Los dinosaurios del PRI del siglo pasado, cuando no había buenos candidatos para la sucesión presidencial, expresaban que la “caballada estaba flaca”. Esta expresión se hizo famosa cuando se perfilaban los candidatos para suceder a Luis Echeverría Álvarez, presidente saliente que había gobernado México entre 1970 y 1976.
Ese dicho se le atribuye a un político y cacique guerrerense, Rubén Figueroa Figueroa, conocido como el tigre de Huitzuco. El oriundo de ese estado costeño acuñó la frase al creer que los aspirantes a suceder a LEA, no estaban lo suficientemente preparados para asumir el siguiente mandato o que les faltaba imagen, talento o tablas.
Algo similar está desarrollándose en el partido en el poder, a más de 5 años de la sucesión de la presidenta Claudia Sheinbaum. Pareciera que 3 de los principales aspirantes han empezado a enflaquecer prematuramente o de plano ya están flacos.
Después de la consulta realizada por Morena y sus aliados para designar el candidato o candidata que competiría en el 2024, varios perfiles quedaron en lista de espera por su peso que demostraron en esa puja.
Y es que, después de ese proceso democrático, se daba casi por seguro que quienes quedaron cerca de alcanzar la nominación, serían buenos prospectos para el 2030. Cuando menos, dentro y fuera del partido, eso se suponía.
Aquí cabe una primera acotación. Dos de ellos, al paso de los meses, es posible que, por sus actos recientes, hayan perdido esa oportunidad para ganar la competencia para la nominación en el 2030. El tercero, el diputado federal Ricardo Monreal, quien quedó muy rezagado desde aquella vez, prácticamente perdió la oportunidad por el lugar donde quedó desde entonces y, también, por los señalamientos de traición al movimiento.
Veamos. El actual diputado federal Ricardo Monreal, en varias ocasiones, ha sido señalado de operar encubiertamente en contra del movimiento que lo ha cobijado. Por eso y por su escaso desempeño ante el electorado desde el 2024, se puede afirmar que ya quedó fuera de la competencia futura.
En su momento, como ejemplo, el político zacatecano fue señalado de haber apoyado a Sandra Cuevas, mujer que ha sido antagónica al movimiento de la 4t. Ella fue alcaldesa de la delegación Cuauhtémoc, en la ciudad de México, entre el 2021 y 2024. Las malas lenguas dicen que, de no ser por el apoyo de Monreal a Sandra le hubiese sido difícil, si no es que imposible, alcanzar el poder en esa demarcación.
Además, la sociedad y los adeptos de Morena ven con malos ojos el cacicazgo de los Monreal en Zacatecas, entidad en donde desde ahora uno de los hermanos aspira a suceder a otro Monreal en el 2030. Esas circunstancias y otras, salvo operaciones milagrosas de aquí al 2030, hacen casi imposible que Monreal tenga alguna oportunidad de ser candidato en ese proceso electoral federal. Cuando menos, por parte del movimiento de la 4T, no.
Caso un poco diferente es la situación del senador tabasqueño Adán Augusto López Hernández. El caso tabasco y el grupo criminal que surgió allá cimbro sus aspiraciones y su propia imagen del hoy senador.
Adán Augusto, a mi juicio, antes de ese escándalo, aún gozaba de una imagen buena, misma que había adquirido de la mano del expresidente Andrés Manuel. No obstante, al estallar el escándalo, cierto es que el caso fue magnificado por la derecha, también es verdad que el senador tuvo un pésimo manejo de su imagen en esos días cruciales. A mi juicio, aferrarse a la posición y eludir dar la cara en un principio, fueron factores que desbarrancaron su imagen.
En un gesto de altura y estatura política, al surgir los señalamientos en su contra, de inmediato pudo haber pedido licencia, claro, sin apartarse del movimiento, para inmediatamente después publicitar que se ponía a disposición de las autoridades judiciales hasta esclarecer los hechos. Cuando menos, muchos de los que estamos abajo, consideramos que eso hubiese sido lo deseable. El pueblo hubiese tomado con mucho respeto y hasta con admiración esa decisión y su imagen podría haber quedado a salvo.
Pero al haberse aferrado a su posición de poder, una parte del movimiento, es posible, que lo haya tomado a mal y los simpatizantes de Morena se lo van a cobrar en la próxima consulta.
Por lo anterior, para sus aspiraciones del senador, si es que aún las tiene, es muy posible que sus posibilidades se hayan alejado aún más de lo que estuvieron en el 2024.
Finalmente, se puede pensar que el senador, igual que muchos otros del movimiento, antepuso sus intereses y su persona, por encima de los intereses del movimiento.
El senador Fernández Noroña es el tercero que se aleja de la nominación. De igual forma, a mi juicio, el manejo de su imagen fue realizada de pésima forma ante la irrupción de los señalamientos de haberse comprado una carísima casa en terrenos comunales del pueblo de Tepoztlán, en Morelos.
El enfrentamiento con los comuneros, tal vez asesorados por sus antagónicos de dentro y de fuera de su partido, ha mermado su imagen de dirigente puro en esta lucha. Ni siquiera las confrontaciones con Lily Téllez o la agresión sufrida por el orangután priista, Alito Moreno, mermaron tanto su imagen.
Sus declaraciones, relativas a su ostentosa residencia, no lo han ayudado y, cuando menos una parte del movimiento, lo percibe como un dirigente que se aleja de los principios del movimiento, máxime, cuando afirma que ya no está obligado a vivir en la austeridad. Una parte de sus afirmaciones son ciertas. Nadie lo va obligar a vivir en la austeridad, eso es verdad.
No obstante, debemos de aceptar que la austeridad y la humildad son valores que autorregulan la conducta de los hombres que actúan con congruencia. Creo que el senador se anticipó a los tiempos, para mal, al haberle tomado sabor y gusto a los lujos que da el dinero, salvo que desde este momento ya haya renunciado a ser candidato en el 2030.
Tal vez puedo equivocarme y, de ser así, lo reconocería sin ninguna objeción, pero creo que el senador Fernández Noroña, con sus actos y declaraciones de los últimos días, ha perdido puntos vitales en la carrera presidencial para el 2030.
De ahí que, si retomamos sus expresiones de los dinosaurios del PRI del siglo pasado, podríamos decir que en Morena y sus aliados, algunos caballos que galopaban rozagantes, abruptamente, se están enflaqueciendo en plena carrera.
Es decir, por lo que se ve, en esta competencia que tendrá una siguiente etapa en el 2030, serán otros los que lleguen muy adelante de los que aquí acabo de mencionar a pesar de que sigan corriendo. Esto es, la caballada se está enflaqueciendo en la 4T.
Mtro Juan Durán Martínez. Docente Poblano
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