Cuando se le pregunta a Carlos Salinas de Gortari cuál es el papel que considera que tienen los intelectuales en la actualidad, responde equiparándolo con el del siglo de oro de la Grecia clásica, el del Siglo V antes de Cristo, o como lo fue en los grandes momentos transformadores de la historia como el Renacimiento, la Revolución francesa, la República de las Letras y en los grandes procesos de cambio. El expresidente define esta época como un momento de revuelta. 

“La sociedad -explica- es un ente vivo que está en constante transformación. Esa transformación se refleja también en el papel y la acción concreta de los propios intelectuales. Pero como parte fundamental de la sociedad civil y de la interacción con la sociedad política, me parece que su tarea de crítico tenaz, informado, documentado y abanderado en la batalla de las ideas, es indispensable.

- ¿Cómo se manifiesta hoy en día?

- Conforme va transformándose también nuestra circunstancia, ahora lo hace por medio del Internet, por medio de la red, por medio de diversos mecanismos de comunicación. Y con él, la oportunidad que tenemos de acceder el gran banco de información documental que hay en el mundo, de las bibliotecas, de las hemerotecas, ¿a través de Internet? Qué barbaridad. Bien decía Gramsci:

Al final del día hay que reconocer cuál es la labor que cada uno realiza y siempre con conocimiento a su indispensable trabajo y participación.

- ¿Comparte esa idea de que en la época actual, esta nueva forma de comunicación está generando sociedades más democráticas o más anti-intelectuales, y que eso se refleja con ciertos triunfos de proyectos políticos en diversos lugares del mundo, empezando por el de Donald Trump en Estados Unidos?

- Yo creo que todo es parte de lo mismo. En la vida diaria, en la acción cotidiana, no está separado lo político de lo económico, de lo social, de lo cultural. Todo está interrelacionado en nuestra acción y en nuestro quehacer cotidiano. Así que ¿decir que estas revueltas populistas que estamos viendo en el mundo hoy están mostrando en realidad una separación de amplias bases de la población con las áreas de la cultura? Yo creo que más bien están mostrando que tienen una manera de manifestarse por canales diferentes que reclaman ser escuchados, y articulada su crítica y su señalamiento con una concepción intelectual que nos permita comprenderla y, por lo tanto, poder dialogar con ella.

No puede entenderse esta revuelta si no reconocemos que la crisis de 2008 -que fue financiera y económica y que llevó a lo que se conoce como La gran recesión-, fue resuelta de manera muy injusta. Hizo que más de diez millones de familias perdieran su morada, su vivienda, su casa-habitación, y ningún banquero se fue a la cárcel. Y los que tenían más se quedaron con más. Y los que tienen menos, perdieron la mayor parte de su patrimonio. Por eso tenemos esta revuelta. Y me parece que hay una tarea fundamental de nuestros intelectuales de documentar el motivo del enojo que muestran las distintas sociedades en el mundo entero y, al mismo tiempo de hacer el diagnóstico y documentarlo, reflexionar sobre los caminos hacia delante. El Quo vadis? ¿Adónde ir?

Tiempos de inconformidad

Para la analista Denisse Dresser, el papel de un intelectual o de un analista no es el de susurrarle en el oído al rey, sobre todo en estos tiempos. 

"Estoy mucho más metida en el activismo, en la crítica. Y cuando doy conferencias y al final siempre me preguntan: 'Usted, como intelectual, díganos por quién debemos votar', mi respuesta siempre es la misma: 'Yo estoy aquí para promover la inteligencia libre. Yo no estoy aquí para que busquen en mí a otro salvador providencial. Yo no estoy aquí para decirles que voten por alguien que les va a resolver los problemas del país, esos problemas se resuelven desde y para la ciudadanía'. Y creo que a varios intelectuales del país todavía les falta un buen tramo para comprender esos nuevos tiempos y para comprender que su interlocución no debe ser tanto con el poder, sino con la ciudadanía”.

A su vez, el escritor y periodista Fabrizio Mejía, considera que lo que ha cambiado son los intelectuales, quienes en cierto modo dejaron de existir para dar paso a los opinólogos. 

- ¿Y qué sucedió después?

- Lo que sucedió después fue que los propios intelectuales fueron siendo sustituidos por opinólogos, es decir, un personaje mediático que tiene relevancia por la cantidad de gente que lo ve, no exactamente por lo que dice, y se empieza a convertir en lo que fue en algún momento un debate de ideas, en un concurso de rating, y eso es muy bueno para el poder. Los que tienen rating entonces pueden ser fácilmente comprados porque realmente no tienen una opinión firme sobre las cosas ni saben muy bien de qué están hablando y eso se nota a cada rato en los hombres ancla y mujeres ancla de la televisión y la radio, que no tienen mucha idea ni les importa profundizar sobre los temas ni ver exactamente de qué se trata, sino que reciben su dinero en términos de publicidad gubernamental y en las campañas, a cambio de un apoyo bastante general.

