En el Instituto Mexicano del Seguro Social estamos decididos a avanzar y consolidar el disfrute pleno de los derechos humanos de todas y todos los derechohabientes. La misión de atender la salud y el bienestar de las personas se acompañan con un trato digno, humano y cálido en todas las especialidades de los tres niveles de atención.
Algunos de los servicios cotidianos y que mayor impacto sufrieron durante la pandemia de Covid-19 fueron los de ginecología y obstetricia, que se vieron obligados a adaptar sus protocolos de actuación durante el embarazo y parto, privilegiando en todo momento una atención respetuosa y de calidad.
Si bien implementamos protocolos efectivos, en el Instituto decidimos ir más allá para atender y erradicar gradualmente la violencia obstétrica con políticas públicas que permita a las mujeres y a sus familias experimentar esta etapa de la vida en un ambiente de bienestar y buen trato.
La aproximación al momento del nacimiento es algo que toda embarazada vive con cierta inquietud, puesto que cualquier mujer ha generado una serie de expectativas en torno al parto. Una de las más básicas suele ser recibir apoyo, no solo de la pareja y de la familia, sino también de todo el equipo asistencial.
Por ello, el IMSS, a través de la Dirección de Prestaciones Médicas, creó el modelo de Atención Materna Integral (AMI IMSS), con la finalidad de alcanzar el impacto positivo deseado, en la salud de las mujeres y sus familias, con calidad, efectividad y seguridad en el proceso de atención.
Partimos de un hecho que parece obvio: la violencia obstétrica existe, sin embargo, fue un tema invisibilizado durante muchos años y no fue hasta este siglo cuando el mundo comenzó a reconocer este tipo de violencia.
En 2007, Venezuela se convirtió en el primer país del mundo en definir formal y legalmente el concepto de violencia obstétrica y fue hasta 2019 que la Organización de las Naciones Unidas se refirió a ella en voz de la Relatora Especial sobre la violencia contra la mujer.
Conscientes de que debemos acelerar el paso, trabajamos con la convicción de brindar atención a las mujeres durante el embarazo, nacimiento y después del parto con un enfoque humanizado, intercultural y seguro, que sean la base para dejar atrás todas aquellas conductas generadoras de violencia obstétrica dentro de las unidades de atención médica del sector salud.
La meta es establecer los mecanismos que garanticen que todas las embarazadas y recién nacidos reciban una atención de calidad, que reconozca y valore la autonomía de las mujeres, así como su protagonismo durante el parto.
Asimismo, buscamos que se respeten los aspectos socioculturales de la mujer y su familia, así como la potestad a decidir el método de planificación familiar que desean usar para espaciar el nacimiento de sus hijos y/o hijas.
Para hacer realidad el objetivo de que las mujeres vivan una experiencia de parto más positiva a través de AMI-IMSS, reconocemos y protegemos el papel rector que le corresponde a cada una de nuestras derechohabientes en este proceso fisiológico y único.
Como Instituto, nos corresponde acompañarlas en las distintas etapas del proceso reproductivo, con un enfoque de derechos humanos y profesionalismo; así como disminuir las complicaciones médicas propias del embarazo y el parto, erradicar la violencia obstétrica y mejorar la salud física y mental de las mujeres y las personas recién nacidas.
Lo anterior se organiza a través de un decálogo, que marca la pauta de las acciones que implementa el equipo multidisciplinario dedicado a la atención de las mujeres, integrado por médicas y médicos especialistas, enfermeras y enfermeros, personal de nutriología, así como de trabajo social.
La intención primordial de empoderar a la mujer al otorgarle información que le permita conocer sus derechos, así como las opciones, riesgos y beneficios durante el embarazo y el nacimiento de su bebé.
Tenemos la certeza de que el modelo AMI-IMSS romperá estereotipos culturales y de género, que afectan la humanización en la atención al embarazo y parto, mediante formación y capacitación al personal de salud, reconociendo las necesidades de las mujeres y reorganizando a la Institución, para la atención.
Sandra revive cada momento 25 años después de su primer parto. Recuerda los gritos, el esfuerzo, el gozo, la plenitud… y después el mundo cambio para siempre, la felicidad tuvo nuevas definiciones y hoy, aún se siente poderosa por ser madre: “fue un parto hermoso”, afirma, y ese es el recuerdo que queremos persista en cada madre, en cada familia que se atienda en el IMSS.
Claudio Quinzaños en Twitter: Dr_ClaudioQF