Ustedes no están para saberlo, pero yo sí para contarlo: Cuando cumplí 18 años me sentí tan independiente, que me fui de casa, por lo tanto, tenía que buscarme el sustento para mi nueva vida, así que fui a buscar trabajo y lo encontré en la “Société Internationale de Télécommunication Aéronautique” (Sociedad Internacional de Telecomunicaciones Aeronáuticas), que en ese entonces, tenía sus oficinas “centrales” en la colonia Roma, a una cuadra de Insurgentes.

Estamos hablando de 1994. Sé que ya llovió, pero fue mi primer empleo conseguido por mí misma como recepcionista bilingüe (antes ya había trabajado en el mundo del modelaje infantil y adolescente). El empleo me duró seis meses, recordemos que ese año fue muy turbulento en el país con el famoso “error de diciembre” que me dejaría de nuevo sin trabajo y de regreso a la casa familiar.

Seis meses en los que fui totalmente independiente. Curiosamente también fue mi primer acercamiento al mundo de la aviación, antes de entrar a la UNAM a estudiar la carrera de Historia.

Todavía recuerdo cuál era mi trabajo: este consistía, básicamente, en transferir llamadas de las aerolíneas a los ingenieros cuando se les caía “el sistema”, y tenían que hacer la documentación de forma manual de los vuelos.

De esa fecha a la actualidad, la tecnología ha evolucionado a pasos agigantados, por lo que ahora vivimos una aviación completamente diferente. Por eso, el último informe de SITA “Passenger IT Insights 2025” nos da una pequeña muestra de hacia dónde se está moviendo la aviación comercial a nivel mundial.

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Este trabajo es después de recolectar en 25 países la opinión de más de 7,500 pasajeros, a quienes se les aplicó una encuesta, tanto de salida como de llegada a los aeropuertos, y la gran mayoría de ellos coinciden en tres puntos: Que la forma de viajar sea más sencilla, sostenible que sea amigable con el medio ambiente y por último que sea fiable.

Los pasajeros buscan que sus traslados en los aeropuertos sean mucho más ágiles. Que no tengan que esperar tanto tiempo; que estén los aeropuertos bien conectados con una variada movilidad terrestre; que el procedimiento de documentación sea cada vez más sencillo, así como un 42% de los pasajeros busca que con la adquisición de un solo boleto se puedan hacer viajes tanto en avión como en trenes e incluso por carreteras.

Una especie de tarjeta multimodal de movilidad, como lo que tenemos en la Ciudad de México, que te permite usar metro, metrobús, trolebús, tren, bicicletas y hasta el cablebús. En este caso poder tener boletos virtuales que permitan precisamente el uso de distintas formas de viajar.

Y es que este estudio que consta de 33 hojas que nos lleva a conocer datos muy interesantes. Uno de ellos es la utilización de los teléfonos móviles para viajar, sí, utilizando ya sea la billetera virtual de Google o cualquier otra que se tenga y ahí guardes desde tu pasaporte, tus boletos de avión, tus tarjetas de crédito. Esto tuvo un despunte a partir del año 2020.

Otro dato que es muy interesante es que en el pasado le hablabas a la gente de datos biométricos y ponían el grito en el cielo, en la actualidad la gente busca que se tenga “puertas biométricas”, un dato sobrecogedor: “A nivel global, la adopción de identidades digitales crecerá de 155 millones de usuarios actuales a 1.270 millones en 2029.”

David Lavorel quien es el CEO de SITA en el informe declaró: “Los pasajeros no se resisten al cambio. Ellos ya han cambiado… Se han digitalizado. Ahora nos toca a nosotros. El futuro del viaje no consiste solo en añadir tecnología, sino en eliminar fricciones”.

Es correcto, la gente busca simplificar la forma de viajar: Que sea cada vez más cómodo llevar los procesos de documentación, pasar por los filtros de seguridad e incluso para el abordaje de las aeronaves.

La aviación es una de las industrias donde la gente sí se fija en su huella de carbono. Por eso a mí, en lo particular, no me sorprende el dato recabado en este trabajo, que nos informa que casi el 90% de los usuarios del transporte aéreo estaría dispuesto a pagar un poco más, con la finalidad de reducir las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) a la atmósfera.

Pero no es lo único. Incluso, estarían dispuestos a viajar “más ligeros” y hasta volar más despacio, con tal de poder reducir estos gases y combatir el cambio climático. Los negacionistas de la crisis climática no deben de estar muy contentos, pues es evidente que el mundo está y sigue transicionando hacía energías más limpias y amigables con el planeta tierra.

En la parte de la confianza, si bien los incidentes en la aviación han estado yendo a la baja, uno de los factores que más ponen inquietos a los pasajeros todavía es el tema de su equipaje, y el estudio de SITA arrojó un dato bastante revelador, que por lo menos un 78% de ellos estaría dispuesto a pagar por “un seguimiento de su equipaje”.

Sin duda alguna, estos datos servirán para que las líneas aéreas y los aeropuertos vean cuales son las áreas de oportunidad a las que se enfrentan, la finalidad es que la gente vea que es más cómodo, sencillo y también porque no, económico viajar en avión, pero eso solamente se puede lograr masificando aún más la aviación.