El informe del presidente de México, del 1 de septiembre, me recordó un proyecto que la RAND Corporation, de Estados Unidos, inició en 2018.

La línea entre realidad y ficción en la vida pública estadounidense se estaba volviendo borrosa. La RAND comenzó a estudiar las causas y consecuencias de este fenómeno de decadencia de la verdad (“Truth Decay: A Threat to Policymaking and Democracy”) y cómo afecta la democracia y el discurso político y civil en los Estados Unidos.

La preocupación esencial era que, debido al discurso de los políticos, el desacuerdo sobre hechos objetivos y el análisis bien respaldado ha aumentado en los últimos años. Además, un número creciente de estadounidenses veía al gobierno, los medios y la academia con escepticismo.

La investigación de la RAND describe los hallazgos sobre causas y consecuencias de la decadencia de la verdad y ofrece una agenda de investigación. El objetivo era mejorar la formulación de políticas públicas.

La decadencia de la verdad es una amenaza vital para la democracia.

Siempre ha habido diferencias de opinión dentro del electorado estadounidense. Pero los desacuerdos sobre hechos objetivos y temas para los que los datos son razonablemente definitivos se han vuelto cada vez más comunes.

En el estudio encontraron una línea borrosa entre opinión y hecho. Hay una confusión de hechos, ficción y opinión. El crecimiento en el volumen de contenido subjetivo en relación con la información fáctica aumenta la probabilidad de que las audiencias se encuentren con especulaciones o francas falsedades.

Los datos de las encuestas de todo el país, analizados por la RAND, muestran una caída significativa de la confianza del público en instituciones como el gobierno y los medios de comunicación. En medio de la confusión acerca de lo que es un hecho y lo que es una falsedad, el lugar al que la gente debería acudir en busca de información objetiva y fáctica tampoco está claro.

¿Qué causa la decadencia de la verdad?

Los investigadores de RAND han identificado cuatro impulsores principales.

1. Los sesgos cognitivos reflejan patrones mentales que pueden llevar a las personas a formar creencias o tomar decisiones que no reflejan una evaluación objetiva y exhaustiva de los hechos. Las personas tienden a buscar información que confirme creencias preexistentes y rechazan la información que desafía esas creencias.

2. Cambios en el sistema de información, como el aumento de la cobertura de noticias las 24 horas, las redes sociales y la difusión de desinformación e información engañosa o sesgada. El volumen de información ha aumentado drásticamente, especialmente el contenido basado en opiniones, experiencias personales e incluso falsedades. Las redes sociales y los algoritmos de búsqueda pueden crear fuentes de información que se refuerzan a sí mismas al eliminar las perspectivas en competencia. Estos cambios ahogan hechos, datos y análisis.

3. Demandas competitivas en el sistema educativo que desafían su capacidad para mantenerse al día con los cambios en el sistema de información. Se ha reducido el énfasis en la educación cívica, la alfabetización mediática y el pensamiento crítico. Sin la formación adecuada, muchos estudiantes no aprenden a identificar la desinformación y la información engañosa y son susceptibles de difundirla ellos mismos.

4. Polarización en la política, la sociedad y la economía. La segregación entre el electorado estadounidense a lo largo de líneas económicas, políticas y sociales contribuye al desarrollo de comunidades insulares y aisladas, cada una con su propia narrativa, cosmovisión y “hechos”.

Los investigadores de RAND identificaron cuatro grupos de posibles agentes que actuarían para su beneficio político o económico:

1. La academia y las organizaciones de investigación hacen contribuciones valiosas al conocimiento, pero pueden exacerbar la decadencia de la verdad cuando los errores o sesgos afectan los hallazgos.

2. Las organizaciones de medios pueden promover hechos, pero pueden intensificar la decadencia de la verdad cuando los comentarios u opiniones desplazan a los hechos.

3. Los actores extranjeros difunden información errónea y desinformación para lograr sus propios objetivos.

4. Los actores políticos nacionales, altos funcionarios electos y designados agravan la decadencia de la verdad cuando despliegan información engañosa para promover agendas políticas.

¿Cuáles son las consecuencias de la decadencia de la verdad?

