Gustavo Petro no sólo es un pésimo gobernante -en su administración la violencia y el crimen han regresado a Colombia por la puerta grande-, también es un involuntario aliado inconveniente. Su carta, donde pide la intervención de su amiga, la presidenta Sheinbaum, dar con el paradero del cantante colombiano B King, desaparecido hace una semana en México, pone al descubierto en un muy mal momento para el país y para su presidenta, su vinculación con la guerrilla colombiana. Sus palabras textuales: “le solicito a la presidenta de los Estados Unidos Mexicanos, Claudia Sheinbaum, mi amiga y compañera de lucha desde el M19 y a todo el cuerpo diplomático de Colombia en México, lograr que aparezcan con vida el cantante Bayron Sánchez y su coequipero Jorge Herrera”.

Petro afirma que la desaparición después de su evento en Sonora pudo ser perpetrada por las “mafias multinacionales que crecen en nuestro continente, por el consumo desaforado de drogas en EU que crecen, también por la falta de amor de su sociedad decadente”.

Ahora se sabe que los dos jóvenes fueron asesinados en el Valle de México. Los cuerpos habían sido encontrados el 17 de septiembre en Cocotitlán. Los familiares los han reconocido hasta el lunes 22 de septiembre. Un evento trágico que revela la trágica situación en el país por el empoderamiento de la violencia. Una vez más las autoridades afirman que se investigarán los hechos. La presidenta lo ha ordenado y en esos casos suelen dar con los responsables materiales. Es deseable que así sea.

Por otra parte, lo que menos conviene a México y a su gobierno es un desencuentro con el vecino en vísperas de la renegociación del acuerdo comercial con EU y Canadá y en ocasión de problemas muy graves por la corrupción a gran escala en el país, que comprometen a sus fuerzas armadas. La presidenta Sheinbaum hace todo para contener la embestida norteamericana. México está comprometido en combatir a los criminales que han ensangrentado el país, tarea que se emprende con reconocimiento dentro y fuera, pero exige que se llegue hasta las últimas consecuencias. En tal empeño, la presidenta tiene que administrar dos presiones: la de su antecesor que perfila impunidad y la del gobierno norteamericano de proceder judicialmente contra los políticos vinculados a los grupos narcotraficantes y del contrabando de combustibles.

El presidente Petro se dirige a los colombianos en el marco de la polarización por él promovida. El próximo mes su alianza “Pacto Histórico” designará candidato presidencial para celebrar elecciones el 31 de mayo de 2026. Claudia Sheinbaum también privilegia la política doméstica y apuesta a la unidad; el problema es el efecto de sus decisiones obligadas por la circunstancia y frente a la ineludible realidad que apunta a la descomposición interna, resultado de la corrupción en los más altos niveles del régimen y el deterioro de la confianza de las fuerzas armadas por la falsa tesis de que eran refractarias a la corrupción.

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En EU se vive una disputa encendida por el asesinato del activista aliado de Trump, Charlie Kirk. No hay tolerancia ni contemplación y el crimen ha servido para señalar a los opositores y a la crítica como parte de una conspiración que promueve la violencia y el crimen, a la vez que persiste el escándalo por el caso de Jeffrey Epstein y su relación cercana con Donald Trump antes y después de ser procesado por dichos cargos en el estado de Florida.

La situación de la relación de México con el gobierno de EU es sumamente crítica y en nada ayuda traer al presente las credenciales de la presidenta Sheinbaum con un grupo guerrillero en sus años de juventud, mucho menos referir a EU como el origen del crimen asociado al narcotráfico, por más razonable que parezca desde este lado de la frontera. Demasiado está de por medio y debe operarse con claridad estratégica y acreditando confiabilidad, particularmente, porque el régimen político y jurídico de México está en manos de su presidenta, precisamente por las reformas que concentraron el poder en el Ejecutivo. El Congreso no aporta representatividad; todo lo que se haga o diga iría a cuenta de la presidenta Sheinbaum, mientras que el Poder Judicial dejó de ser una instancia autónoma que garantice certeza de derechos y supremacía constitucional. La concentración de poder fortalece en muchos sentidos, pero también debilita porque la presidenta se muestra aislada y expuesta. Un gobierno fuerte, un Estado débil.

Respecto a los dos jóvenes colombianos se ha hecho presente el peor desenlace; la Familia Michoacana se adjudica el crimen; no sólo es la suma a los homicidios violentos, también la evidencia reiterada de que en México la vida no vale nada.