“Hágase la voluntad de Dios, en los bueyes de mi compadre.”

REFRÄN

Arturo Zaldívar es un jurista que transitó rápidamente de la efervescencia y el cariño masivo de internautas por su manejo en redes sociales hacia el rechazo y distancia de sus colegas ministros de la SCJN, abogados y figuras del gremio de la constitucionalidad y política debido a las intentonas que, con indiferencia o secrecía, han intentado transgredir el orden de poderes como en el caso de su prórroga en la presidencia de la Corte mediante la reforma judicial de 2021 y ahora, con el monto que recibe por concepto de pensión en retiro, que rebasa la cantidad que gana el presidente AMLO y a su vez, pone en entredicho el compromiso con la austeridad que lo llevó a imponer una disminución en el sueldo de sus pares en un 25% durante su periodo a la cabeza de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Los argumentos de legalidad sobran: aunque el presidente tiene un sueldo de 184 mil 468 pesos brutos, el importe de 192 mil 584 pesos al mes que recibe el ministro en retiro Arturo Zaldívar es por concepto de haber de retiro, y representa más de 90% del total de su sueldo cuando estaba en funciones, a pesar de que no culminó con el periodo del cargo. Había derechos adquiridos porque aquellas fueron las condiciones con las que aceptó el nombramiento de ministro tras ser propuesto por Felipe Calderón y electo por el Senado de la República en 2009. Que si se ha desempeñado por un mayor número de años que el presidente o si fungió como presidente de la Corte y aquello le brinda una cantidad adicional, que, si la disposición que reza que “nadie puede ganar más que el titular del ejecutivo” es inaplicable a la Suprema Corte por ser otro poder, todos válidos.

La realidad es que Arturo Zaldívar se ha colocado a sí mismo como faro de moralidad al momento de intentar alumbrar a todo el Poder Judicial sobre rechazar los privilegios, asumir la austeridad republicana planteada por López Obrador y reiterada por Claudia Sheinbaum, así como ante la propia Reforma Judicial. Se dice que ese es el punto de quiebre irreconciliable, que hoy deja clara la distancia con la candidata presidencial y coloca en entredicho la incondicionalidad de apoyo al jurista que renunció a todo con tal de trascender en el próximo sexenio: ni quiere renunciar a su pensión elevada ni apoya la idea de que sean electos los juzgadores por voto popular.

El caso de Arturo Zaldívar pone de manifiesto una serie de dilemas éticos y de congruencia con los valores de austeridad que han sido promovidos en el ámbito político mexicano. Zaldívar, quien ha abogado por políticas de austeridad, se encuentra en el centro de la controversia debido a su solicitud de un “retiro dorado” que contradice estas mismas convicciones.

Recordemos que la revista Proceso hizo pública la solicitud del ministro en retiro que solicitaba cerca de 250 mil pesos mensuales de ingreso además de camionetas blindadas, personal de seguridad y servicio, así como una amplia gama de equipos electrónicos y muebles de oficina. La hora de la verdad está en frente y nuestro ministro TikToker preferido parece contradecir sus propias posturas en favor de la austeridad. El mensaje más triste de esta etapa de su carrera es advertir que algo o mucho de lo sostenido por el ex presidente de la Corte no era real, no había auténtica convicción sino un simple gatopardismo de ocasión que le generó un capital político suficiente para continuar en la vida pública, mismo que ahora está cuestionado.

Este episodio también destaca la importancia de la transparencia y la rendición de cuentas en el manejo de los recursos públicos. La revelación de los montos de las pensiones de los ministros en retiro, así como la respuesta de la SCJN a las solicitudes de información, arrojan luz sobre prácticas que pueden resultar cuestionables en términos de equidad y eficiencia en el uso de los recursos públicos. La información publicada por El Universal refuerza la necesidad de que el INAI se fortalezca y las unidades de transparencia no desaparezcan.

En resumen, el caso de Arturo Zaldívar pone de relieve la necesidad de mantener la coherencia entre las acciones y las declaraciones de los funcionarios públicos, especialmente en lo que respecta a la promoción de políticas de austeridad. Su solicitud de un retiro con privilegios excesivos plantea serias dudas sobre su compromiso real con estos principios, lo que subraya la importancia de la transparencia y la rendición de cuentas en la gestión de los asuntos públicos.

Zaldívar no es el primero de los ministros en retiro cercanos a Morena que se encuentra cuestionado por el deseo de que la austeridad aplique tan sólo a sus vecinos, también lo vivió Olga Sánchez Cordero, quien fue criticada por el ingreso acumulado que recibe de la pensión en retiro como ministra, cercano a los 165 mil 558 pesos sumado al sueldo que tuvo, en su momento, como secretaria de Gobernación y posteriormente, como Senadora de la República. La que sí ha sido leal a la 4T en el asunto de los salarios es la ministra Lenia Batres, que tuvo como primeros actos realizar devoluciones a la Tesorería de la Federación por concepto de lo que ella considera un excedente en su sueldo. Que lo sea o no es otra cosa

Al final, la filosofía política y la ética de Zaldívar, así como su confianza por el proyecto de Claudia Sheinbaum son lo que está en juego. Porque hablamos de unos 50 mil pesos mensuales de diferencia respecto del sueldo del presidente. Cada quien deberá responder por sus propios actos.

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