio de la salud y, por supuesto, siempre será clave contar con la familia y los amigos.