EL AJEDREZ HUMANO

No quiero parecer detractor, ni caer en un banal nacionalismo, Max Verstappen es el menos culpable, desde su llegada en 2014 a la Formula 1 el neerlandés estaba llamado a ser un protagonista, hijo de pilotos, fue criado para ser campeón y por ahora lleva dos, es el niño mimado del automovilismo, su talento es nato, su temperamento ha logrado domar a un carácter explosivo que en sus inicios lo traicionaba, hoy, rara vez comete un error y por ahora, pinta para volver a levantar el título, es ahí donde empieza el tema, es ahí donde viene el reclamo, la FIA nos había prometido una competición más pareja, igual y no solo es culpa de los directivos, los equipos también tienen su responsabilidad, sin embargo, podríamos correr el riesgo de volver a otra dictadura, la cuarta del siglo XXI, inconveniente, innecesaria, retrograda.

Michael Schumacher arrancó el milenio con un dominio de cinco años consecutivos, del 2000 al 2004 su Ferrari no tuvo rival, pocos le opusieron resistencia, hasta la llegada de un tal Fernando Alonso que con Renault lo derrocó, fueron dos títulos, la siguiente hegemonía aparecería del 2010 al 2013, Sebastián Vettel en su Red Bull marcaría una época haciéndose de cuatro trofeos, a la que le siguió quizá la etapa más desigual en la era moderna de la F1, un cabildeo de la escudería Mercedes congeló el desarrollo de los motores, lo que provecho para dominar del 2014 al 2020 el “Gran Circo” fueron seis títulos de Lewis Hamilton y uno más de Nico Rosberg, una etapa grosera, de extrema ventaja, una omisión de los altos jerarcas que hizo una de las épocas más aburridas, le hizo daño a la máxima categoría, alejados de la competencia, cada fin de semana era un monologo, a partir de ahí, se prometió que no volvería a pasar, que las nuevas nomenclaturas, las innovaciones, las reglamentaciones se harían más constantes para favorecer la competencia, pero, estamos en puertas de que esta historia con Hamilton, se repita ahora con Verstappen.

No se ustedes, pero desde 2007 yo no gocé una temporada como la del 2021, Max llegaba para muchos como el rebelde que quería derrotar al imperio, ese año fue sumamente emocionante, el plus fue tener a Sergio Pérez en el escenario directo, un título que se definió en la última vuelta de la última carrera, ni el mejor guionista se podía inventar algo igual, ese año la afición no solo regresó sino que se incrementó, parecía la reivindicación de la F1 con sus millones de seguidores en todo el mundo que les urgía ya una pelea deportiva así, pero ahora, dos años después, empiezo a extrañar a Hamilton y empiezo a hartarme de Verstappen, porque a menos que algo le pase es un hecho que va a ganar, como antes, de hecho, las carreras donde Max empieza desde atrás o le pasa algo son las mejores, como ejemplo está el Gran Premio de Gran Bretaña hace un año, resultó ser un carreron, la mejor del año desde mi punto de vista.

Por eso, para mí, urge que llegue ya la nueva reglamentación, lo malo es que será hasta 2026, bien por Checo que tendrá par de años más peleando podios y quizá hasta extendiendo su contrato con Red Bull, mejor para Verstappen que podría llegar con seis títulos (ojalá Pérez haga un Rosberg), pero mal para la competitividad, la promesa fue incumplida, Aston Martin es el alumno más adelantado, pero nadie más, ojalá que las distancias se acorten porque sino, agárrese, con otros años más de un dominio insultante de Max, que insisto, es el menos culpable.