Durante las últimas semanas se han llevado a cabo elecciones para elegir dirigencias de las secciones sindicales en todo el país, del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE). Debido a la magnitud y el significado que representa territorial y laboralmente este sindicato, estas elecciones de dirigentes gremiales se convierten en acontecimientos de interés nacional.

La intensa actividad político-sindical es una constante, diaria, en el sindicato nacional del magisterio. Eso no debe sorprendernos. La diferencia, hoy, es que en esta edición del relevo de dirigencias seccionales, las elecciones se abrieron “un poco”, puesto que se ejerció el voto directo, universal, libre y secreto en las escuelas y en la integración de asambleas delegacionales.

Sin embargo, hay algunos puntos pendientes en los procesos electorales internos que han dejado lugar a dudas sobre el cambio de fondo, democrático, de la organización sindical más grande del país.

El contexto sindical

Oficialmente instalado en 2019, (mediante elecciones cupulares), Alfonso Cepeda Salas, líder formal (no moral) del SNTE, se autoproclamó como general de brigada del autoproclamado “Ejército Intelectual” del presidente de la República (AMLO) y del llamado régimen de la Cuarta Transformación; esto, luego de expresar su apoyo “incondicional” en torno al dictamen de reformas constitucionales (relacionados con el derecho a la educación), que en esos días estaba en proceso de revisión y aprobación en el Congreso.

El SNTE, hoy, se parece más a una corporación priista, de los tiempos del “partidazo” tricolor, que a una organización auténticamente democrática, es decir, representativa y atenta a las demandas de sus agremiados. Esto en un contexto político emergente, donde la arena política es dominada por la figura del presidente López Obrador, por las élites del gobierno federal y de algunos gobiernos estatales; así como por la dirigencia del partido-movimiento Morena y de sus aliados políticos en ambas cámaras legislativas.

En tal contexto político, al interior de la organización gremial del magisterio lo que se vive es un sindicalismo inoperante, con prácticas antidemocráticas y con escasa conexión entre las y los dirigentes nacionales y seccionales, y las necesidades de las maestras y los maestros del país.

Además de estar integrado, el sindicato, por una creciente y disfuncional burocracia gremial, existen cantidades industriales de trabajador@s comisionad@s en las diferentes carteras o colegiados sindicales que no se justifican, y que deberían desempeñarse cotidianamente no en los sótanos de la burocracia educativo-sindical, sino en las aulas.

Representantes sindicales filtrados y con privilegios político-sindicales

En la renovación de dirigentes de este gremio, sólo podrán ser electos para ocupar altos cargos directivos, las/los integrantes de las élites sindicales. El Capítulo II del Estatuto vigente del SNTE señala, entre otros aspectos, lo siguiente sobre la elección de las/los dirigentes sindicales:

“Sólo podrán ser electos para ocupar cargos de dirigentes, los miembros del Sindicato que reúnan los requisitos siguientes: (…) IV. Tener al menos un año de antigüedad como miembro del Sindicato, para el cargo de Representante de Escuela o de Centro de Trabajo; tres años para el ámbito Delegacional; cinco años para el Seccional y ocho años para el Nacional para cualquier cargo, excepto: a). Para el de la Secretaría General del Comité Ejecutivo Seccional se requieren ocho años de antigüedad y haber ocupado un cargo a nivel Seccional. b). Para ocupar la Presidencia del SNTE o la Secretaría General se requiere un mínimo de once años de antigüedad y haber ocupado un cargo dentro de la dirigencia nacional...”

Artículo 40

“Para los aspirantes a ocupar un cargo en la dirigencia en los ámbitos Seccional y Nacional, además de los anteriores: I. Haber desempeñado algún cargo de representación sindical; II. No ser candidato ni desempeñar cargos de elección popular, con excepción de quien ocupe la Presidencia del SNTE (…)”

Fragmento del Artículo 41 del Estatuto del SNTE

No todos las y los agremiados del SNTE pudieron votar

Por su interés público, cito textualmente algunos fragmentos de un comunicado recientemente enviado por dirigentes delegacionales de la Universidad Pedagógica Nacional, Unidad 22-A, Querétaro: Nos informan “que quienes formamos parte de la Delegación D-II-51 y que desempeñamos nuestra labor únicamente en la UPN, no podremos votar, argumentando (los dirigentes seccionales) que por cuestiones legales (sic) sólo podrán hacerlo quienes aportan cuotas sindicales a través de descuentos vía nómina. Las y los compañeros que laboran en educación básica y hagan las aportaciones mencionadas, sí podrán votar.”

Por lo anterior, en la más reciente contienda electoral, para elegir comité seccional, no pudimos ejercer nuestros derechos político-sindicales, debido a las siguientes causas no establecidas en el Estatuto, “… ya que varios compañeros no contamos con la credencial del SNTE (aunque no se ha atendido una reiterada solicitud de credencialización), y porque tampoco en nuestros recibos de nómina se consigna la deducción por concepto de cuota sindical, que son los documentos que solicita el Comité Ejecutivo Nacional, como requisitos para ejercer el voto...”

“Cabe señalar que en reiteradas ocasiones se ha enfatizado a diversos funcionarios de la estructura seccional, que en nuestra incorporación al SNTE quedó estipulado que no se harían aportaciones, ya que en el momento en que se dio ese proceso, la mayoría del personal de la UPN, Unidad Querétaro, también se desempeñaba (como docentes) en educación básica, donde ya se hacían los correspondientes descuentos por concepto de cuota sindical. No obstante, al ser ésta la primera vez que la elección de la dirigencia seccional se hace a través de voto directo, es cuando se visibiliza esta situación…”

En conclusión, queda registrado que las y los trabajadores de la delegación UPN, Unidad Querétaro, no pudimos ejercer nuestros derechos político-sindicales, debido a causas extrañas (credencialización ineficiente y manejo discrecional de las cuotas sindicales), que no están plenamente establecidas en el Estatuto sindical.

Hasta el momento, la información que tengo sobre los resultados de la reciente elección de dirigentes de la sección 24 del SNTE, en Querétaro, durante la jornada de votación celebrada la semana pasada, es que con muchos trabajos ganó la planilla oficialista o “institucional”.

No cabe duda que el SNTE es un gremio sui generis, y no menos contradictorio, porque se maneja con dos caras: Por una parte, la dirigencia nacional se somete a los designios del poder político en turno (con un discurso de “transformación social” y anti corrupción); pero que, por otro lado, es una organización resistente al cambio.

Juan Carlos Miranda Arroyo en Twitter: @jcma23