La presidencia de la Mesa Directiva del Senado mexicano es un cargo prestigioso en el Estado. Si bien comparte con el presidente de la Cámara de Diputados la representación del Poder Legislativo (de hecho, el presidente de la Cámara Baja es el que ostenta la representación formal) sí que goza de una visibilidad destacada en el marco de los poderes de la Unión.

Podría argumentarse, sin embargo, que la cabeza de la Mesa Directiva carece de poderes políticos reales, pues es el jefe de la bancada del partido mayoritario, en el caso actual, el senador Adán Augusto López, el que dirige las acciones legislativas del Senado, y el que cuenta, en los hechos, con las prerrogativas para el éxito o fracaso de una iniciativa legislativa.

El presidente de la Cámara Alta, en tanto que tal, es el rostro visible del poder responsable de la ratificación de tratados internacionales, de embajadores y cónsules, de cargos militares, y desde luego, como co-legislador conjuntamente con la Camara de Diputados.

La gestión del senador Gerardo Fernández Noroña ha mancillado este cargo. En un claro desdén hacia sus funciones, no ha representado la pluralidad política de la Cámara, ni ha mostrado imparcialidad en su conducción hacia el exterior. Por el contrario, el legislador se ha comportado como un miembro más del partido gobernante, sujeto a los intereses del gobierno y al ejercicio de una propaganda hoy cuasi onmipresente.

No contento con ello, Noroña se ha aprovechado de su cargo para exigir perdones públicos, viajar en clase ejecutiva, pasearse por ciudades europeas, hacerse fotos provocadoras en Roma y hacer pronunciamientos desafortunados que han sentado mal en el extranjero, así como toda una clase de improperios facciosos que han dado cuenta del desprecio del morenista hacia la responsabilidad que le fue conferida.

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De acuerdo a la normativa, Noroña dejará el cargo a partir del próximo 1 de septiembre. Se ha empezado a especular sobre el nombre de su sucesor. Según ha trascendido, la polémica senadora Andrea Chávez encabezaría la lista de favoritos. Será, al final, el legislador que cuente con los votos de las dos terceras partes del Senado.

En todo caso se espera que el próximo presidente de la Mesa Directiva, a diferencia de lo que ha sucedido con el saliente, se limite a sus obligaciones legales y que represente con altura y dignidad a la Cámara Alta de nuestro país.