La reforestación es hoy una herramienta crítica para México: ayuda a infiltrar agua al subsuelo, reduce erosión, captura carbono y restituye hábitats. El país perdió 315 mil hectáreas de bosque natural en 2024, en un año global marcado por incendios extraordinarios; México cuenta con 57.9 millones de hectáreas de bosque natural (que representa el 30% del territorio), por lo que acelerar la restauración ecológica es estratégico. En 2025, la temporada de incendios ha sido intensa y las cifras oficiales se actualizan cada semana, subrayando la urgencia de prevenir y restaurar.

En este contexto, Grupo Rica, dirigido por Miguel Guizado Aguirre, realizó las Reforestaciones 2025: una jornada simultánea en Hidalgo y Morelos donde más de 380 voluntarios plantaron 4,000 árboles de 19 especies nativas. Participaron colaboradores y sus familias, además de SEDENA, la Secretaría de Medio Ambiente de Hidalgo, la Secretaría de Desarrollo Sustentable de Morelos, la UAEH, la Comisión Estatal de Agua y Alcantarillado, representantes de 18 municipios de Hidalgo, y las organizaciones Ecopil y Pronatura. La iniciativa se alinea con la Agenda 2030.

El director general recordó que Grupo Rica es una de las ocho embotelladoras de la Industria Mexicana de Coca-Cola con más de 80 años de historia y reafirmó la meta 2030 de regresar el 100% del agua utilizada en sus procesos. En alianza con Fundación Coca-Cola, la empresa ha plantado más de 2 millones de árboles en más de 2,000 hectáreas de Hidalgo como parte de su programa de reforestación y cosecha de agua, y continuará con nuevas jornadas esta temporada.

Radiografía de la reforestación en México

1) Magnitud del reto. La pérdida por incendios y cambio de uso de suelo elevó la presión sobre los bosques en 2024; a escala mundial, fue el primer año en que el fuego explicó la mayor parte de la pérdida en selva tropical primaria. En México, los reportes oficiales publican cortes semanales sobre número de incendios y superficie afectada en 2025. Estas tendencias confirman que restaurar y cuidar lo reforestado es tan importante como plantar.

2) Supervivencia de los árboles. La tasa de supervivencia varía por especie, sitio y mantenimiento. CONAFOR reportó históricamente un 63% de supervivencia en reforestaciones (serie 2013-2017). Estudios recientes en México muestran amplitudes altas —de 29% a 95% según año y condiciones—, lo que refuerza la necesidad de usar especies nativas, plantar en tiempo de lluvias y asegurar dos o más temporadas de riego y control de malezas.

3) Políticas y monitoreo. México cuenta con el Inventario Nacional Forestal y de Suelos (INFyS), eje del Sistema Nacional de Monitoreo Forestal, que genera datos periódicos sobre cobertura y condición de los ecosistemas; además, CONAFOR publica metas, avances y presupuesto (en 2024, 2,672 mdp aprobados). Este andamiaje técnico facilita evaluar si las reforestaciones realmente restauran funciones ecosistémicas.

4) Programas sociales y debate. Sembrando Vida busca restaurar cobertura forestal y mejorar ingresos rurales; su evaluación de impacto cualitativa de 2024 identificó efectos de corto plazo en seguridad alimentaria y sistemas agroforestales, pero también vacíos de indicadores duros y necesidad de fortalecer monitoreo para medir resultados ambientales netos.

5) Innovación y ciudades. En paralelo a proyectos rurales, surgen esquemas de reforestación urbana de alta densidad con especies nativas (método Miyawaki), que ya se prueban en México para mitigar islas de calor y recuperar microhábitats en suelos degradados.

Por qué importa para el agua y el clima

La reforestación mejora la infiltración y almacenamiento hídrico, disminuye escorrentías e inundaciones, protege suelos y captura carbono. Estos beneficios —documentados por universidades, organismos técnicos y organizaciones ambientales— hacen que plantar especies nativas y darles mantenimiento sea una de las inversiones con mayor retorno socioambiental.

En síntesis: iniciativas como la de Grupo Rica aportan a un objetivo nacional mayor: no solo sembrar, sino restaurar ecosistemas con seguimiento técnico y comunitario para que los árboles lleguen a edad adulta, aumenten la recarga de acuíferos y fortalezcan la resiliencia frente a incendios y sequías.