Ricardo Anaya es un personaje bien conocido, no solamente por haber sido el candidato del PAN en aquella elección de 2018, sino por ser hoy una de las contadas voces elocuentes en contra de las imposiciones morenistas.
Sin el ánimo de convocar filias o fobias a favor o contra del legislador queretano, invito al lector a escucharle en el ánimo de comprender el agrabio sentido por una buena parte del país ante la consumación del embate del régimen contra la democracia liberal.
El lunes por la noche, en el marco de la ratificación de los nueve ministros y la instalación de la Suprema Corte, el senador Ricardo Anaya pronunció un discurso breve, elocuente y balanceado en torno a lo que representa el nuevo poder judicial y los vicios que marcaron la reforma desde el origen.
En primer lugar señaló la vulgar sobrerrepresentación de Morena en la Cámara de Diputados, lo que ha sido un tema ampliamente discutido. Enseguida, Anaya hizo alusión a cómo el partido oficial, bajo la coordinación de Adán Augusto López, obtuvo mediante prácticas aborrecibles ligadas a la extorsión y amenazas, la mayoría calificada con la adhesión de los Yunes.
Momentos mas tarde el senador panista se refirió al proceso de selección de candidatos. Primero, la tómbola y la manipulación de las “bolitas” que se introdujeron con números inferiores a los mandados por la ley, y luego cómo el Senado, en una abierta contravención del marco constitucional, se arrogó las competencias para dar continuidad al proceso de evaluación del comité del poder judicial.
Finalmente Anaya mencionó la vulgar operación del Estado dirigida a distribuir acordeones a lo largo del país para asegurarse que los ministros “electos” fuesen aquellos más cercanamente ligados a Morena y a los “ideales” del movimiento. Lo hizo frente a nueve ministros cuyos rostros, lejos de demostrar cualquier tipo de reflexión, no reflejaban otra cosa que un desdén hacia las palabras del senador o hacia cualquier crítica llegada desde la oposición.
En suma, el discurso de Ricardo Anaya, en tanto que líder de la bancada del PAN en la cámara alta, pasará a la historia como la última denuncia ante un fraude cometido ante los ojos de toda una nación.