Misterio en torno a la muerte

Cuando uno mira Del rancho a la televisión (Ismael Rodríguez, dir.; 1953), una corriente de simpatía nos gana al ver cómo Laura Mendoza (Chela Campos) confronta a la curvilínea, seductora y malvada Graciela del Mar (María victoria) por el amor de un pueblerino aspirante a cantante de ópera que termina –luego de sufrimientos inesperados– por convertirse en estrella de la radio y la televisión. Lejos está uno de imaginar la horrenda historia que se cuenta en torno a la muerte de Celia Campos Díaz, “Chela”. En sitios de internet y en redes sociales dedicados a cantantes mexicanos del pasado, se repite una y otra vez: su asesinato a consecuencia de comentarios “impropios” en un programa del Canal 13 Televisión. Programa que invitaba a artistas del pasado a cantar éxitos de sus días de gloria radiofónica, discográfica o cinematográfica, y a contar parte de su vida; por el tiempo y el perfil, es muy probable que se tratara de uno de los programas de Jorge Saldaña.

Su misteriosa y no aclarada muerte sucedió en 1982, relativamente joven, a los 59 años, cuando llevaba consigo el prestigio de su carrera. Por eso ella cumplía el perfil para ser invitada a cantar en ese programa, pero no contaba con las preguntas, la entrevista en que, se dice, una respuesta la llevó a la tumba. Y la refiero aquí por horrenda, porque se repite constantemente y porque hace falta poner en claro su veracidad; y en general, es necesario hacer una investigación seria sobre estos grandes cantantes del pasado (y también sobre actores, actrices, directores cinematográficos, músicos, la industria discográfica, etcétera). En la entrevista en cuestión, le preguntaron a Campos sobre los vínculos entre políticos y figuras del espectáculo (algo muy común en México). Y se supone que ella dijo: “Yo no soy tonta, yo estuve ahí en sus fiestas. La esposa del presidente López Portillo no sólo anduvo con un galán de Televisa sino que salió embarazada de él” (¿Quién mató a Chela Campos?; en Farándula de hoy, 04-06-25). 72 horas después de esta revelación, Campos fue vista por última vez. Su auto fue hallado abandonado en una calle de la colonia Roma y su cuerpo, días después, cerca de Milpa Alta, con la boca cosida con hilo. Un mensaje de silencio. ¿De quién? No es difícil especular sobre la posibilidad de que entonces, y aun hoy, este tipo de horrores sucedan en México.

|“Venganza”, de Alfredo Parra|:

Afortunadamente, he encontrado otra versión: tres entregas de Our Aunt Chela: international singer Chela Campos, aka The Lady with the Crystal Cane (Nuestra tía Chela: la cantante internacional Chela Campos, alias La dama del bastón de cristal), escritas por D. A. Huse, esposa de un sobrino de la artista que la conoció y convivió con ella, y quien justamente pone la atención en que la trayectoria y la vida de la cantante deben de ser indagadas, estudiadas y difundidas; sus tres textos se presentan en el sitio MexConnect, en mayo de 2024, como el anticipo de un libro que ella está elaborando.

Además de relatar cómo conoció a la artista (cuando Huse tenía 10 años) y a su sobrino, futuro esposo, en la Ciudad de México, hablar de su trayectoria y sus cualidades artísticas y humanas, ofrece un dato novedoso: que Chela Campos estuvo en su casa en Connecticut justo un mes antes de su muerte, proveniente de un retiro espiritual de un Ashram en Bangalore, India (en calidad de acompañante de su amiga cubana Grace Navarro, devota de Sai Baba). Durante su estancia con su sobrino y su esposa, Campos no se sintió muy bien de salud, mas no quiso ir al médico sino regresar a México; ellos consideraban que se habría enfermado en la India dadas las condiciones de austeridad y pobreza del Ashram.

Regresó a México y en mayo de 1982 consultó a varios médicos que le diagnosticaron fiebre tifoidea. “Nunca nos dijeron que estaba tan enferma ni que la habían ingresado, y no nos enteramos de su muerte hasta un mes después. Estábamos devastados y nunca hemos superado el dolor de perderla. Todavía deseamos que nos lo hubieran dicho para poder estar con ella”, señala Huse. Es decir, de todas maneras hay un mes en que los familiares de Connecticut de Chela Campos no supieron nada de ella, lo que se presta a la especulación.

|“No puedo más”|:

El asunto del bastón

La propia Huse cuenta otro asunto fundamental en la vida de “La dama del bastón de cristal” (que en realidad era de acrílico); ¿por qué tenía que usar ese adminículo? En la película ya mencionada, Campos aparece con una muleta y en actuaciones en vivo y en diversas fotografías, con alguno de sus varios bastones, mas no se hallan explicaciones de la causa: “Me contó cómo se rompió la pierna. Se colgaba de la parte trasera de los tranvías con sus amigas y recorría la ciudad. Cuando tenía unos 9 años, se cayó… de uno y se rompió la placa de crecimiento de la cadera y el fémur izquierdos… Los médicos recomendaron una cirugía para insertar una placa y tornillos, pero les explicaron a su padre y a su madrastra que esto no solo dificultaría el crecimiento de la pierna, sino que también fusionaría la articulación permanentemente. Su madrastra rechazó la cirugía y Chela dijo que siempre estuvo agradecida… por esa decisión, porque su pierna izquierda era solo cinco centímetros más corta que la derecha” (Huse, citado); aunque esto complicó su vida, pudo sobrellevarla con su talento, su canto y sus actuaciones.

