En este espacio he dicho -varias veces- que si hay una empresa que englobe todo lo que no debe ser una aerolínea, es la irlandesa Ryanair. No pueden dejar de estar en el ojo del huracán; resulta que esta línea aérea de ultra bajo costo, comandada por Michael O´Leary, ha tomado la decisión de pelearse ahora con Alemania.
Todavía está fresca en nuestra memoria la “cruzada” que emprendió contra Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA), empresa pública que no se dejó amedrentar por el CEO de Ryanair, quien exige que el gobierno español le pague por llegar a los aeropuertos secundarios españoles.
En conferencia de prensa, en la ciudad de Madrid, Micheal O´Leary anunció que además de los destinos cancelados que ya había anunciado para esta temporada de invierno, añadía más puntos geográficos a los que dejará de volar la próxima temporada de verano 2026, lo que representa un recorte brutal de aproximadamente 2 millones de asientos cancelados por parte de la línea aérea.
Lo anterior es en respuesta a la negativa por parte de AENA a subsidiarle los costos de uso de aeropuerto a la bajo costera. En reprimenda, O´Leary prefiere utilizar el chantaje, y decirles a los aeropuertos españoles que sin las operaciones de Ryanair no van a sobrevivir.
De hecho, en la rueda de prensa exclamó “son consecuencia de la incapacidad del gobierno español para detener la subida de tasas monopolísticas de AENA, especialmente en los aeropuertos regionales infrautilizados”.
Antes de continuar, debo hacer un pequeño paréntesis, porque gran parte de la población mexicana y, lamentablemente también algunos trabajadores de la industria aérea, desconocen cómo funciona la aviación. Afirmo lo anterior porque de otra manera no entiendo por qué se quejaron de forma amarga cuando en México se tomó la decisión de mandar al transporte aéreo de carga a operar desde el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA).
Esas voces inconformes se desgastaron diciendo que fue un “decretazo” absurdo y que por eso ahora el gobierno norteamericano quiere castigar a México. Pero hay que decirlo, en los hechos está más que claro que un gobierno tiene la potestad y obligación de poner orden en su país, para eso tiene soberanía. Además, con el cambio las aerolíneas de carga norteamericanas, por operar desde el AIFA, están pagando un 50% menos que lo que pagarían operando en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM).
Otro tema muy traído y llevado es el cambio de algunos slots, que pasaron del AICM al AIFA, pero esto también benefició a las aerolíneas de carga extranjeras, entre ellas las norteamericanas, quienes, ahora en lugar de operar única y exclusivamente en la madrugada, en el “Felipe Ángeles” tienen slots durante las 24 horas del día. Lo cual ha derivado en un crecimiento de las aerolíneas, y por supuesto de sus ganancias, que ya están reportando un 20% más de lo que ganaban cuando operaban en el AICM.
Y sin tener que pagarles “subsidio” alguno, como lo está exigiendo Ryanair al gobierno español, porque “les subieron” las tasas impositivas de los aeropuertos españoles. Ante esta decisión, O´Leary ha trasladado sus operaciones a países que sí estén dispuestos a subsidiarle las tarifas por uso de aeropuerto, como son Suecia, Italia, Marruecos, Albania y Croacia.
Y remató su conferencia de prensa con esta joya: “AENA y su principal accionista, el gobierno español, siguen perjudicando el crecimiento del tráfico regional, el turismo y el empleo mediante tasas aeroportuarias elevadas y aumento de precios injustificados”.
Pero no crean que Ryanair solamente se está peleando con España; ahora toca el turno de Alemania, y por supuesto de cualquier otro país al que se le ocurra subir las tarifas aéreas. Respecto a la nación teutona, O’Leary acaba de anunciar que recortará 24 rutas en aeropuertos de ciudades como Hamburgo, Berlín y Memmingen, que en números se traduce en reducir más de 800 mil asientos.
Y avisó que donde de plano ya no va a haber vuelos es en los aeropuertos de Dresden, Leipzig y Dortmund. Aquí el CEO de Ryanair también hizo declaraciones propias de un mafioso profesional, y no del directivo de una aerolínea: “estos recortes se habrían evitado si las tarifas fueran menores, -y exige al ministro de Transportes de Alemania, Patrick Schneider- que urgentemente tome decisiones para cambiar el mal sistema aéreo alemán”.
Me lo imagino haciendo cara de puchero y diciendo: “o a mí me cobran menos, o no llego a tu aeropuerto”. Esto no pasaría de ser más que una anécdota, si no fuera porque la política de seguridad aérea de Ryanair deja mucho que desear.
Si me han leído antes, entonces ya saben que el modelo de aviación de Ryanair se anuncia como “de bajo costo”, y aunque anuncia las tarifas más bajas, los usuarios que han tenido la desgracia de volar con ellos saben que esto no es del todo cierto.
Ryanair te cobra por todo, desde el equipaje de mano, más todo lo que te vende a bordo como las famosas tarjetas “rasca y gana”, hasta alimentos y bebidas. Un pasajero español demandó a Ryanair por cobrarle 66 euros (más de lo que costó la tarifa del vuelo), y un juzgado de lo mercantil condenó a la aerolínea a cumplir con la normativa europea, que el equipaje de mano no se debe de cobrar, siempre y cuando no exceda los 10 kilos de peso.
Esta medida legal origina que muchos pasajeros se pongan varias prendas encima para que no les cobren “sobre peso de equipaje”, y aunque yo sé se ven muy chistosos porque usan tantas capas de ropa que casi no se pueden mover, debo decirles que no es una buena idea, pues en caso de una emergencia que obligue a evacuar el avión, con toda esa ropa de más, limitan su propia movilidad, poniéndose en riesgo y también a los demás pasajeros.
Y si esto no fuera suficiente, otro rubro donde le gusta ahorrar a la aerolínea irlandesa es en el combustible. Generalmente, las líneas aéreas cargan combustible “de más” para poder enfrentar cualquier eventualidad, por ejemplo, que fuera necesario efectuar un patrón de vuelo adicional porque no hay condiciones necesarias para aterrizar en el aeropuerto de destino, incluso aterrizar en un aeropuerto alterno más lejano.
Pero eso no pasa con Ryanair. Quedó al descubierto cuando uno de sus vuelos tuvo una emergencia, sucedida el pasado 3 de octubre, en un avión de Ryanair que procedía de Pisa, Italia y tenía como destino Glasgow, Escocia, pero terminó aterrizando de emergencia en Manchester, aproximadamente seis minutos antes de quedarse sin combustible para seguir volando.
De acuerdo con la información publicada fue derivado de un fenómeno meteorológico (la tormenta “Amy”), pero no es excusa suficiente. Además, el vuelo estaba siendo operado por un tercero: Malta Air, pero utilizando el nombre comercial de Ryanair. Tras dos intentos fallidos de aterrizar en el aeropuerto de destino, y al límite del combustible necesario para operar con seguridad, los pilotos tomaron la decisión de pedir autorización para aterrizar en un aeropuerto alterno.
“Amy” no fue el verdadero problema, la tormenta perfecta la creó Ryanair: entre pagarle a otra empresa para abaratar los costos de operación, y usar lo mínimo de combustible, puso en riesgo la seguridad aérea; sin embargo, Europa permite esta forma de aviación; desde mi punto de vista, le están jalando los pelos al diablo, y en una de esas, se les va a aparecer de verdad.
En resumen, Ryanair trae a Europa de cabeza, y eso que no estamos contando el maltrato diario que hace a sus clientes, porque esa es otra larguísima historia que después les contaré.