Tras casi 26 años de autoexilio político, el expresidente Ernesto Zedillo ha vuelto a hablar de manera contundente, como en cada una de las cinco ocasiones en que este año ha intervenido para advertir sobre lo que considera la destrucción de la democracia mexicana y la instauración de una “tiranía moderna”.

La más reciente, en una entrevista con el diario español El Mundo, lanzó una frase que ha resonado dentro y fuera del país: “El único privilegio que he perdido es el de ser ciudadano de un país democrático. Y ese privilegio me lo quitaron López Obrador y Claudia Sheinbaum”.

Cuando Zedillo habla hay que escuchar, entender y atender.

“Morena copió lo peor del PRI”

Zedillo considera que México vive ya un retroceso democrático activo, con un sistema de contrapesos debilitado y un Poder Judicial cooptado, y sostiene que Morena “ha copiado lo peor del PRI y nada de lo bueno”, y que “la corrupción guía su funcionamiento”.

“Desmantelaron el Poder Judicial, se apoderaron del control de los órganos electorales y anularon reformas consensuadas. Los pilares de la democracia mexicana han sido destruidos”.

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En esta última entrevista, el exmandatario asegura que revertir el deterioro será muy difícil. “Han puesto demasiadas salvaguardas. Al controlar los mecanismos electorales y los tribunales, y militarizar la seguridad pública, cierran la puerta a una solución democrática”. En otras palabras, olvidémonos de que en el 2027 se respete la voluntad de la ciudadanía.

Los nuevos autócratas

En su exposición, Zedillo advierte que los regímenes autoritarios del siglo XXI no llegan al poder mediante golpes de Estado: “juegan con las reglas de la democracia para destruirla desde dentro”.

Respecto del uso político de los programas sociales, lo que calificó como una estrategia de clientelismo y propaganda con cargo al erario, dijo, agrava la corrupción y sacrifica áreas esenciales como la educación y la salud.

Sobre las acusaciones de supuesto resentimiento entre expresidentes, argumento usado por Sheinbaum y AMLO para tratar de descalificar a Zedillo, respondió con ironía fulminante:

“El único privilegio que me arrebataron fue el de ser ciudadano de un país democrático”.

A la pregunta de si López Obrador y Sheinbaum aplican el manual del “perfecto tirano”, directo respondió: “Todo forma parte del objetivo de crear un régimen de partido hegemónico para asegurar continuidad e impunidad”.

“Así se impone la tiranía”

Ernesto Zedillo describió con precisión el método para imponer una tiranía moderna “y si todavía, como en Venezuela, la gente decide que está harta y vota por la oposición, tener el control no solo de las autoridades electorales, sino también del Poder Judicial y la fuerza pública para pisotear la voluntad popular”.

Desde su perspectiva este escenario ya comenzó a materializarse en México, particularmente, en las elecciones de 2024, las que calificó de “fraudulentas” y en la designación del nuevo Poder Judicial, un descaro de imposición desde el poder a través de los famosos acordeones.

Sus declaraciones no son solo un diagnóstico político, son un llamado de alerta sobre la creciente represión contra opositores y críticos a través de investigaciones arbitrarias, prisión preventiva y la anulación del derecho de amparo: “represión, cárcel”, resumió con crudeza.

Del silencio a la denuncia

Tras la aprobación de la reforma al Poder Judicial en 2024, Zedillo rompió su largo silencio. En aquella ocasión recordó los avances logrados durante su administración: la ciudadanización del IFE, la autonomía judicial y las reformas económicas que dieron estabilidad al país por más de dos décadas.

Advirtió entonces: “Pienso que suspender mi regla de autocensura se justifica por una razón muy triste: nuestro Congreso acaba de aprobar un conjunto de reformas que destruirán el Poder Judicial y, con ello, enterrarán la democracia mexicana y lo que quede de su frágil Estado de derecho”.

Anticipó lo que hoy reitera: “Ahora ya sabemos por qué se postulan como la cuarta transformación. No hablan de la Independencia, la Reforma ni la Revolución, sino de las felonías que transformaron esos episodios extraordinarios en tragedias para la nación. Eso busca la cuarta transformación: transformar nuestra democracia en tiranía”.

“La joven democracia ha muerto”

A inicios de 2025, en el foro Perspectivas Económicas 2025 del ITAM, el expresidente reiteró “México ha perdido la categoría de país democrático” y alertó que la reforma judicial conduce a una “autocracia de partido hegemónico”.

Meses después, en el ensayo “México: de la democracia a la tiranía”, publicado en Nexos y Letras Libres, sostuvo “la joven democracia mexicana ha muerto” y lo que se está construyendo es un Estado policial.

Calificando la elección popular de jueces como una “farsa diseñada para consolidar el poder del Ejecutivo”.

Una advertencia que resuena

Las palabras del expresidente cimbran el debate político. Sin ambigüedad, Zedillo afirma que México vive ya bajo un régimen tiránico y revertirlo será extremadamente difícil.

Aunque sus detractores lo acusan de falta de autoridad moral, su figura conserva peso simbólico: fue el mandatario que impulsó la transición electoral que abrió paso a la alternancia democrática en 2000.

Ese mismo arquitecto del cambio democrático hoy advierte que los cimientos que ayudó a construir están siendo demolidos.

“Nuestra democracia está siendo transformada en tiranía. Y eso no puede ni debe normalizarse”.

X: @diaz_manuel