Más allá de que no podemos negar que siempre hay una buena razón para bailar, el que ciertos políticos lo hagan y lo difundan en sus redes sociales siempre “levanta más de una ceja”. Es decir, para más de uno es motivo de duda, sospecha, o incomodidad.

Más aún, cuando por la situación que atraviesa el país, de muy alta criminalidad y bajas condiciones de bienestar para la mayoría de la población, se aconsejaría asumir actitudes de cercanía a la gente, pero no de algarabía, sino de acción, y respuesta firme y efectiva.

Entonces, cabe la pregunta, ¿Por qué baila Claudia Sheinbaum? ¿Tiene todo bajo control? ¿O con tanto estrés frente a la problemática actual, simplemente, como dice la canción, “quiere mover el bote”, y el voto?

No voy a cuestionar los recientes bailes de Layda Sansores en Campeche que desataron un sinfín de críticas, porque considero que no es de interés nacional. Sin embargo, el que la jefa de gobierno de la entidad que es corazón financiero y político del país, y que además es “precandidata” puntera a la presidencia de la República en 2024, haya decidido publicar en sus redes sociales este fin de semana una actitud de fiesta, en momentos de máxima tensión en varias ciudades del país, de entidades como: Guanajuato, Jalisco, Chihuahua y Baja California, da lugar a un análisis serio.

Aunque la mayoría de sus seguidores festejaron y aplaudieron sus muy bien dados y coordinados pasos en la pista de baile, hubo quienes, sin falta de razón, apuntaron en Instagram que, “Señora Claudia: es importante la empatía con el entorno y detectar cuándo salir a bailar y cuándo no es conveniente. En la gestión pública hay que tener un termómetro del humor social para no caer en excesos o paralizarse. Prudencia, señora. Prudencia.”

Y es que, así como demuestra una gran coordinación y gracia en pasos muy atinados en la pista, se reclama que en su gestión como gobernante, ahora en la Ciudad de México (CDMX), y en sus aspiraciones presidenciales, demuestre la misma energía y precisión, con un ruta seria y resultados claros.

México requiere de un liderazgo efectivo que demuestre la determinación y capacidad para combatir el crimen organizado y procurar las condiciones para lograr prosperidad real para las familias.

Claudia Sheinbaum está frente a la oportunidad histórica de convertirse en la primera mujer presidenta de México. Tiene posibilidades de emular el paso de Angela Merkel que, de ser una mujer científica dedicada a la química, se convirtió en una auténtica líder política y “mujer de Estado”. Enarbolar este rol, esta expectativa, es una gran responsabilidad, sobre todo frente a la situación de las mujeres de nuestro país.

Principales razones por las que bailan los políticos

El tema ha sido tratado por muchos analistas. El consenso es que, en México como principalmente en EEUU o España, la política más que un teatro, se ha convertido en un “show business”. Los políticos, sobre todo en tiempos de precampaña y electorales, recurren al baile para atraer clientela.

Entre las principales razones para “bailar” destacan:

1. Difundir una imagen de jovialidad frente a situaciones que les son adversas. Montan un “show” para atraer simpatías.

2. En la política, las percepciones mandan. Es más importante parecer que ser, y se trata de romper con la imagen de seriedad, y dar la idea de que son personas cercanas al mundo real.

3. Buscan crear una marca, al margen de ideas y proyectos, para tener más visibilidad, presencia mediática y así, abrir camino para ser escuchados.

4. Debe parecer natural y auténtico, para ser atractivo. El riesgo es repetirlo hasta la saciedad, no ser creíbles, y generar rechazo.

El “marketing político” del equipo de Claudia Sheinbaum debe mantener el balance entre lo que es mostrar su lado humano y, la presentación de resultados, ideas y proyectos. Si se busca crear una marca de cercanía y empatía con la población, además de bailar y cantar (como ha demostrado que sabe hacerlo), el énfasis debiera estar en la difusión de la resolución de los problemas de la gente, en el día a día.

La identidad personal se transmite todos los días, y Sheinbaum puede construir su marca a partir de los resultados que ha ido obteniendo durante la gestión de su gobierno.

