La figura del general Lázaro Cárdenas es bien conocida y venerada en la historia de México. Es recordado por haber sido el artífice de la expropiación petrolera, del reparto agrario, por la amistad con la República española y por convertirse en el personaje de la izquierda mexicana de referencia en los años treinta y cuarenta.

Sin embargo, existe quizá un episodio no tan ampliamente recordado. Se trata de su decisión de sacudirse el yugo del expresidente Plutarco Elías Calles y haber terminado con el “Maximato” representado por la presencia omnímoda de aquel en la vida pública nacional. Durante el gobierno de los presidentes Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio y Abelardo Rodríguez, la influencia de Calles fue determinante en la dirección del gobierno, y con ello, en la vida de los mexicanos.

Cárdenas, una vez instalado en la presidencia, desterró a Calles de la vida pública, rompiendo así con la coalición revolucionaria que había dado forma y fondo al Partido Nacional Revolucionario. El líder del Maximato fue condenado al exilio y enviado a Estados Unidos. Tras este hecho, Cárdenas fortaleció su poder liberándose así de la influencia de uno de los personajes más controversiales del México posrevolucionario.

En tiempos actuales, AMLO busca consolidar las bases de su poder a partir de octubre de 2024. Con su peregrina idea de enviar una reforma constitucional, una vez instalada una súper mayoría morenista el año que viene, el tabasqueño ha planteado la agenda política que deberá ser continuada por su sucesor, léase, Sheinbaum, Ebrard o cualquiera de su partido que resulte electo en las próximas elecciones presidenciales.

En otras palabras, AMLO, con sus declaraciones y intenciones, ha anunciado que buscará, con la misma vehemencia que le condujo a hacer campaña política durante veinte años, que su sucesor morenista “consolide” la 4T y “conmine” al Congreso a lograr una reforma al Poder Judicial, lo que supondría una embestida frontal contra la división de poderes y el edificio democrático.

Las columnas más leídas de hoy

¿Serán pues Claudia, Marcelo o Adán Augusto el nuevo Cárdenas? ¿Optarán por sacudirse la influencia de AMLO una vez que éste haya dejado el poder y se haya recluido voluntariamente en su rancho? ¿O dejarán ingenuamente que el macuspano continúe imponiendo su voluntad desde su residencia privada?

Algunos asegurarán que la lealtad de los candidatos de Morena al caudillo superará cualquier diferencia. Sin embargo, en política nada está escrito, y la ambición de poder suele corromper espíritus y erosionar lealtades. Veremos.