Hoy se discute nuevamente la posibilidad de eliminar a los legisladores plurinominales, a saber, 200 de 500 en la Cámara de Diputados y 32 de 128 en el Senado; el 40 y 25%, respectivamente. Ello ha derivado de la propuesta de AMLO de enviar una reforma al Legislativo. Para ello necesitará, empero, construir la anhelada mayoría calificada con la cual no cuenta, como resultado de los últimos comicios. Veremos eventualmente si lo logra.

Este es un debate que ha generado controversia desde antaño. Aquellos que se inclinan hacia la eliminación de los plurinominales arguyen que el Congreso es demasiado amplio y que ello genero gastos excesivos al Estado. En su opinión, la democracia representativa perviviría aún en un Legislativo menos numeroso.

Del otro lado del argumento se encuentran aquellos que aseveran que la eliminación de los plurinominales, y con ello, la elección proporcional, lastimaría la democracia pues los partidos pequeños no alcanzarían a tener una justa representación, lo que favorecería la consolidación de las grandes agrupaciones políticas, y desde luego, al partido mayoritario.

¿De quién fue la idea?

Recordemos, en este contexto, que tanto el PRI como el PAN lo propusieron cuando fueron cabeza del Ejecutivo Federal, y en el momento que alcanzaron la primera mayoría relativa. Ahora lo hace Morena, lo busca AMLO, y lo promueven legisladores como Martí Batres. Sus razonamientos son lógicos a la luz de sus intereses políticos.

A López Obrador y a Morena le conviene la desaparición de los plurinominales.

Tras la consecución de la mayoría absoluta en los comicios del pasado 6 de junio, AMLO y sus aliados tendrán más de 190 distritos uninominales, lo que le acercaría, una vez eliminados los pluris, a una dominación cuasi absoluta del Congreso, tanto en la Cámara Baja como en el Senado de la República.

Por otro lado, a AMLO y a Morena les vendría “como anillo al dedo” la reforma pues ello facilitaría la cooptación de la voluntad de los legisladores de la oposición, pues a menor número de diputados y senadores, mayor la posibilidad de generar alianzas legislativas. Y si a ello, le sumamos la desaparición de voces políticas emenadas de partidos pequeños, tales como el PRD o Movimiento Ciudadano, la mayoría morenista gozaría de un poder sin precedente en la historia del parlamentarismo mexicano.

Derivado de los razonamientos anteriores, no se antoja viable ni pertinente una reforma constitucional a la composición del Legislativo. Por el contrario, ante los visos autoritarios demostrados por AMLO y sus correligionarios, lo más sano para la democracia mexicana reside en una Congreso plenamente plural que cuente con amplias voces emanadas de todos los partidos de oposición.

Adicionalmente, México sufre de otros grandes problemas; por lo que, la eliminación de los plurinominales es, a todas luces, secundario.