​Es la pregunta del millón en la Organización Nacional de la Defensa Del Deudor y, lamentablemente, la respuesta no es la que la mayoría quiere escuchar. La creencia de que las deudas se esfuman mágicamente al cumplir seis años es uno de los mitos financieros más peligrosos en México.

​Esta confusión nace de mezclar dos universos diferentes: lo que reporta el Buró de Crédito y lo que dicta la Ley Mercantil. Son procesos separados que no van de la mano. Aclarémoslo de una vez por todas.

​1. El Buró de Crédito: tu boleta de calificaciones

​Imagina al Buró como el registro de tus notas escolares. Las reglas para borrar una mala nota (tache) dependen del monto de la deuda en UDIS (Unidades De Inversión). Pero deudas superiores a los 8,500 pesos mexicanos, estarían en Buró de Crédito unos 72 meses.

​El detalle crucial: el cronómetro de estos seis años no empieza cuando dejas de pagar, sino cuando el acreedor deja de actualizar el registro.

​Pero ojo: que borren tu mala calificación del Buró no significa que la deuda deje de existir. Es como si borraran el reprobado de tu boleta, pero tú sigues sin saber matemáticas. La deuda sigue viva y es totalmente exigible.

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​2. La realidad legal: la prescripción de la deuda​

Aquí es donde entra la ley dura. La “prescripción” es el momento en que el banco pierde el derecho legal a demandarte.

​Para las tarjetas de crédito, el escenario es más severo de lo que piensas. Al aceptar una tarjeta, ya sea mediante contratos físicos o digitales, celebras un acuerdo legal. Este contrato, junto con tus estados de cuenta, se convierte en un título ejecutivo de crédito (Art. 68 de la Ley de Instituciones de Crédito).

​La verdad legal: según el artículo 1047 del Código de Comercio, los bancos tienen hasta diez años para demandarte el pago, no seis.

​Ese plazo de una década cuenta desde que caíste en mora o venció la deuda. Y cuidado: el contador se “reinicia” a cero si haces un pago parcial, firmas un nuevo convenio o reconoces el adeudo explícitamente.

​¿Por qué es peligroso “hacerse el muerto”?

​Si decides apostar al olvido y no hacer nada, te enfrentas a riesgos reales que van más allá de una llamada telefónica:

​La venta de cartera vencida: es práctica común que las instituciones financieras vendan su cartera vencida. Pero ojo con la terminología: no se la venden a simples despachos de cobranza (que solo gestionan), sino a empresas adquirientes. Estas compañías se especializan en comprar deuda y convertirse en tus nuevos acreedores legales. De hecho, estas adquirientes son entidades formales que cuentan con su propio registro tanto en Buró de Crédito como en Círculo de Crédito. Cuando la deuda pasa a sus manos, reportan el adeudo como un registro nuevo. ¿El resultado? El tiempo para limpiar tu historial podría reiniciarse, condenándote a otros seis años de mancha crediticia bajo el nombre de un nuevo dueño.

​Muerte civil financiera: tu historial quedará afectado por años, cerrándote las puertas a hipotecas, créditos automotrices e incluso oportunidades laborales serias.

​El riesgo de demanda: durante esos diez años, la amenaza es real. Con los contratos físicos o digitales en mano, el acreedor (sea el banco o la empresa adquiriente), puede iniciar un juicio ejecutivo mercantil que podría derivar en el embargo de bienes para garantizar el pago.

​La estrategia ganadora: toma el control y negocia

​En la Defensa Del Deudor, nuestra postura es clara: no esperes milagros. La mejor salida es la negociación proactiva. Los acreedores prefieren recuperar algo a nada, lo que abre la puerta a quitas (descuentos) significativos.

​Reglas de oro para negociar:

​Todo por escrito (carta convenio): jamás pagues un centavo sin tener en mano una carta convenio. Este documento debe especificar el monto a pagar, el descuento aplicado y la garantía de que el pago liquida totalmente la deuda.

​Verificación rigurosa: el convenio debe llegar desde un correo institucional oficial del banco o de la empresa adquiriente. Nada de whatsapps informales ni promesas verbales.

​Validación: antes de pagar, llama al número oficial de atención al cliente de tu acreedor. Verifica que la propuesta que tienes en mano sea reconocida por ellos en su sistema.

Conclusión: la información es tu mejor escudo.

​Tomar al toro por los cuernos elimina el riesgo de demandas, evita sorpresas con la venta de tu deuda y acelera la limpieza de tu historial crediticio.

​Hemos visto demasiados casos de personas que confiaron en el “mito de los seis años” y terminaron con demandas sorpresivas o con un historial manchado por décadas al ser revendida su cuenta. No seas uno de ellos. Si la situación te rebasa, busca ayuda profesional en instituciones como la CONDUSEF o acércate a nosotros en la Organización Nacional de la Defensa Del Deudor.

​Tu tranquilidad no puede depender de mitos de internet. Actúa hoy.