El presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) es un animal político como ningún otro en México, probablemente como no lo hay en el mundo entero.

Hoy en la conferencia mañanera presumió cómo cuando fue presidente del PRD se convirtió en la segunda fuerza. AMLO, hábil cómo es, con ese comentario sugirió que está en la presidencia a pesar de todo no tener un partido (lo tuvo que crear) y que seguirá, Morena, en el poder en 2024.

Hay que entender algo, el presidente de México juega a tres bandas y a veces no nos damos cuenta de:

  • Por qué puso una canción en la mañanera
  • Por qué insulta a los fifís
  • Por qué habla de corcholatas y tapados con apenas 4 años en el gobierno

Pero AMLO lo hace porque él sabe lo que le conviene a la permanencia de Morena en el poder.

La oposición sólo tiene un proyecto “ganar por ganar”

Por otra parte la oposición nos enseña personajes semanales a ver si con ese ganan, como lo llama Callo de Hacha y Pablo Hernández en el programa de sdpnoticias, “Fuera Máscaras”, “ahora a ver con quién nos sorprende la oposición esta semana”.

Hemos pasado por Ricardo Anaya, Lorenzo Córdoba, Lilly Tellez, Marcelo Ebrard, Ricardo Monreal, Luis Donaldo Colosio Riojas, Enrique de la Madrid, Mauricio Kuri, etcétera, etcétera, etcétera…el que se les ocurra ha sido mencionado. Inflan personajes y los desinflan con regularidad, ya que el proyecto es “ganar por ganar”.

A diferencia de Claudia Sheinbaum, por mencionar a la puntera en las encuestas para ser la candidata de Morena, de quién se sabe cuál será el proyecto de nación, en la oposición no hay proyecto.

Llilly Téllez y Ricardo Anaya

¿En qué se parecerán un gobierno de Lilly Téllez contra una presidencia de Luis Donaldo Colosio? En nada, pero aún así el abanderado de la oposición, cualquiera que este sea, va a tener los votos de la oposición. Repito, el proyecto es ganar por ganar.

No hay ideología que valga, no hay estrategia, no se van a preocupar por mostrar al público un proyecto de país, ya que no importa. La campaña de la oposición es muy sencilla y se puede adivinar: Todo está mal con el país, por eso hay que cambiarlo ¿A dónde? A donde sea, aunque el destino sea peor.

El presidente AMLO se despierta pensando en el 2024, igual que como hace 18 años se levantaba pensando en el 2006 y seis años después se levantaba pensado en el 2012.

Nada lo va a detener, pero sabe que necesita darlo todo en estos dos últimos años para que su proyecto de país repita y continúe seis años más: programas sociales, inversiones en el sur, aeropuertos, un control de la macroeconomía como solo se le podía esperar a José Antonio Meade y un cotorreo constante, diario, en la mañanera contra medios, empresarios y la minoría con la que no cuenta AMLO.

Esa misma minoría es la que no se da cuenta que son los mejores aliados del presidente de México: caen en todas sus provocaciones y solamente le hacen el caldo gordo, los trae locos.

Nadie en la oposición está haciendo el trabajo de verdad

La oposición como te suelta el nombre de Chumel Torres (propuesto por AMLO), como te sugiere que el bueno es Marko Cortés o Santiago Creel, como organizan foros y spaces en Twitter en los que se llenan las bocas hablando de: “yo si quiero a México”, “No importa la persona, importa el proyecto” y “No podemos permitir que el populismo gane”.

Foros huecos, en lo que se discuten solo buenas ideas, pero desde la comodidad de sus oficinas, sus coches o sus casas. Nadie en la oposición está haciendo el trabajo de verdad: recorrer el país, organizar brigadas, conseguir financiamiento, tener responsables por distrito, por colonia o incluso por calle. Hablan y hablan, quieren cambiar al régimen, pero no están dispuestos a hacer lo necesario….o sea, ESTÁN EN LA PENDEJA.

Y todavía se preguntan: ¿Cómo puede AMLO ir arriba en las encuestas? ¿Cómo después de la corrupción, el libro, los programas, los debates y todo en contra no baja en aprobación? Se supone, dicho por ellos mismos, que ellos son los estudiados, los que viajan, los que mueven a México…y un viejito de Macuspana les va a dar la arrastrada política de sus vidas.

Están y seguirán en la pendeja.