Inflige un daño sustancial a las instituciones cívicas y políticas de Estados Unidos y sus fundamentos sociales y democráticos. Los investigadores identificaron cuatro de los efectos más dañinos:

√ 1. Erosión del discurso civil.

√ 2. Parálisis política a nivel federal y estatal.

√ 3. Desvinculación individual de la vida política y cívica.

√ 4. Incertidumbre en la política nacional.

Sin control, la decadencia de la verdad provoca un círculo vicioso de desconfianza entre los ciudadanos. Puede llevarlos a limitar sus fuentes de información, agruparse sólo con personas que están de acuerdo con ellos, evitar discusiones significativas sobre temas centrales y sentirse alienados de los debates de políticas locales y nacionales.

La política se vuelve disfuncional cuando el debate carece de una base fáctica compartida. En la gobernanza, eso puede llevar a decisiones demoradas, inversiones económicas diferidas y una credibilidad diplomática reducida.

La investigación de la RAND Corporation no resuelve el complejo problema de la decadencia de la verdad. Pero sí proporciona un marco y bases fácticas sobre las cuales diseñar, implementar y evaluar respuestas.

Los investigadores de la RAND han trazado cuatro corrientes de investigación e identificado preguntas que necesitan respuesta.

1. Investigación histórica.

¿Cómo, dónde y cuándo más se ha manifestado la decadencia de la verdad en casa y en el extranjero?

¿Qué lecciones se pueden aprender de las épocas pasadas de la decadencia de la verdad?

2. Datos y tendencias.

¿Cómo se pueden medir los cambios en el consumo de información, la alfabetización cívica y mediática, el discurso civil, la polarización y la incertidumbre de las políticas nacionales?

¿Qué patrones se pueden medir y rastrear a lo largo del tiempo?

3. Mecanismos y procesos.

¿Cómo interactúan los impulsores y agentes de la decadencia de la verdad para causar este fenómeno?

¿Cómo se arma la información?

¿Cómo afecta la tecnología la difusión y el consumo de información?

¿Cómo y por qué ha disminuido la confianza institucional? ¿Cómo se puede reconstruir o mantener?

4. Soluciones y respuestas.

¿Qué tipo de educación cívica y capacitación en pensamiento crítico para estudiantes y adultos podrían abordar la decadencia de la verdad?

¿Qué cambios políticos, regulatorios o tecnológicos podrían disminuir el flujo de desinformación, fomentar el discurso civil o reducir la polarización para mejorar los procesos democráticos?

¿Cómo se pueden promover la transparencia y la rendición de cuentas en el campo de la investigación y los medios de comunicación para protegerse contra los conflictos de intereses?

La decadencia de la verdad representa una amenaza para la salud y el futuro de la democracia estadounidense. Controlarlo requerirá un esfuerzo concentrado e interdisciplinario.

No es un fenómeno nuevo en Estados Unidos. De 1880 a 1890, el “periodismo amarillo” traficaba con exageración, escándalo y sensacionalismo. De 1920 a 1930, la Gran Depresión, el advenimiento de la radio y el “periodismo de jazz”. Los tabloides publicaron historias sensacionalistas de sexo y violencia. De 1960 a 1970, la guerra de Vietnam, el “nuevo periodismo” transmitió impresiones subjetivas de escritores y la adopción generalizada de noticias de televisión como fuente de información primaria.

Las nuevas formas y estilos de comunicación, junto con el malestar social, político y económico contribuyeron al surgimiento de la línea borrosa entre los hechos y las opiniones. También en esos años disminuyó la confianza en las instituciones como fuentes de información fáctica.

Pero durante los años del gobierno de Donald Trump, las nuevas tecnologías, las redes sociales, la cobertura de noticias las 24 horas y la polarización política acentuaron el problema de la decadencia de la verdad.

Los investigadores de RAND encontraron que cada uno de los períodos históricos de decadencia de la verdad terminó cuando el gobierno aumentó la transparencia y los estadounidenses otorgaron más valor a los hechos objetivos dentro del discurso político y civil.

La decadencia de la verdad en la política mexicana es una amenaza para nuestra democracia. El estudio de la RAND Corporation debería ponernos a pensar para hacer algo parecido en nuestro país. Nos hace mucha falta.

Javier Treviño I Twitter: @javier_trevino