“¿No sientes también el peligro 
en la carcajada del mar?

¿No ves en la seda sangrienta 
de la amapola una amenaza?

¿No ves que florece el manzano 
para morir en la manzana?

¿No lloras rodeado de risa 
con las botellas del olvido?”

Pablo Neruda

‘No nos hagamos bolas’, diría el clásico. El ex consejero jurídico de la Presidencia se ha convertido en el principio de la madeja que puede destrozar lo que queda del discurso de honestidad de Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Alejandro Gertz Manero lo sabe bien y, por ello, mucho de lo que hace la FGR mantiene en vela al Ejecutivo federal.

¿Gertz conoce de los tratos de Julio Scherer Ibarra y de varios más que atañen al propio presidente y/o a sus seres más queridos? Muy posiblemente. Y de ser el caso, ello explicaría mucho de lo que hace y deshace la Fiscalía, ese nuevo órgano autónomo de “procuración” de justicia…

El poderoso fiscal está consciente que todo lo realizado por Scherer bajo el amparo —o al menos con el conocimiento— de López Obrador.

Así, el pleito que presenciamos no es Gertz contra Scherer. Y la estrategia no tiene como razón de ser ir tras de este abogado o separarlo de los casos de los otros litigantes con los que el ex consejero jurídico colaboraba. No. Todas estas recientes denuncias y conatos de denuncia son sencillamente avisos clasificados que manda el fiscal de la República al presidente de la nación.

El hombre más poderoso del país se llama Alejandro Gertz Manero y amenaza con dar a conocer —con Julio Scherer de por medio— muchas historias. Muchas otras.

¿Con qué fin? Una suerte de seguro de protección que evita que el Estado se entrometa en los temas que atañen directamente al fiscal: especialmente en lo que se refiere a la señora Alejandra Cuevas. Los intereses del fiscal general, entre ellos los de su familia política, sus negocios a través de la UDLA, su posible intromisión en el desaseo de la UDLAP, sus amenazas abiertas y veladas a diestra y siniestra, y un muy largo etcétera están a salvo.

Un intocable. Ni siquiera el primer mandatario osa entrometerse con él. Ya se despachó a Santiago Nieto, a Julio Scherer, y podemos imaginarnos a otros…

El tema Juan Collado, sus denuncias, los abogados que testifican en contra de este, las intimidaciones relativas a implicar cada vez más a Julio Scherer, todo opera en beneficio de Gertz Manero. Esto es, la denuncia de Collado contra Scherer es la nueva carta con la que ahora juega el fiscal.

Las acusaciones de la FGR en contra de los tres litigantes y un financiero cercanos al exconsejero presidencial seguramente no prosperarán en la audiencia programada para el 8 de marzo. No importa. La advertencia a López Obrador está dada. ¿Qué la investigación de la Fiscalía lleva al encarcelamiento de estos? Sabremos que el aviso a López Obrador por parte del procurador de justicia sube de intensidad.

Antes llamaba la atención que AMLO pasara por alto los fiascos e ilegalidades de la Fiscalía General de la República llamadas Emilio Lozoya, Rosario Robles, Alonso Ancira Elizondo y otros del estilo. Ahora ya no. Gertz utiliza el garrote judicial a su antojo. De hecho, incluso le conviene que se piense que está debilitado ante el presidente. Ayuda a ocultar su juego y su fuerza ante este.

¿Justicia? A quien le importa. La señora Cuevas permanecerá encarcelada. La intención es dejarla enterrada en las mazmorras de la injusticia... salvo, claro está, que los Estados Unidos decidan investigar el patrimonio de Alejandro Gertz Manero (y ya no solo el de Scherer Ibarra). En cuyo caso, Alejandra Cuevas, siendo mamá de ciudadanos estadounidenses pase a ser objeto de una negociación judicial (mas ello no ocurriría pronto)...

La Fiscalía juega esta y otras cartas. López Obrador poco o nada puede hacer al respecto. Lo que es más, los movimientos caen o prosperan en función del daño que el fiscal general le quiera infligir a AMLO. Y cada vez que el mandatario intenta algo para limitar a Gertz Manero, este responde apretándole el cuello.

Verónica Malo en Twitter: @maloguzmanvero