No cabe duda, cuando existen ganas de hacer algo con la intención de ayudar, no hay impedimentos para lograr el objetivo que se tiene, aunque este parezca imposible. 

Así lo demostró un equipo de médicos veterinarios a los que les tocó atender a Pedro, una tortuga adulta que por razones desconocidas había perdido sus dos patas traseras. 

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De acuerdo con el testimonio de la familia humana que adoptó al animalito, cuando llegó a su casa ya le faltaba una pata. Tiempo después logró escapar del lugar en donde estaba y tras varias semanas volvió a aparecer, pero esta vez le faltaba ya la otra extremidad trasera. 

A pesar de que Pedro podía desplazarse usando las patas que le quedaban y arrastrando su parte trasera, su dueña, Sandra Taylor, decidió llevarla al Hospital Veterinario de la Universidad Estatal de Louisiana para ver si ahí podían hacer algo para mejorar la calidad de vida del reptil. 

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Pedro llegó en perfecto estado anímico y de salud a la clínica, pero aún así los médicos quisieron trabajar en algún artefacto que pudiera ayudarle a moverse sin tanto esfuerzo y tras varias semanas de pensar alternativas, a uno de los internos zoólogos del hospital se le ocurrió  hacerle a Pedro una especie de silla de ruedas usando un kit de LEGO que originalmente estaba pensado para armar un carrito. 

Así, los veterinarios armaron un pequeño eje con dos ruedas y luego lo adhirieron con un al caparazón de Pedro con un pegamento especial que no lo daña y es fácil de retirar cada vez que es necesario limpiarlo. 

Con su prótesis, la tortuga volvió a casa y Sandra, su dueña, asegura que ahora es más rápida que nunca.