La CDMX será su mejor bandera, su mayor activo, pero puede ser el peor obstáculo, si no hay resultados certeros. Y para ello, debe concentrarse en evitar que los problemas que agobian a la mayoría de las principales ciudades del país (como criminalidad y falta de agua), se instalen en la capital.

Según Sheinbaum, CDMX es una de las “ciudades más seguras del mundo”

En mayo pasado, Sheinbaum dio un informe en la conferencia matutina del presidente López Obrador donde indicó, según las cifras que presentó, que la CDMX es “una de las ciudades más seguras del mundo”, con índices delictivos por debajo de Nueva York o Bogotá. Señaló que la cifra de homicidios dolosos es la más baja desde hace 15 años, al tener 1.9 homicidios promedio diario mensual.

Destacó una reducción del 62.7% en homicidios, y de 58.8% en delitos de alto impacto. También, confirmó la reducción en carpetas iniciadas en delitos de robo de vehículo y lesiones con arma de fuego. La CDMX es la segunda entidad con más población en el país (9.2 millones de habitantes) y en homicidios se coloca en el número 24. Según Sheinbaum, el porcentaje de población que se siente insegura en la CDMX pasó del 92% hace tres años, a 68% en la actualidad.

Sin duda, estos son logros atribuibles a la gestión de Sheinbaum y su equipo de seguridad pública. Sin embargo, aún hay mucho que lograr ya que los índices de criminalidad siguen siendo muy altos y a nivel global, es cuestionable que la CDMX sea efectivamente una de las más seguras. Hay rubros, como el de trata de personas, robo en transporte público, y secuestro, donde la CDMX ocupa los primeros lugares en el país, y la alejan de ser un lugar “seguro”.

Por otra parte, especial atención debe ponerse en la infiltración de cárteles en la CDMX. Omar García Harfuch, secretario de seguridad ciudadana, ha dado fuertes golpes a bandas delincuenciales que operan en la capital como La Unión de Tepito, el grupo Anti Unión, el Cártel de Tláhuac, entre otros.

Recientemente, se enfrentó a una célula delictiva vinculada a los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán. Harfuch confirmó que dos de los carteles más poderosos, Jalisco y Sinaloa, “han extendido sus tentáculos desde hace años en la CDMX”. Harfuch ha reconocido su interés por participar en el equipo de Sheinbaum, si ella es presidenta del país.

Es mucho el trabajo por hacer para salvaguardar la seguridad de los capitalinos. La jefa de gobierno carga esta pesada tarea dentro de los logros que la impulsarán, o le serán un lastre, si es que es finalmente es nominada a la candidatura presidencial de Morena para el 2024.

Sheinbaum ¿Cómo símbolo de esperanza?

La jefa de gobierno es la primera mujer en acceder a dicho puesto a través del voto popular. Cuenta en su “haber” con reconocimientos internacionales por logros alcanzados al día de hoy, en su gestión. Por ejemplo, destacan los avances en la agenda digital para agilizar tramitología de servicios públicos en la Ciudad de México; en materia de acciones en cambio climático y sustentabilidad; y, en materia de igualdad, donde la CDMX fue declarada ciudad ganadora por “Construir Igualdad” por la UNESCO, en 2020.

Están por verse los avances en movilidad, y en especial, la resolución de la problemática del sistema de transporte colectivo, Metro.

Si Claudia Sheinbaum aspira a ser candidata a la presidencia de México, debe mostrar sus credenciales de carácter y capacidad, y acreditar con resultados sus facultades para gobernar. #EsClaudia, debe llevar sus resultados por delante.

Tiene frente a sí el gran reto y oportunidad de poder ser la primera mujer que encabece la dirección del país, y convertirse en una “jefa de Estado” que entienda, como política, las necesidades de la población, y como científica, proyecte al país a un futuro de oportunidades para la niñez y jóvenes mexicanos.

En particular, para las niñas mexicanas Sheinbaum puede convertirse en un símbolo de esperanza de que, en México, la mujer puede alcanzar el máximo de su potencial. Puede significar un cambio de paradigma en la vida económica, política y social del país.

México parece estar listo para tener una mujer presidenta. ¿Está Claudia Sheinbaum lista para serlo?