Irma Serrano, la actriz y cantante que murió a los 89 años de edad, poseía una macabra figura que, se dice, fue hecha con madera de un árbol maldito.

Se trataba de la estatua de un diablo desnudo que le regaló el expresidente Gustavo Díaz Ordaz, con quien, se dice, Irma Serrano tuvo un romance durante su mandato.

El periodista Chucho Gallegos, quien dice haber visto en persona el diablo tallado en madera, contó una divertida anécdota que vivió con Irma Serrano y la peculiar estatua.

Irma Serrano ‘La Tigresa’

Irma Serrano: Un expresidente le habría regalado el diablo hecho con madera de un árbol maldito

En su juventud, Irma Serrano, mejor conocida como La Tigresa, fue considerada una de las mujeres más bellas de su época.

Esto le habría permitido conquistar ni más ni menos que al entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz, quien, según Chucho Gallegos, le regaló una casa en el Pedregal.

Ahí, el Mandatario priísta e Irma Serrano podían disfrutar de su amor sin temor a que alguien descubriera su romance extramarital.

Chucho Gallegos contó que por ahí del año 1966, Irma Serrano lo invitó a él y a otros personajes a su casa, donde pudieron ver la escultura del diablo, que al parecer tenía un pene erecto.

El periodista contó que la reunión apenas se estaba animando, cuando llegó de sorpresa Díaz Ordaz y ellos tuvieron que marcharse para evitar que el presidente los viera.

Pese a ello, Chucho Gallegos contó al programa ‘De Primera Mano’ que Díaz Ordaz sí supo de su visita, pues a uno de sus acompañantes se le olvidó su saco.

Y es que, dijo, en medio de la convivencia se le ocurrió colgar la prenda en el pene del diablo, olvidando recogerlo durante su escapada.

Irma Serrano con la estatua del diablo

La estatua del Diablo de Irma Serrano, fue tallada con madera de un árbol maldito

Sobre el origen del Diablo desnudo de Irma Serrano, Chuco Gallegos contó que la figura fue mandada a hacer por el general Gonzalo Natividad Santos Rivera.

El hombre, dijo, tenía un árbol en su hacienda de San Luis Potosí, donde mandaba colgar a todos los que consideraba traidores.

Un día, Santos Rivera decidió cortar el árbol, recolectar la madera y mandó a tallar dos estatuas del Diablo con el pene expuesto.

Una de las figuras se la quedó el general y la otra fue a dar a manos de Gustavo Díaz Ordaz como un regalo.

Chuco Gallegos dijo que al ser su esposa muy católica, el expresidente declinó llevar la estatua del diablo a su casa y prefirió tenerla en el hogar que compartía con Irma Serrano.