“Es más fácil tejer una corona, que encontrar una cabeza digna de ella”.

GOETHE

“¿Sabías que hay más gente que vive en China con un CI de genio que gente de cualquier tipo que vive en los EU?”

PELÍCULA Red Social

¡Caray, cómo son! Que Ebrard decida de una vez si va o viene. Con un lado de la boca anuncia aranceles a casi mil quinientos productos chinos; con el otro, sonríe y entrega a una paraestatal de Pekín el contrato para los quince trenes de la ruta México–Pachuca (sí, la del AIFA).

El espectáculo es digno de Penélope y su sudario: tejen de día para quedar bien con Washington, destejen de noche para no quedar mal con el Dragón Rojo. Aquí no es hilo lo que se mueve, sino dólares, yuanes y, claro, la obediencia selectiva.

“A quien dos amos sirve, con uno queda mal”, dice el refrán. Pero la 4T parece empeñada en quedar mal con los dos al mismo tiempo. ¿Socios comerciales? ¿Aliados estratégicos? No nos hagamos: la pregunta es si de plano ya aceptamos tener amo… o dos.

La presión de Estados Unidos es clara: suban aranceles a China. La respuesta de la 4T: obedecer a medias, pero entregarle contratos jugosos a los chinos. Malabares dignos de circo, pero sin red de seguridad.

Y es que para el gigante asiático tampoco somos invisibles. Estamos en su top 10 comercial, con cadenas globales donde ellos mandan —electrónica, autopartes— y donde México apenas araña con materias primas y agro. En Pekín saben lo que quieren; en México todavía jugamos a la perinola.

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El saldo: un embrollo diplomático y económico, marca registrada de la 4T. Ganan los textileros y los productores nacionales de autos y autopartes —sector que da casi un millón de empleos directos—. Pierden quienes se ilusionaron con el boom de automóviles chinos: más de 800 agencias en el país, casi 60 mil empleos colgados de un hilo o de un arancel.

¿Qué no lo habíamos visto antes? Claro: como con los migrantes centroamericanos. Primero “pásenle, la casa es suya”, y luego portazo en la cara cuando la realidad alcanzó al discurso. Con China, lo mismo: primero el mercado abierto de par en par, luego el manotazo de los aranceles.

Este giro rompe con 30 años de apertura. Y ya veremos si, como dice el gabinete, los impuestos pasan “sin conflicto”. Porque el propio secretario de Economía admite que buscan proteger industrias estratégicas, pero esas industrias llevan años abandonadas a su suerte. El remedio llega cuando el enfermo ya está en terapia intensiva.

Giro de la Perinola

Con estudios o sin ellos, lo seguro es que la inflación repuntará. La 4T sigue fiel a su manual: improvisar, contradecirse y presumir coherencia donde no la hay. Tejen, destejen, y en el camino se enredan en su propio telar.