No existe peor aerolínea que Ryanair, así de contundente. Para mí es lo peor que le pudo haber pasado a la industria aérea, tener una línea aérea de bajo costo tan deprimente como esta.

La comanda Micheal O´Leary, un polémico irlandés que no le importa ser un personaje muy mediático, tanto en redes sociales como en medios de comunicación, que sin empacho se pelea con medio mundo.

Y no es que yo esté en contra del concepto “bajo costo” en la aviación; de lo que me quejo es del abuso. Hablemos del negocio de bajo costo: la aerolínea que “inventó” el bajo costo fue la norteamericana Southwest, y consiste en pagar solo lo que utilizas dentro de la aeronave, lo que permite a la compañía aérea generar tarifas muy competitivas, o sea baratas, que atraen a muchos usuarios que quieren viajar, pero a un precio bajo.

Para eso se requiere que la configuración de la aeronave sea de una sola clase, con los asientos más simples, sin pantallas de entretenimiento ni enchufes de ningún tipo; otra característica es que en este modelo de negocio tratan de llenar el avión con el mayor número de filas de asientos posible, en pocas palabras: un avión lata de sardina, donde todos viajan “apretaditos”.

No hay servicio a bordo, y cualquier cosa que quieras consumir arriba del avión, tendrá un costo extra. Hay gente a la que le encanta este modelo de aviación, es muy práctico y barato si vas de negocios, si no cargas equipaje, y son cortas distancias.

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Sin embargo, Ryanair ha extrapolado al máximo este modelo, abusando de sus usuarios, y es ahí donde -diríamos en un muy buen español- “la puerca tuerce el rabo”. Resulta que al CEO de Ryanair se le ocurrió que sus empleados se pongan a “cazarequipaje de mano “demasiado grande”, y cobrarles por ello.

Así como lo leen, está incentivando a su personal de tráfico para que ande tras las maletas que “excedan el tamaño permitido”, para hincarles un cobro que ronda los €55 euros. Ryanair es famosa por ofertar boletos muy baratos, pero esa fama también es porque le vas sumando los extras que te cobran, y el costo final ya no es nada económico, y lo peor es que su personal está acostumbrado a maltratar al pasaje.

Hace poco las redes sociales de Ryanair España publicaron un video en donde literalmente se burlan de que todavía no cobran el “exceso de ropa” que trae puesto el pasajero, pero sueltan que tal vez podrían hacerlo en el futuro. Y es que es muy común que el pasaje de Ryanair, con tal de no pagar los extras por exceso de peso en el equipaje, abran su maleta y comiencen a ponerse encima toda la ropa que le sea posible antes de abordar.

Si los buscan, encontrarán videos cortos, sobre todo en TikTok, y observarán cientos de videos de pasajeros colgándose “hasta el molcajete” para no pagarle a los de Ryanair. Y todo esto porque el sueño húmedo de Michael O´Leary es que la gente viaje sin maleta.

Según O´Leary el cobro del equipaje extra no compensa el consumo de combustible que hacen sus aeronaves. Sabemos que para una línea aérea el mayor gasto que afronta es precisamente el combustible que representa hasta un 40% del total de su operación. Así que para poder ofrecer “vuelos baratos”, tendría que ahorrar más en combustible, lo cual es imposible si los pasajeros viajan con maletas a bordo de la cabina, pues generan más peso, ergo consumen más combustible.

Y es más, el irlandés tuvo el atrevimiento de aseverar que él y su aerolínea no requerían de esa facturación extra, porque de todas formas, no le salían las cuentas con el traslado de equipaje.

Sabemos que O´Leary es un personaje por demás controversial, pero en esta ocasión exageró, porque gran parte de las ganancias que tiene Ryanair tiene su origen precisamente por toda la facturación extra de equipaje de mano; si no es así ¿entonces por qué O´Leary estaría dispuesto a recompensar a sus trabajadores, pagándoles 2.5 euros por maleta “cazada”?

No nos engañemos, el negocio real de las bajocosteras, a diferencia de las del modelo tradicional, es el cobro de todos los extras: que si imprimes tu boleto, que si tu maleta “se pasa” de tamaño o de peso, que si eliges asiento, que si quieres ventana y un largo etcétera. El modelo es muy noble, siempre y cuando no se abuse de él y sus características.

Nada más para darles un contexto: En nuestro país tenemos dos líneas aéreas abiertamente de bajo costo: Viva y Volaris, que se manejan de forma distinta, pero en los hechos tienen como base el mismo modelo de negocio.

Es muy importante que antes de viajar te preguntes ¿qué tanto te importa que la tarifa inicial sea baja? ¿qué tantos extras estas dispuesto a pagar? ¿qué tanto te importa la comodidad? ¿te importa que den servicio a bordo gratis o no? Y dependiendo de tus respuestas pondera si eres un usuario idóneo para el modelo “low cost”, o mejor te vas con el modelo de la aerolínea tradicional.

Porque ese debe ser el punto de partida para todo usuario del transporte aéreo: qué es lo que se prefiere. Hay quienes aman ahorrar en sus viajes y no les importa ponerse cinco playeras, tres suéteres y dos pantalones, con tal de no pagarle extra a la aerolínea de bajo costo, e incluso lo ve como un reto, y si lo logran, entonces es un triunfo personal.

Pero habrá otros que detestan viajar incómodos, y prioricen otro tipo de atención. El problema que tenemos con Ryanair, y hago la advertencia para que las aerolíneas mexicanas no copien esta forma de gestionar una línea aérea, es el maltrato al pasaje.

Ese punto es innegociable. Tiene que ser muy claro a qué tiene derecho un pasajero cuando adquiere un boleto de avión; sería una buena idea que las aerolíneas realicen una gran campaña de difusión para que los pasajeros no se generen falsas expectativas; estoy segura de que esto disminuirá la posibilidad de tener pasajeros disruptivos.

Mientras el usuario tenga más claro a qué tiene derecho -y a qué no-, su viaje dejará de ser un viacrucis infernal y habrá más posibilidades de que sea una travesía placentera. Dentro de la industria lo que más importa es el retorno del cliente, que se cumplan con sus expectativas y que regrese pronto a volar. Por eso a las aerolíneas les ruego: no sean como Ryanair.