“¡Qué saben los pitucos, lamidos y shushetas!

¡Qué saben lo que es tango, qué saben de compás!

Aquí está la elegancia. ¡Qué pinta! ¡Qué silueta!

¡Qué porte! ¡Qué arrogancia! ¡Qué clase pa'bailar!

Así se corta el césped mientras dibujo el ocho,

para estas filigranas yo soy como un pintor.

Ahora una corrida, una vuelta, una sentada...

¡Así se baila el tango, un tango de mi flor!”

Elizardo Martínez Vilas (Marvil)

Usted, ¿a quién le va? ¿A Juan Collado, abogado de Peña Nieto acusado de lavado de dinero y delincuencia organizada, o a Julio Scherer, exconsejero jurídico de la Presidencia y “hermano” de López Obrador, sobre el que existen denuncias públicas de extorsión, además de otros varios rumores sobre malas prácticas? En todo caso, ambos forman parte de una guerra soterrada al interior de la 4T para influir sobre Andrés Manuel...

Ante el reportaje de Reforma, Scherer escribió en Twitter que:

  1. Sí se sentó con los hijos de Juan Collado a solicitud de ellos
  2. Que turnó el asunto a la FGR y
  3. Que no conoce al Sr. Collado.

Llama la atención que en la misma red social, al único no político a quien el ex jurídico del presidente denostó antes en su cuenta fue precisamente a Juan Collado (el 19 de junio de 2018). ¿Qué dijo y/o hizo el hoy preso que mereció un enojado tuit de Scherer?

La respuesta importa porque lo que denunció Collado ante la FGR asoma una corrupción de Estado que llega hasta las puertas de la UIF y a parte importante del poder judicial federal.

La acusación de Collado impacta de forma directa contra dos ex consentidos de López Obrador; mismos que, valga decir, este removió hace no poco de su gabinete. Por un lado, Scherer, pero por el otro a Santiago Nieto, entonces director de la mencionada unidad de Hacienda y a quien se le acusa de corrupción (supuestamente recibir 10 millones de pesos en efectivo para frenar una investigación).

Santiago Nieto ya contestó también. Lo hizo más contundentemente que Scherer. Dijo que, mientras él estuvo a cargo de la UIF, no se cerraron ni se dio por concluido ningún expediente de forma anticipada.

Ante la animadversión que existe por parte del hoy fiscal Gertz Manero en contra de Nieto, seguro eso ya se investiga. Además no faltará quien piense que ese dinero se usó para pagar aquella suntuosa boda en Antigua, Guatemala…

Quien es acusado de delincuencia organizada y lavado de dinero, ambos delitos muy serios, señala que Julio Scherer Ibarra, mientras era consejero jurídico de la Presidencia, le impuso para salir de prisión vender Caja Libertad a Banca Afirme por un precio muy por debajo de su valor de mercado. Que con un cinismo absoluto —de ser todo esto cierto—, le pidieron “Libertad por tu libertad”.

Llama poderosamente la atención que a partir de la denuncia de Collado, que data de octubre, la FGR solo procedió penalmente contra los abogados denunciados y no contra Scherer Ibarra. Sabemos que la Fiscalía no dará razón, pero cabe la duda del porqué con unos ya llegó a ejecutar la orden de aprehensión y de Scherer no se sabe exista ni siquiera una carpeta de investigación abierta…

Algunas personas adentrados en “complots” señalan que el escándalo que llegó apenas a la prensa coincide con el rumor de que fue Julio Scherer quien filtró la información de la ‘Casa Gris’. Esto es, que hubo luz verde por parte de AMLO… ‘Comploj con comploj’ podría llamarse este tango de información y corrupción.

Lo que resulta urgente es que las instituciones y autoridades denunciadas aclaren sin resquicio de duda las acusaciones realizadas por Collado. Un “yo tengo otros datos” no vale pues, de haber algo de cierto, esto significaría una de las peores tramas de corrupción de la actual administración federal.

Y es que los escándalos de deshonestidad de la 4T ya van siendo muchos. Desde las casas de Bartlett, pasando por las de Irma Eréndira, luego los moches y sobres de los hermanos, la casa en Houston, los ventiladores del hijo de Bartlett, los irregulares 250 mil millones de pesos señalados por la ASF en el 2020, sin olvidar que de todas las adquisiciones realizadas por el gobierno federal más del 80% son por adquisición directa sin concurso; una opacidad que cobija las chapuzas de las vías del tren del Istmo que ya se rompieron o el desconocimiento de dónde quedó el dinero de todos los fideicomisos que fueron extinguidos.

Esto es, la acusación de Collado no hubiera tenido repercusiones si el régimen no tuviera escándalos de deshonestidad previos. El hecho es que ya ‘llueve sobre mojado’.

También queda inservible aquel discurso dicho por López Obrador de que “el presidente se entera de todo”. Y, lo que es peor, vuelve a comprobarse que, para corromper, se necesitan al menos dos.

Quizá Enrique Peña Nieto se enredó al tener a Collado como su abogado. En lo que sin duda acertó es en señalar que la corrupción es cultural en México. Y el baile al que me he referido en esta columna es un atisbo de ese rampante fenómeno que continua enquistado en nuestro país.

Ya veremos cómo se desarrolla este tango de dos y de muchos millones de pesos.

Verónica Malo en Twitter: @maloguzmanvero