Se observa que Claudia Sheinbaum, más allá de su mandato, tiene la capacidad de tejer fino en una lista de prioridades que ella misma diseñó con detalle. El gobierno de la República, junto con las dependencias gubernamentales más importantes, han estado negociando y organizando reuniones con el departamento de comercio estadounidense durante meses para reducir al máximo posible el asunto arancelario. Por esa razón, siempre pensamos a lo grande.

Como es de conocimiento general, la presidenta comunicó desde la tribuna de la mañanera que había tenido una conversación telefónica con Donald Trump. Se discutió el tiempo establecido para definir los estándares de los productos que cruzan la frontera norte en ella, donde predominó la cordialidad y el trabajo colaborativo. De entrada, se descartaron nuevos impuestos y, con ello, se abrió la posibilidad de alcanzar un acuerdo histórico que beneficie a ambas naciones. La mejor estrategia, que se trabaja todavía, son los diálogos y los encuentros permanentes que se llevan a cabo con funcionarios de aquella nación.

Desde el comienzo, todo eso ha representado un inmenso reto para asumir el tema. El secretario de Economía, quien compareció recientemente en el Senado, expresó que hay optimismo; sin embargo, es consciente del terreno en el que se encuentra con decisiones que no nos corresponden. De nuestra parte, por supuesto, no hemos dejado de insistir en las nuevas condiciones arancelarias. Es evidente que estamos en un proceso activo para acceder a una nueva estructura económica diseñada por la presidenta constitucional, particularmente por medio del Plan México. Como resultado, la importancia de nuestros productos ha aumentado significativamente. Por ejemplo, se ha demostrado la calidad que les ha permitido atraer a nuevos mercados. Ya era hora de que nuestro país, con el respaldo institucional del gobierno, liderara un mundo globalizado.

La Secretaría de Economía, con una labor paralela y plena convicción de lo que somos capaces de lograr, no ha dejado de insistir en llegar a un acuerdo sobre el tema arancelario. Lo que queremos es que el impacto no sea tan grande o, incluso, que no se implementen en absoluto. El encargado, quien apareció recientemente en la tribuna del Senado de la República, dijo que hasta este momento hay un avance del 90 por ciento. Todo eso es consecuencia de no aflojar la vigilancia. Seguramente, como hemos predicho, esto es el prólogo de un nuevo telón de fondo que se descubrirá pronto. Por eso hay tantas consultas en las que se enfatiza la relevancia de ese flujo comercial sin demasiadas brechas o barreras.

Además, esto será un incentivo para abordar con más confianza la renegociación de las condiciones del T-MEC. Todo eso, considerado como un hecho sin precedentes, es esencial para robustecer la estructura económica y así incrementar el bienestar de la gente mexicana. En nuestra opinión, resulta evidente que los acuerdos que se logren concretar en el asunto arancelario, al cual estamos sujetos y expuestos, estarán acompañados de un panorama óptimo para formalizar los tratados comerciales entre Canadá y Estados Unidos. Por lo tanto, se ha permitido el diálogo, que son buenos oficios desde el antecedente histórico, en especial desde que comenzó el proceso de transformación. Por esta razón, hoy, con mucha madurez, la comitiva se ha hecho cargo de tratar dos temas de gran importancia: mitigar el efecto de los aranceles y, por lo tanto, fortalecer una nueva estructura económica mediante el T-MEC. Si atendemos a la lógica, que es muy razonable, no se incrementarán los impuestos sobre los productos, excepto en los casos de aquellos que estén sujetos a la Ley de Comercio Exterior.

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El mandato, que es esencial para colaborar y cooperar en estrategias de seguridad, consiste no en someterse, sino en trabajar de manera coordinada. Por este motivo, nuestros delegados, enfocados en la misión que tienen en la cumbre de APEC, donde se tratarán temas globales como economía, innovación y bienestar de Asia-Pacífico, harán todo lo posible para presentar buenos resultados. Es una labor difícil; nadie lo ha negado conscientemente. Estamos obligados a actuar de la manera más responsable ante un evento sin precedentes. Lo sabe Claudia Sheinbaum, y por ello, hay progresos que nos llevan a pensar que la economía de México seguirá fortaleciéndose.

Por eso, los representantes que tenemos en el poder, a raíz de la cumbre de APEC, lograrán resultados significativos, ya que se llevarán a cabo encuentros bilaterales con Canadá, Australia, Chile, Japón, Corea del Sur, Estados Unidos y Singapur. Todo esto puede regular el objetivo que se ha propuesto la presidenta de ser, en esta parte de su gestión, una de las economías más poderosas a escala mundial. La participación activa en un telón de fondo como APEC abre nuevas oportunidades con la intervención preponderante de los elementos fundamentales del gobierno de la presidenta constitucional mexicana, Claudia Sheinbaum. En realidad, la eficacia de la llamada que hizo la jefa del Estado, al presidente de los Estados Unidos, mencionada en los fragmentos iniciales de esta columna, tiene sentido. Esto se debe a que la delegación especial se reunió previamente con el representante comercial estadounidense, Jamienson Greer, y también tuvo un encuentro con el mismo Secretario de Comercio de EU, Howard Lutnick.