“La mayor debilidad reside en la propia ignoracia de ser débil.”

SARA MESA

“Takedown, takedown

Takedown, down, down, down (HUNTR/X girls to the world)

Takedown, takedown

Takedown, down, down, down (it’s a takedown)

So sweet, so easy on the eyes, but hideous on the inside

Whole life spreadin’ lies, but you can’t hide, baby, nice try

I’m ‘bout to switch up these vibes, I finally opened my eyes

It’s time to kick you straight back into the night”.

HUNTRIX

Adán Augusto no se inmuta. No se sonroja. No se defiende. Se carcajea. Lo pueden acusar de huachicol fiscal, de empresas fantasma, de meter delincuentes en el gobierno, y él sigue tan campante. Casi, casi como Trump cuando soltó: “puedo matar a alguien en la 5ª Avenida y no me pasaría nada”. La versión tropical sería: “puedo robar a México y reírme en la cara de todos”.

El expediente es largo: puso como secretario de Seguridad al hoy líder de La Barredora. Está vinculado a transacciones millonarias sin declarar, ingresos de empresas fantasma —algunas proveedoras de su propio gobierno— y al pago de impuestos ridículos. Cada vez que abre la boca para “aclarar”, aparecen más transas y más engaños.

Pero estira la liga. ¿Por qué? Porque sabe que Claudia Sheinbaum no se atreverá a tocarlo. Ella paga el costo de encubrirlo. Él sonríe, ella se desgasta. La presidenta ya parece lo que tanto juró no ser: tapadera de un delincuente.

El colmo fue escucharla en la mañanera asegurar que el huachicol fiscal “disminuyó” en Tabasco con Adán en el gobierno. Claro, como cuando “El Negro” Durazo en la CDMX maquilló cifras de seguridad mientras la delincuencia crecía bajo la alfombra. Truco viejo, trampa conocida.

¿Austeridad republicana? A Adán nunca le importó. Ni a él ni a Monreal ni a Pedro Haces ni a Noroña ni a los López Beltrán. Eso sí: aprendió a vivir del presupuesto. Y ya dejó escuela. Su hijo, Augusto Andrés (Andy II), cobró 805 mil pesos en la Cámara de Diputados por “asesorías” sin haber terminado la licenciatura. Para acabarla, registrado como “servicio social”. ¿Nepotismo? No. Tradición familiar.

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El show más reciente fue en el Senado. Mientras el secretario de Hacienda, Édgar Amador —gente de Claudia— explicaba la estrategia contra el huachicol fiscal, Adán disfrutaba un partido de Champions con audífonos puestos. No fue descortesía, fue un misil: “Tu equipo no me interesa, tu gobierno me vale madres”.

Ese es el punto. Adán actúa con la calma del intocable. No le importan más pruebas, más empresas fantasma, más vínculos con el crimen organizado. Él ya descontó sus pérdidas. Se sabe blindado. Y lo único que planea es cobrarle la factura a Claudia cuando ella menos lo espere.

La presidenta está advertida: quien encubre a un delincuente, termina devorada por él.