IRREVERENTE

Les platico: A raíz de mi artículo de ayer sobre la renuncia de Tatiana Clouthier como Secretaria de Economía, me escribió Gilberto Lozano, quien fuera jefe de la campaña de la hija del Maquío por la alcaldía de San Pedro Garza García en el 2009, misma a la que años después le dedicó los más bajos insultos en un montonal de videos, como los que el fundador de FRENAA acostumbra.

Para ser precisos, los mensajes que me envió fueron ofensas tan o más vulgares que los que “florecen” en sus acostumbrados “comunicados”; el último, contra la senadora Lilly Téllez a la que agravió de la manera más vil y ruin.

El motivo de su atención hacia éste su irreverente servidor, fue la crónica que hice sobre el tiempo en que Gilberto coordinó la campaña de Tatiana, cuando perdió ante Mauricio Fernández.

Específicamente le dolió que haya escrito que la hija del Maquío Clouthier prescindió de sus servicios debido a la beligerancia de su estilo, hoy famoso para mal en los espacios públicos.

Aquí la liga del artículo que provocó su furibunda y soez reacción

Gilberto dice que no es cierto tal cosa; afirma tener pruebas, pero yo tengo otros datos obtenidos de la mejor fuente posible al respecto.

Los insultos de alguien como él, son elogios para quien los recibe, por eso mi gratitud en el título de esta columna.

Sin pedirla, le doy con esto su derecho de réplica, pero al hacerlo, no me deja otra opción que referirle varios botones de muestra que confirman la miseria humana que le caracteriza. ¡Arre!

Primero: Sus vaivenes emocionales lo han llevado -entre otras cosas- de haber sido aliado de Tatiana, a proferir contra ella lo más vulgar y soez de su vocabulario.

Exige una réplica en vivo conmigo

Segundo: En sus mensajes de anoche exige tener una réplica en vivo conmigo.

Con insultos la exige y no le voy a dar ese gusto. ¿Pues quién se cree?

Un debate de Gilberto se justificaría solo con otro bravucón como Alfredo Adame, a quien le acaban de romper la boca precisamente por andar de hocicón.

Ese será el sino de Gilberto si sigue cantándole el tiro a todo aquel que osa contradecirlo o desmentirlo, así sean sus propios compañeros de lucha en FRENAA y otros organismos opositores.

Rafael Loret de Mola

En el siguiente video, el padre de Carlos Loret de Mola le manda decir a Gilberto varias verdades que ponen en su lugar al dirigente de FRENAA. Véanlo por favor, no tiene desperdicio:

Rafael era miembro del Consejo Rector de FRENAA y en el video pinta a Gilberto como un tirano que se avienta por la libre insultando a la senadora Téllez de la manera más baja, sin consultar al mentado Consejo Rector.

Los vicios que Gilberto señala en López Obrador, los padece patológicamente él mismo.

Y para darnos una idea más completa de lo que hay detrás de él, aquí les comparto el video de la entrevista que Sabina Berman le hizo:

El 16 de febrero del 2022

… acepté dedicarle a Gilberto una hora de mis programas.

Él pidió ese espacio y a pesar de que me sugirieron no hacerlo, decidí entrevistarlo.

Su presencia provocó muchísimas críticas por parte de quienes siguen mis intervenciones periodísticas, pero lo hice para demostrarle a Gilberto que aunque difiero de sus métodos, defiendo su derecho a contar con espacios mediáticos para expresar sus ideas.

Y así lo hizo, a placer, diría yo, porque se explayó a sus anchas. No obstante haberle dado toda la cancha en mis programas y columnas, en sus mensajes de anoche agravió mi trabajo de una manera arrebatada, vil, soez, insultante y baja.

No fue esa la primera vez que nos ocupamos de él.

Cuando pidió el derecho de réplica a raíz de un artículo que escribió Raúl Monter, se lo di, solo para toparme con una retahíla de infundios que terminaron en un siguiente artículo de Monter, que demostró con pruebas fehacientes, que Gilberto mintió arteramente.

Gilberto Lozano
Gilberto Lozano
Gilberto Lozano
Gilberto Lozano
Gilberto Lozano

TAN TAN

No quiero dedicarle más espacio a este tema. Quedan ahí las evidencias de alguien que padece la misma patología que tanto critica al presidente.

CAJÓN DE SASTRE

“Nada más queda por decir”, remata la irreverente de mi Gaby.