|“Adiós, vidita mía”|:

De la ópera a la canción

Pero volviendo al ánimo agradable del filme mencionado, que muestra el encantador espíritu de Celia Campos, en él interpreta a una joven asistente en el canal de televisión cuyo propietario es Cecilio Zárraga (el Tigre Azcárraga, pues), pero a la vez es una chica que le gusta cantar e interactúa con los artistas de los distintos programas, entre ellos, “La hora del aficionado” que, además de divertir al público presente, es un escenario de oportunidades para artistas emergentes que logran superar sus nervios, mostrar sus dotes y virtudes, conquistar a la audiencia y, sobre todo, impedir que el verdugo encapuchado les toque la estridente campana; la campana del fracaso. Un día, inadvertidamente Zárraga la escucha cantar y queda sorprendido al grado de ofrecerle participar como cantante en una emisión matutina. Es decir, que la ilusión tiene oportunidades. Mismas que ha desaprovechado el joven cantante de ópera José Antonio Rivera (Luis Aguilar), que ha fallado en su intento de debutar en la ópera e incluso el verdugo le ha tocado la campana tras un escandaloso “gallo” (quiebre vocal, en especial en el agudo) al intentar cantar un fragmento operístico en “La hora del aficionado”; desanimado, decide regresar a su pueblo.

Laura, que pronto debutará cantando, le mira con algo más que simpatía y desea ayudarlo a prosperar y triunfar como cantante de canciones:

—No quiera volar tan alto con eso de la ópera… usted no se va a su pueblo y hará todo lo que yo le diga, no le pesará. ¿Conoce esta canción?

—No.

—¿Y esta?

—Tampoco.

—¿Y esta?

—No.

—¡Pues las tiene que estudiar! Se acabaron las traviatas y los rigoletos. Que nos perdonen los Verdis y los Donizettis, pero aquí los Curieles y los Laras y Esperones son los que “las poderosas”; (los que las pueden).

Esta escena representa justo el fenómeno que hemos venido exponiendo y tratando de explicar desde el año pasado en las más de veinte voces analizadas: el canto clásico convertido al canto popular, de canciones con mucho éxito en buena parte del siglo pasado.

|“Cuando vuelva a tu lado” y “Alma mía”, ambas de María Grever, interpretadas en el filme dirigido por Ismael Rodríguez|:

Canto y cine

La biografía pública de Celia Campos Díaz (1922-1982) es breve: “conocida como Chela Campos, fue una cantante y actriz mexicana. Como intérprete, se especializó en el género de bolero. Hizo su debut radiofónico en la XEFO y después ganó un contrato para cantar en la XEW. Se convirtió en una de las boleristas más importantes de México y también alcanzó gran popularidad en Cuba. Grabó sus éxitos con Discos RCA Víctor y un álbum de estudio con Discos Orfeón. Incursionó en la actuación en películas de la Época de Oro del cine mexicano como La isla de la pasión (1942), La mujer sin alma (1944) y Del rancho a la televisión (1953). El 18 de junio de 1982, Campos falleció en Ciudad de México a los 59 años de edad. Su cuerpo fue sepultado en una cripta dentro de la parcela de la Asociación Nacional de Actores del Panteón Jardín, ubicado en la misma ciudad” (Wikipedia; no hay biografía de la artista en diccionarios comunes de música).

Películas

La isla de la pasión. Emilio Fernández, dir., 1942 (Coquito)

Virgen de medianoche. Alejandro Galindo, dir., 1942 (cantante)

La mujer sin alma. Fernando de Fuentes, dir., 1944 (Rosita)

Toros, amor y gloria. Raúl de Anda, dir., 1944

Imprudencia. Julián Soler, dir., 1944.

El hombre sin rostro. Jun Bustillo Oro, dir., 1950 (cantante)

Del rancho a la televisión. Ismael Rodríguez, dir., 1953 (Laura Mendoza)

Celia Campos no tuvo entrenamiento vocal de manera formal, pero su voz es cálida, lírica, con cierta tersura que se deja llevar por la letra. Con ella pudo cantar sin problemas tanto boleros como las canciones de María Grever que hoy se programan con frecuencia en los conciertos de cantantes clásicos. Fue una muy buena actriz, como se muestra en la película en que alterna con Luis Aguilar, María Victoria, Carlos Orellana y Andrés Soler. Al igual que Josefina, “La Chacha”, Aguilar, desafortunadamente falleció relativamente joven, pero dejó suficientes y admirables muestras de su talento vocal e histriónico.

|Y para cerrar el concierto, “Hilos de plata”, de Alberto Domínguez, en vivo con la bella incorporación de la marimba chiapaneca al bolero|:

La voz, la simpatía y el misterio de Celia, “Chela”, Campos.
María Victoria, Luis Aguilar y Celia Campos, protagonistas en Del rancho a la televisión, 1953.

Héctor Palacio en X: @NietzscheAristo