Trece muertos y 109 heridos en un desafortunado accidente en el el Tren del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, ocurrido el domingo a la altura de Nizanda, Oaxaca. Lo que debería ser un momento de solidaridad entre todas y todos los mexicanos se ha vuelto una oportunidad de oro para la oposición partidista carroñera y sus paleros en medios tradicionales y digitales.

Mientras lectores de noticias venidos a menos y hordas de bots de Argentina y la India lucran con el dolor de decenas de familias, tanto la presidenta Claudia Sheinbaum como la fiscalía encabezada por Ernestina Godoy se movilizan para apoyar a la familia y encontrar al o los responsables, caiga quien caiga. ¿Sabotaje, impericia o corrupción? Debemos tener una respuesta lo más pronto posible.

Es, por cierto, muy extraña la coincidencia de que este descarrilamiento ocurra precisamente después de que las compras navideñas demostraran que el poder adquisitivo de los trabajadores mexicanos y de la considerada “clase media” se ha recuperado enormemente, cuando el peso mexicano ha sido una de las monedas más fortalecidas del mundo y cuando sendos artículos en algunas de las principales vocerías del poder económico internacional como The Wall Street Journal señalan que México fue el ganador de la guerra comercial de Donald Trump.

Da la impresión de que ciertos grupos de interés buscan seguir sembrando la percepción de un país inseguro, cayéndose a pedazos, aún más a escasos meses del inicio de la copa del mundo conjunta del 2026.

Recordemos que más allá de su faceta como tren turístico y de pasajeros, el Tren Interoceánico tiene un peso específico en el contexto geopolítico, uniendo al Pacífico con el Atlántico vía el Golfo de México, por lo que el fracaso de este proyecto terminaría beneficiando a los Estados Unidos, quienes controlan el Canal de Panamá.

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Por lo pronto, la oposición mexicana se revela una vez más como un sector sediento de sangre y eternamente postrado al servicio de los Estados Unidos. Para concluir, con un accidente como este, no podemos dejar de hacernos la siguiente pregunta:

¿Cui bono? ¿Quién se beneficia?