¡Bienvenidos amantes de la gastronomía! El último día del año es perfecto para cerrar ciclos y comenzar nuevos. Como seres humanos nos regimos por un calendario que nos da estabilidad, pues marca el paso del tiempo; cada que vamos a cambiar a otro año, es el momento ideal para hacer una pausa y reflexionar en lo que hicimos durante los últimos doce meses y qué queremos para los próximos.
Por eso, en muchas culturas hay platillos, comidas y rituales especiales que acompañan este momento. En nuestro país, y como herencia de los españoles que vinieron a estas tierras, para celebrar el fin de año es una tradición comer 12 uvas con las doce campanadas, y con cada uva pedir un deseo.
Y cada año uno espera que le dé tiempo perfecto para comerse las uvas, porque la realidad es que con doce uvas en doce segundos uno termina atragantándose y repitiendo deseos.
Otra costumbre muy arraigada es cenar tamales. En muchas casas se acostumbra preparar grandes ollas, con sus distintos rellenos y hasta de diferentes estilos, porque hay norteños, canarios, corundas, uchepos, los tradicionales del centro del país, yucatecos, oaxaqueños y de la zona de la huasteca; la variedad es enorme, y muchas ocasiones es el pretexto perfecto para conectar con nuestro lado originario, independientemente si estamos en el terruño o lejos.
Una tradición original de Italia, pero que algunos mexicanos han adoptado para este fin de año, es cenar lentejas. Un buen plato de cotechino con lenticchie (lentejas con embutido) sirve para atraer la abundancia.
Las manzanas rojas también entran en el catálogo de comidas especiales, sobre todo asadas con canela, romero y miel, que simbolizan la riqueza que se pide para el año entrante; es una costumbre que llegó de la mano con la filosofía new age, aunque sus orígenes reales están en la República Checa. Puede ser una buena alternativa para un postre, más ligero que un pastel, y atrae la abundancia para el año siguiente.
En Perú, por ejemplo, para despedir el año suelen hacer comidas agridulces como pollo a las brasas con puré de manzanas, haciendo alusión a los altibajos que pudieron presentarse, a veces con momentos dulces y otros agrios; es una forma de darle las gracias al año que se va.
En Japón para fin de año se buscan platillos que tengan hojas verdes, según sus creencias, este tipo de alimentos atraen la abundancia y la felicidad; también comen unos fideos largos, que simbolizan que la gente tenga una vida larga y feliz.
De la madre Rusia tenemos para despedir el año el kisel, un postre medio gelatinoso que se hace a base de frutos del bosque, como bayas, y se sirve caliente o frío, y puede ser dulce o agrio; se acompaña con un budín o con panqueques.
Y Grecia, cuna de la civilización occidental moderna, tiene el “vasilópita”, también conocido cómo Pan dulce de Año Nuevo, o Pan de San Basilio, una especie de panqué hecho con naranja, vainilla, mantequilla y huevos; es de forma redonda y se come durante la primera semana del año nuevo. Suelen esconder una moneda en su interior, y quien la encuentre tendrá prosperidad y mucha suerte.
Por último, en los países nórdicos suelen comer platillos elaborados con pescado, porque representa el progreso y el avance para un próspero año a nuevo.
De todas estas comidas especiales, ¿cuáles les gustan más? ¿qué tradiciones especiales tienen para despedir al año viejo? Los leo en los comentarios. ¡Bon appétit!
Cat Soumeillera en X: @CSoumeillera





