Tlali, que significa tierra en Náhuatl, sustituirá a Colón en la ¿Glorieta de Colón?

Lo cierto es que pasarán años antes de que la Glorieta de Colón sea, para los capitalinos, la Glorieta de Tlali.

El gobierno de la CDMX tendrá que trabajar horas extras para difundir tanto la necesidad de la nueva escultura como su nombre.

Lo que sea, estamos ante una decisión política tomada para empezar a repensar nuestra historia. ¿Era inevitable quitar a Colón? Los especialistas de hoy y del futuro juzgarán si valía la pena mover al almirante para reemplazarlo por una mujer olmeca.

Ha circulado una imagen de Tlali, sí, el monumento que el gobierno de la CDMX pretende colocar en el Paseo de la Reforma en vez de la escultura a Cristóbal Colón.

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Independientemente de lo que se piense de Colón (Colombo, en italiano; Columbus en latín), su estatua es muy bella. Expreso mi opinión, desde luego, y no tiene nadie por qué estar de acuerdo conmigo.

Colón

Se ha anunciado que Cristóbal (Cristoforo, en italiano; Christophorus, en latín) será trasladará a un parque, llamado Las Américas, de la alcaldía Miguel Hidalgo. Es una ubicación menor para un personaje, nos caiga como nos caiga, indudablemente protagonista de la historia mundial.

Pienso que Cristóbal Colón debe permanecer en el Paseo de la Reforma; si no en su glorieta de tantos años, en otra ubicación de la maravillosa avenida.

Respetuosamente sugiero a la jefa de gobierno, Claudia Shainbaum, destruir de inmediato el Monumento a la Corrupción —sí, el del Sexenio de Felipe Calderón, también conocido como Estela de Luz o, con mayor propiedad, como Estela de Pus—.

Es horrible la Estela de Pus, costó demasiado dinero y, sin duda, representa lo más podrido de la vida política contemporánea de México.

Ahí, sin salir de Reforma, al lado de los más modernos edificios de la ciudad Cristóbal Colón se vería muy bien y, al mismo tiempo, la pútrida estela dejaría de insultar a los capitalinos.

La jefa de gobierno manda —precisamente para eso se le eligió como jefa del gobierno de la ciudad capital—, y ella sabrá dónde quedará el aventurero almirante quien, según algunas versiones confiables, sedujo a la reina Isabel la Católica, lo que no fue una hazaña del tamaño de haber llegado a América, pero se trata de una conquista sentimental que, sin duda, le costó su trabajo.

Si a Claudia le parece excesivo echar abajo la Estela de Pus, podría trasladarla a los jardines de Los Pinos, otro símbolo de la pudrición del poder cuando no se ejerce en democracia.