Creo que les va muy bien a los políticos tener ahora opinólogos porque ya no tienen que hacer reuniones como la de esta foto de la muñeca tetona, donde se tiene que convencer y explica el político cuáles son sus verdaderas pretensiones y que él siempre quiere ayudar al país, etcétera, sino que ahora simplemente sale un dinero de publicidad y tienes a una cantidad bastante grande de personajes mediáticos que te van a dar la razón y atacarán a tu adversario. Creo que en el salinismo se perdió la oportunidad de discutir eso, y que los intelectuales pudieran tener otro papel distinto al de ser avasallados por los medios de comunicación.

¿El deterioro nacional y los intelectuales? 

- Ante la crisis que padece el país, ¿hay alguna responsabilidad que se le deba achacar a la generación de intelectuales que han predominado en en la vida pública de México?, ¿o más bien es algo que no tiene ninguna relación?

- Yo creo que sí. Yo creo que esta generación de intelectuales que convivió con Salinas de esta manera tan estrecha, tiene dos culpas. Y debieron de haber explicado a nosotros como sociedad qué fue lo que hicieron y a cambio de qué. Una culpa fue justificar el fraude electoral del ’88 y dejarlo pasar, y no aprovechar ese impulso para decir: “Este gobierno es ilegítimo y pedimos que se repitan las elecciones”. Creo que hubiera sido lo más razonable.

Una parte de este grupo, del grupo Nexos, dedicó sus siguientes diez años a hacer el IFE, por ejemplo. Esa generación no tiene un solo buen novelista, pero creo que tuvieron varios funcionarios buenos del IFE. Hicieron eso, pero no explicaron por qué justificaron ese fraude, porque nos dijeron: “Ya ni digan que ganó Cuauhtémoc Cárdenas porque no se puede saber. Ya ni repartan esas calcomanías”. Ese fue el papel que tuvieron. Y después hubo muchos intelectuales que hicieron un absoluto festín de todas las acciones presidenciales, que acabaron convirtiéndose en voceros y, en algunos casos, en bufones del rey, celebrando absolutamente todo, hasta aquella imagen de Carlos Salinas de Gortari prendiendo la luz en Nezahualcóyotl, alzando los brazos y ordenando que se hiciera la luz en ciudad Nezahualcóyotl con el Programa Solidaridad.

Luego, no entendiendo qué había pasado con el asesinato de Colosio y el levantamiento zapatista. Buena parte de los intelectuales fueron no solamente críticos con Marcos -que se lo merece- y con el movimiento que llevaría al Congreso Nacional Indígena, sino que fueron absolutamente racistas diciendo cosas bastantes poco modernas, que se asimilaran a la sociedad de los mestizos, es decir, una vez más el proyecto alemanista con las comunidades. No entendieron esas dos cosas, pero no las entendieron a propósito.

Creo que el papel que tuvo Aguilar Camín con Salinas todavía tiene que ser explicado. Porque Aguilar Camín es el artífice de todo el discurso antizapatista y de la financiación y publicación de libros absolutamente en contra, panfletarios, difamatorios del movimiento y de sus dirigentes. Creo que nos deben una explicación a cambio de qué. Yo creo que un análisis de tres por tres de los intelectuales no estaría mal. Tres de tres. Que nos dijeran: “¿Cuántas propiedades sacaron de esa época y de esa influencia que tuvieron?”.

- Pero la situación actual del país no es nada alentadora…

- Yo creo que parte de lo que después vivimos -que es muy antiintelectual en el fondo- que es no dudar y criticar sino justificar, y por otro lado pensar que el país es un país que necesita más conquista, que necesita más civilización. Me parece que eso es lo que provocó la entrada del modelo de la desigualdad moderna en México y que provocó lo que estamos viviendo ahora. Si tú revisas qué fue lo que pasó cuando en los dos momentos claves del deterioro del país, uno: cuando Felipe Calderón decide sacar al Ejército para combatir al crimen organizado; y el otro cuando Peña Nieto en menos de tres meses reforma la Constitución, ¿cuál fue el papel de lo que quedaba de los intelectuales? Pues fue muy pobre, estaban avasallados por los opinólogos y no sintieron nunca que era su responsabilidad criticar y tratar de explicar que lo que se estaba haciendo iba a colaborar al deterioro nacional.