La guerra sucia puede ser muy ruidosa, pero insuficiente para ser una alternativa, mucho más ahora que el proyecto de Claudia Sheinbaum está sólido a lo largo y ancho del país. Es verdad, las redes sociales y los periódicos conservadores están repletos de una lingüística soez y difamatoria. La infamia y la intriga, que también son elementos que carga la oposición, continúan siendo el objetivo para tratar de impactar al gobierno, especialmente al movimiento que dejó sólido Andrés Manuel López Obrador. De hecho, se entiende perfectamente que las maquinaciones contra Beatriz Gutiérrez Müller, sin duda, tienen una dedicatoria especial para quien fuera presidente de México, y uno de los principales verdugos del conservadurismo. Al ser un fenómeno social, y al sentar un precedente en el paradigma político-social, el PRIAN, sea cual sea la razón, no se detendrá para intentar manchar la imagen de AMLO, pero sobre todo la de su familia.

La oposición, desde hace años, rebasó la línea del respeto. En su momento, siendo todavía un menor de edad, el hijo de Andrés Manuel y Beatriz Gutiérrez Müller, una y otra vez, fue blanco de señalamientos y de violencia verbal. La oposición lo hizo, desde luego, manipulando fotografía y maquinando información en ese afán de pisotear la carrera intachable de López Obrador. Él, en alguna ocasión, estuvo al borde de romper en llanto en la tribuna de la mañanera. Sufrió espionaje, persecución, acoso y toda una gama de estrategias que, hemos dicho antes, no sirvieron de nada porque AMLO, firme con los principios, jamás claudicó ni sucumbió ante el canto de las sirenas. Todo eso, que fue orquestado por la oposición, terminó por ser el punto de quiebre para el PRIAN. Recurrir a ello, de verdad, fue el error más grande que cometió el otrora todopoderoso PRI. Si hay algo que enojó y exacerbó tanto a la población fue el cinismo con que se manejó la ultraderecha.

La mejor forma de decir las cosas, está claro, es que no hay razón para que la oposición actúe de esa manera. Lejos de ayudarles, los hunde más en la mediocridad. Desde luego que el tema de Beatriz Gutiérrez Müller, que sabemos es una infamia, ocupó un espacio importante en los medios conservadores. El contenido se propagó. La mala noticia para la oposición, de las benditas redes sociales, es que rápidamente quedó al descubierto que se trató de un montaje más. Entonces esto, que se convirtió en una mentira más, será otra de las razones para seguir señalando la narrativa peyorativa que esgrime el PRIAN. Ellos, en complicidad con algunos medios, son los encargados de operar esta oleada propagandística que, debemos conservarlo así, se trata de otra infamia.

No es producto de la casualidad los ataques sistemáticos que ha sufrido la familia de López Obrador. Primero está lo de Andrés Beltrán, secretario de organización de Morena. Seguido de ello, claro está, siguió la oposición con Beatriz Gutiérrez Müller. La más reciente mentira, de su supuesta estadía en España, fue la que provocó su posicionamiento abierto a través de una misiva. Fue una decisión correcta, sobre todo para desenmascarar el grado de cinismo que tienen los grupos conservadores, y esa feroz estrategia que han echado andar. Podrá tener el contenido que ellos buscan hacernos creer, sin embargo, sería insuficiente para caer en la maquinación. Es más, ni siquiera el tema entró en el ojo de la controversia. En ese contexto, sabemos de sobra, la única verdad es que la esposa del expresidente, distinguida doctora en distintas materias, vive en México. Hacemos énfasis en ello, no porque no tenga el pleno derecho a radicar en el lugar que ella así determine, sino porque se trató de una mentira más.

Es, al no encontrar una política de trabajo, la estrategia más ruin de la oposición ante la falta de liderazgos. Ellos mismos saben que, hoy por hoy, su futuro es crítico, sobre todo por los pronósticos que han comenzado a figurar en las encuestas de opinión pública. El PRIAN sabe perfectamente que Morena arrasará. De hecho, el lopezobradorismo seguirá avanzando con ese paso contundente, máxime ahora que, de pies a cabeza, Claudia Sheinbaum ha escalado a niveles históricos de aprobación. Eso, desde luego, acelera más el desplome de la oposición. En lugar de reinventarse, siguen propagando infamias a la que nos tienen acostumbrados.

La guerra es contra Andrés Manuel López Obrador. Ellos saben que, pese a su retiro de los reflectores, su liderazgo sigue provocando efectos duraderos en la población. Él, sin ir más lejos, sigue siendo el máximo referente de la izquierda en México. Es, ni más ni menos, el principal precursor de la lucha democrática que, para fortuna de nosotros, ha llegado al poder para servir al pueblo de México. Sé lo difícil que es para el PRIAN tolerar que Sheinbaum tenga el 82% de aprobación y, de paso, conocer las cifras que divulgó el INEGI, que dan cuenta que más de 13 millones de mexicanos han salido de la pobreza extrema. Si vemos las cosas desde ese ángulo, el conservadurismo sabe que, ante un telón de fondo como ese, no tienen mucho margen de maniobra.