Hoy el presidente, como todos los días, pronunció una lista en su mañanera, al aire y en cadena nacional, de los periodistas que considera que están siempre en su contra.

La lista es muy conocida ya por todos. No agrega ni quita nombres. Busca con ello sin duda generar en su seguidores un especie de odio contra los que menciona, para ver si reciben algún escarmiento por ahí, pero para que  luego AMLO diga que él personalmente él no fue, sino que fueron sus seguidores que no soportan que se le ataque.

Ayer, justamente mencionó en su amada mañanera, que la gente que tuitea en X en contra del presidente es “esperable” que reciban toda clase de agresiones de los fans obradoristas contra ellos, porque, así lo dijo: “A ellos no les gusta que me agredan”.

Es un hecho que Morena ha puesto a trabajar a cientos de bots que están listos y preparados para atacar cuentas que osen criticar a este gobierno y a su presidente.

Y sus ataques son ruines y muy viles. En lo personal, recibo diariamente ofensas hacia mi condición física (tuve cáncer de mama) y sus deseos porque el cáncer regrese a mi cuerpo, así me lo han escrito y me lo han hecho saber.

Por supuesto hay temas para los que los bots, que por cierto niega Obrador tener, están más que dispuestos para “actuar”.

Recuerdo hace unas semanas haber tuiteado acerca de que los jóvenes seguramente no ubicaban con exactitud quién era Ernesto Zedillo.

Y como en ese entonces el tema para desviar la atención fue el, pues literalmente se “dejaron venir” cientos de jóvenes bots a atacarme.

Es entendible. Para el presidente, los jóvenes son una mina de oro. Representan votos a futuro y apoyo pasional y grillero al estilo de lo que hacía y cómo se manifestaba Claudia Sheinbaum en su juventud estudiantil.

Y bueno, el punto al que me quiero enfocar es que hoy, el presidente, después de haber enlistado muchos nombres de periodistas que no le caen bien porque no le aplauden con su cara de “yo no le hago mal a nadie” dijo que no buscaban justamente eso, hacerle mal a nadie.

Y que se comprometía a brindarle seguridad a todos esos periodistas que todos los días menciona en sus mañaneras.

Dijo que cuidaría de todos: De Ciro Gómez Leyva, de Carmen Aristegui, de Carlos Loret de Mola... De todos esos nombres y apellidos que exhibe en la mañanera para que sus seguidores enardezcan contra ellos.

Ni siquiera él se creía lo que estaba diciendo, estoy segura.

Dijo que todo periodista contaría con seguridad por parte de su gobierno. Esa es una mentira. Eso no es verdad.

Le creo que cuide y por conveniencia a quien le reditúe en algo o con algo.

Pero más allá de eso no creo que los periodistas de este país cuenten con verdaderos filtros de seguridad y protección  en su vida diaria.

Ahí están, a la buena de Dios. Si hablan y confrontan al  presidente en cuestión  me imagino viven con el Jesús en la boca,  llenos de miedo pensando en qué momento su vida estará en riesgo por haber alzado la voz.

La demanda de Pío López Obrador contra Loret de Mola, por haberlo tachado de corrupto según palabras de Pío, más allá de patética y chistosa, es muy amenazante.

En tiempos electorales el presidente empieza a dejar ver el poder que tiene para poder destruir justamente.

No lo hizo antes, lo está haciendo  ahora. Porque ya se siente acorralado, esa es la verdad.

El piensa que incluso ya no cuenta con el respaldo de la CDMX a quien sarcásticamente dijo que se ha ido “empanizando” (en alusión al partido político Acción Nacional).

El mismo va rompiendo sus propias redes de apoyo y va haciendo a un lado a la gente o grupos que verdaderamente le sirven y le siguen como si fuera el Rey Carlos de Inglaterra.

Hasta se olvida de ellos, de su gente, de los que lo apoyan , porque únicamente está enfocado en golpear y atacar a los periodistas que no lo quieren.

Hoy, la mañanera del presidente fue en Chiapas. Lugar hermoso con gente maravillosa que no valoró porque se enfocó en hablar de los otros, los que no están de su lado, olvidando que estaba en Chiapas y que había que hablar bien de ese estado.

La cosa es que el presidente de todos los mexicanos tiene clarísimo cuando acaba su mandato: Dijo hoy de nuevo que le quedan 7 meses. Lo viene diciendo a diario.

Pareciera que va contando día a día el tiempo que le queda para dejar de ser presidente y es que creo que López Obrador sabe que sin ser presidente puede maniobrar aún  más que siéndolo.

Por eso cuenta los días y anhela que su fin como presidente llegue.

Él se va mientras que seguirán los periodistas y columnistas valientes que no callarán lo que encuentren que está mal en este gobierno y estarán las  también las caras  “nuevas”: esas que estarán compradas por el gobierno pero que tendrán caras frescas, porque ya todos los periodistas a sueldo, paleros pues, ya están  muy vistos y ya están muy quemados como para seguir de porristas si Claudia Sheinbaum gana la presidencia.

La verdad sí que urge que el presidente termine su sexenio. Con su poco filtro entre lo que piensa y dice, le afecta a todos los que le rodean, pero también a todo un país.

Y el tema es que no se está poniendo a resolver lo apremiante como es el que funcione la megafarmacia que ideó. Su resentimiento le gana a sus ganas de trabajar y así se la llevará de aquí hasta que entregue el bastón de mando (que ya sabemos no se lo entregará a Xóchitl pues dijo que solo se lo entregara a quien piense como él).

Me dueles México. Me preocupas México. Pero todavía nos queda la esperanza cuando pensamos en que hay cientos de mexicanos que sí quieren hacer el bien y que sí les importa el país.

Esa es nuestra fortaleza. Fortaleza que no tiene López Obrador, pero que sí tenemos muchos mexicanos.

Es cuanto.