Kirk era un activista ultraconservador estadounidense. Se volvió una de las voces más escuchadas del movimiento MAGA (Make America Great Again), proverbio del magnate Donald Trump, el que se siente dios de Estados Unidos, designado a salvar a su país.
Kirk hombre joven y arrogante, de sonrisa cínica y siniestra atrajo la atención de millones de estudiantes. Hacía giras por todas las universidades del país. Predicaba en los campus en los que pululan jóvenes cuyas mentes son aún inmaduras, por lo tanto moldeables, alterables, y manipulables; la de los tímidos, que quieren pertenecer, de las que odian y con estos discursos encuentran el camino para encauzar su rabia; la meta de inculcar o reforzar la creencia de que los blancos son superiores.
Kirk, malévolo aprovechaba esta maleabilidad…
Charlie ayudó a Trump; el racismo viejo se unió con el nuevo para propalarse e insertarse en los estudiantes. Kirk les inoculaba en sus presentaciones, la semilla de que los migrantes eran todos criminales, el de sentir asco por los hombres que se visten de mujeres, que el aborto es homicidio. “Si ves el ultrasonido de un bebé concebido en un matrimonio basado en el amor y otro producto de una violación, ¿cuál es la diferencia? Ninguna. La mujer, aunque haya sido abusada no debe abortar porque eso es homicidio, que encuentre los medios para criar esa vida”.
En sus discursos, el odio estaba disfrazado de patriotismo. Acusó a los migrantes de romper la ley a diario, que debían ser expulsados de su país. Afirmó que la “Ley de Derechos Civiles” de 1964 había sido un error. Estaba de acuerdo con la segregación racial, con la esclavitud, con la tortura y muerte de la gente de color. “En esa época, los asesinatos se redujeron porque había muchos negros en las cárceles”, replicaba sarcástico, masticando siempre algo, tomaba y dejaba el micrófono, se recargaba en la silla esperando prepotente, soberbio la siguiente pregunta.
El día de su asesinato, el 10 de septiembre en un evento en Utah Valley University, Charlie estaba sentado bajo la carpa en cuyas orillas se leía: “Compruébame que estoy equivocado”, (“Prove me wrong”). Y sí lo estaba, había dicho en muchas ocasiones que “valían la pena las muertes en los tiroteos a cambio del derecho portar armas”; irónicamente una de esas vidas, fue la suya.
Afirmaba que los tiroteos masivos no se resuelven quitando armas, sino fortaleciendo familias, valores y la fe. El día del homicidio un joven le preguntó: “¿Sabe cuántos tiroteos han sido perpetrados por personas transgénero?”. “Demasiados”, dijo Kirk. “¿Y cuántos tiradores masivos ha habido en Estados Unidos en los últimos diez años?”, preguntó el joven. “¿Contando o no la violencia de pandillas?”, contestó Charlie emitiendo esa sonrisa soberbia, la última. Estruendo, silencio eterno, fugaz… Una bala le dio en el cuello.
Se convirtió en mártir…
La ultraderecha lo aclamó y no solo la de Estados Unidos, sino la de muchos países del mundo en los que existen grupos de supremacía blanca, que están dispuestos y entrenados para vaciar su odio con balas. Basta solo una provocación.



El lamentable asesinato de Kirk aviva la flama del odio, abrasa las palabras que pronunció y que hoy se propagan como pólvora no solo en Estados Unidos, sino en todo el mundo. Kirk demonizó al progresismo y fabricó al igual que Trump enemigos internos. En su narrativa no buscaba convencer, sino incendiar con consignas.
Kirk fue fundador de la organización sin fines de lucro Turning Point USA cuyo objetivo era “promover los principios de libre mercado, gobierno ilimitado y libertad individual” entre estudiantes, ésa era la portada.
En realidad, funcionaba como el brazo juvenil del trumpismo y la derecha radical. Era una organización ultraconservadora que Kirk convirtió en plataforma de guerra cultural y se volvió clave para movilizar a la derecha en Estados Unidos.
El mensaje oculto de Turning Point, era la normalización del ultraconsevadurismo. Charlie dejaba en cada gira diseminadas en sus seguidores las semillas para que germinara el repudio a la izquierda, a las minorías progresistas y los identificaran como amenazas para el país. El riego, era el odio.
La finalidad era formar una generación de jóvenes militantes para la derecha radical estadounidense, presentando a la izquierda y a las minorías como enemigos de la nación.
Una de esas balas que defendía con fervor Kirk lo silenció. ¿Vendrá la reacción?
Tyler Robinson de 22 años, se acomodó en el techo, sacó su rifle, apuntó y dio en el blanco. El odio que sentía hacia Kirk lo llevó aquel día a esa universidad. Fue detenido y enfrenta cargos por asesinato agravado, descarga ilegal de un arma de fuego con lesiones graves, obstrucción de la justicia, y por el delito violento en presencia de menores. Fiscales buscan la pena de muerte, sentencia con la que estaría de acuerdo Trump. El gobernador de Utah, declaró el día del arresto de Robinson, cabe aclarar que no había confesado nada, que todo apuntaba a que el joven tenía ideología de izquierda.
Rafael Ted Cruz, senador de Texas, un ultraconservador hijo de madre estadounidense y padre cubano, afirmó públicamente que el homicidio había sido motivado por la izquierda. Ted tiene posturas muy duras contra Cuba, Venezuela, China e Irán, también se opone al aborto y al matrimonio igualitario, defensor absoluto, al igual que Kirk de la Segunda Enmienda, el derecho a portar armas. Cruz propone también políticas más restrictivas en la frontera con México, este hombre olvida igual que miles, de dónde proviene su familia.
El hoy mártir, odiaba a todas las personas trans y a la comunidad LGBT+. Dijo que era “abominable” vestir prendas del otro sexo. “Hay que apedrear a personas gay, sería la ley perfecta de Dios”. “El Islam es incompatible con la civilización occidental”. “La mujer debe ser sumisa, estar en casa y el hombre proveer”.
“Palestina no existe, ni los palestinos”. Kirk fue abiertamente pro-Israel. Comenzó a circular la versión que Kirk había sido asesinado por Israel. Ante tal acusación, Benjamín Netanyahu respondió:
“Joseph Goebbels el ministro de propaganda nazi dijo que cuanto más grande es la mentira más rápido se difunde. Bien, alguien ha fabricado una monstruosa mentira de que Israel tuvo algo que ver con el asesinato de Charlie Kirk, esto es una locura, es falso es indignante. Charlie fue un gigante, un talento que aparece una sola vez en la vida, que defendió la libertad, defendió Estados Unidos, defendió nuestra civilización.
Charlie amaba Israel, al pueblo judío. Ahora bien, si Charlie no estaba de acuerdo con alguna de mis políticas o con alguna decisión mía de vez en cuando, no solo no me molestaba lo recibía con agrado. Ahora algunos están difundiendo estos rumores repugnantes, quizá por obsesión, quizá con financiamiento catarí; lo que sí sé es que Kirk fue un hombre de honor”, declaró Netanyahu, el hombre acusado de genocidio, palabra que muchos no quieren pronunciar.
Kirk Comulgó con el odio, el racismo...
De inmediato la “extrema izquierda” fue culpada. La ultraderecha se inflama de odio, el asesinato de Kirk, generará reacciones no solo en Estados Unidos, sino en todo el mundo en el que hay esparcidos grupos supremacistas dispuestos a todo.
¿Quién mató a Charlie Kirk? La soflama que dejó está que arde.