“Voy a permitir ser mediocre
Macarra, prepotente, chabacana y vulgar
Me voy a permitir perder el norte
Torpe, insolente, imperfecta, inmoral
Hoy voy a hacerlo mal
Y si puedo
Lo haré un poco peor
Espero no molestar
Hoy voy a hacerlo mal
Porque quiero
Que nadie me corrija
Dejen de molestar”
LUZ CASAL
“Cada palabra tiene consecuencias, cada silencio también.”
JEAN PAUL SARTRE
Simulación pura. Pero pura-pura. Ya para que Ignacio Mier —uno de Morena— reconozca que se da por hecho que Ernestina Godoy será la próxima fiscal general de la República… es que ni ganas tuvieron de guardar las formas. “Es un tema que despierta suspicacia…”. ¡No vayan a creer! ¡Imagínense ustedes, malpensados!
La interina empezó a integrar a su equipo cuando ni siquiera habían llegado al Senado las candidaturas a la FGR. Cualquier persona con un gramo de duda sobre si permanecerá en un encargo interino, espera a tener la certeza para mover piezas.
Pero no Ernestina. Ella, encargada de despacho, decidió que noviembre era un gran mes para acomodar fichas: el viernes 28 nombró a César Oliveros Aparicio en la FEMDO y ayer mismo confirmó a Héctor Elizalde Mora en la Agencia de Investigación Criminal. Y todo sin estar en la terna final elegida por la presidenta.
Charada absoluta. O Ernestina ya sabe lo que nosotros solo sospechamos, o vive en una nube de inconsciencia. Porque sí: solo alguien con la certeza total de que no la van a mover arma un equipo que, en teoría, podría desaparecer en días. Y como este país funciona a golpe de presupuesto y sobrevivencia burocrática, la respuesta es evidente: la próxima fiscal es, y será, Ernestina.
El proceso comenzó, como dicta el guion, en el Senado. La JUCOPO depuró la lista de 43 aspirantes a diez. Y, obvio, ahí está Ernestina.
En esa decena figuran también el fiscalista Luis Manuel Pérez de Acha, el diputado de Morena y miembro de “La Luz del Mundo”, Hamlet García Almaguer, y varios personajes más que —o de verdad creen que tienen posibilidades— o simplemente aceptaron el papel de extras en esta pantomima a cambio de futuros cariñitos políticos.
Ahora los diez “semifinalistas” serán turnados a la Mesa Directiva, luego al Pleno, luego enviados a Presidencia, para que la presidenta arme una terna, que regresará al Senado, donde —supuestamente— elegirán al próximo fiscal. Una coreografía absurda que ya sabemos cómo termina.
Triste constatar el nivel de insulto. El gobierno trata a los mexicanos como si no pudiéramos atarnos los zapatos sin supervisión. ¡Qué necesidad de taparle el ojo al macho! Si Ernestina ya está decidida desde antes de que empezara el show. El país podría ahorrarse el circo: sesiones inútiles, senadores actuando su libreto y un espectáculo de pésima calidad. Pero no: mejor sigan sin tocar nada, porque cuando legislan, solo rompen las cosas.
Tampoco sirve decir que esto es volver al viejo PRI. No. En el PRI se imponía sin teatro: te daban la orden y ya. Era autoritario, sí, pero sin performance. Ahora se impone y además se hace la farsa. Sale más caro, más lento y más irritante. Un dos por uno del desastre.
La oposición tampoco queda limpia. PAN y PRI votaron contra la lista de los diez, pero antes de eso no fueron capaces de plantarse y fijar postura. Pobre papel. MC, como siempre, quiso quedar bien con todos: abstención. En tiempos de definiciones, la tibieza es complicidad. Triste función la de quienes deberían confrontar esta burla, pero callan porque no quieren sudar. Para ellos, un recordatorio de Sartre: también el silencio tiene consecuencias.
Y claro, Adán Augusto ya dijo que Ernestina es la mejor opción. ¡Pues cómo no! Las investigaciones sobre La Barredora, sobre su exsecretario de seguridad (y líder de dicho cártel), el huachicol, el huachicol fiscal y los cariñosos nexos del Mister Universo tabasqueño… todo eso quedará en una caja fuerte sellada. Qué conveniente.
Si en la elección de ministros vimos el infame acordeón para que nadie se confundiera sobre por quién votar, aquí ya ni se molestaron. Esto supera al acordeón. Esto es un esperpento completo: un show innecesario, cuyo único propósito es reírse del país mientras se consuma lo que ya estaba decidido.
Ernestina será la fiscal. El resto es un teatro penoso para justificar lo injustificable.


