Las marcas chinas están experimentando un rápido crecimiento en el mercado europeo de coches eléctricos, lo que ha generado preocupación en países europeos productores de automóviles como Alemania, Italia y Francia.

Esta expansión se ha visto impulsada por un impresionante aumento del 851% en las exportaciones chinas de coches eléctricos en tan solo tres años, con una parte significativa de estos vehículos circulando en Europa.

Una de las razones detrás de la competitividad de las marcas chinas radica en su capacidad para reducir costos, gracias a factores como los salarios más bajos y la abundancia de materias primas en China.

Oxígeno del gobierno

Sin embargo, un elemento crucial es el respaldo del gobierno chino. Ejemplificando esto, la marca de autos Nio registró pérdidas considerables, alcanzando los 800 millones de euros en el segundo trimestre de 2023.

Esto equivale a al menos 33 mil euros de pérdida por cada coche vendido. La subsistencia de Nio y otras marcas similares solo es posible gracias al apoyo financiero del gobierno chino, que ha invertido importantes sumas para mantenerlas a flote.

En el caso de Nio, en 2020, el banco estatal chino y el gobierno aportaron un total de 2 mil 450 millones de euros para evitar su colapso. Estas “inyecciones de liquidez” también se han realizado en otras empresas del sector automotor chino.

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La reacción

Esta situación ha llevado a la Unión Europea a iniciar una investigación sobre las ayudas estatales proporcionadas por el gobierno chino a sus marcas de automóviles locales.

Como consecuencia, es probable que Europa imponga aranceles a la importación de automóviles chinos en Europa, lo que podría desencadenar una respuesta de China en forma de aranceles a las marcas europeas que exportan sus productos al país asiático.

Este enfrentamiento comercial plantea desafíos significativos en el mercado global de automóviles y tiene implicaciones tanto económicas como políticas.