¿La edad? Sí y no. La senilidad, efecto, ha afectado a Francisco Labastida y Porfirio Muñoz Ledo. Es lo que explica que ambos —79 y 88 años de edad, respectivamente— calumniaran al presidente AMLO acusándolo de favorecer al narco.

Ese diagnóstico de López Obrador sin duda es adecuado. Pero no solo la chochez de dos políticos bastante pasados de moda está detrás de la reciente campaña de mentiras contra el presidente de México. Hay algo más, evidentemente: a Labastida y a Muñoz Ledo se les manipuló para que se expresaran en los términos en que lo hicieron.

Como se lanzaron contra Andrés Manuel a unos días de las elecciones de gobernador o gobernadora en seis estados de México, claramente la intención de quien los mangoneó es la de influir en el resultado de tales comicios.

Labastida y Muñoz Ledo no fueron los únicos que difundieron tal canallada. En su columna de El Universal lo mismo comentó Carlos Loret de Mola.

El presidente López Obrador ha calificado tales acusaciones de “corrientes y vulgares”. Lo son, claro que sí. Pero también obedecen a un plan perverso de quienes no desean que la voluntad de la gente se manifieste con plena libertad durante la próxima jornada de votaciones.

Estamos ante un ensayo porque así, con la calumnia del narco, atacarán a Morena en 2024.

No hay día en que no leamos tal falsedad en la prensa, como por ejemplo el pasado 30 de mayo, en El Financiero, diario en el que Raymundo Riva Palacio analizó “el lado oscuro de López Obrador”.

La mercadotecnia política consiste, en esencia, en contar historias que convenzan a los y las votantes.

Andrés Manuel llegó a la presidencia con un apoyo popular enorme gracias a la historia de su vida: la de un hombre austero que durante décadas ha luchado por la democracia y por la gente pobre de México.

La de AMLO es una historia real, no una ficción diseñada y narrada por estrategas electorales profesionales.

Otras personalidades políticas tienen que recurrir a especialistas en mercadotecnia electoral para que les fabriquen biografías con algunos —muy pocos— datos verdaderos y con una gran cantidad de hechos de plano inventados.

El marketing político tiene dos caras. Una es la de redactar y contar la historia de las virtudes de la persona a la que se quiere favorecer. La otra cara es la de relatar la biografía negativa de los y las rivales.

Ya prepara la oposición la historia negativa de Morena. De ahí la mentira de que el principal activo del partido de izquierda, AMLO, pactó con el narco, específicamente con el cártel de Sinaloa.

Miserables, tal historia la cuentan quienes ven como un prócer a Felipe Calderón, quien sí entregó la estrategia de la seguridad pública a alguien —Genaro García Luna— en la actualidad preso en Estados Unidos acusado formalmente de haber trabajado para la mafia sinaloense.

Por fortuna para Andrés Manuel, la gente lo conoce y difícilmente se dejará engañar. Lo relevante será que Morena nomine como su candidato o candidata a la presidencia a una persona moralmente intachable. Ya se verá si el partido de izquierda hace lo correcto o no.