El papel determinante que jugó la bancada de Morena arrojó un efecto positivo hacia otras latitudes producto de las decisiones tomadas hace unos días en la Cámara de Senadores donde se eligió- de manera democrática- al nuevo Presidente de la Mesa Directiva de la Cámara Alta.

En realidad, ese precedente sirvió para reivindicar la coordinación eficiente que tiene su líder, especialmente en temas relevantes; asimismo, los esfuerzos que se pusieron en marcha para transparentar el ejercicio, cultivan frutos significativos al fortalecer la unidad pues habrá momentos, a futuro, que serán determinantes para seguir sosteniendo la autonomía, pero también el respaldo a las políticas del presidente Obrador.

De hecho, con la llegada de Alejandro Armenta se busca fortalecer el vínculo con el presidente dado que, el compromiso del legislador, es preservar esa labor a fin de seguir construyendo consensos. Así pues, se abre un nuevo ciclo para que la Cámara de Senadores mantenga la buena relación lo que nos hace pensar que así será, en especial por el apoyo que recibió el poblano dejando al lado cualquier diferencia y apostar a la unidad.

Y esos mismos apoyos han llegado, incluso hicimos énfasis en nuestra columna pasada. Más bien, creemos que es buen momento para realizar una lectura de lo que significa este triunfo.

En primera, la tribuna que representa la Presidencia de la Mesa Directiva es, políticamente, muy atractiva para los proyectos a futuro. Es una realidad lo que ha demostrado el Senado en potencial, sobre todo para puestos de elección. Ese buen momento lo aprovecharon legisladores que, hoy en día, ya gobiernan en sus entidades.

Podemos empezar nombrando a Víctor Manuel Castro en Baja California; en Nayarit, Miguel Ángel Navarro; en Sinaloa, Rubén Rocha. Posteriormente, vinieron los triunfos de Salomón Jara en Oaxaca; en Hidalgo, Julio Menchaca; y por último Tamaulipas, donde ganó la elección Américo Villarreal.

Y qué decir, aunque no ganó la elección interna, el papel de Higinio Martines en el Estado de México.

Ahora, imaginemos lo que vendrá en 2024 donde claramente está Ricardo Monreal más fuerte que nunca en la elección presidencial con Morena. Lo mismo que el propio Alejandro Armenta que buscará, de acuerdo con la lógica, la postulación en la entidad de Puebla que, desde este momento, entró en un clima intenso de destapes anticipados.

A estas alturas el estado de Puebla experimenta uno de esos momentos en que, el activismo político, tomó un ritmo acelerado, especialmente por la serie de declaraciones y los actos que se han llevado a cabo. Incluso, el propio Mario Delgado asistió a lo que hoy es claro es su favorito en el informe de actividades de Ignacio Mier. Sin embargo, el momento que vive Alejandro Armenta tendrá, políticamente, una mejor tribuna siendo que, el Presidente de la Mesa Directiva de la Cámara Alta, tiene mejor posicionamiento tanto en las encuestas como en lo mediático.

Otro caso notable es el del Senador Eduardo Ramírez que es, sin duda, uno de los aspirantes fuertes para la entidad de Chiapas. Y con ese paso dominante de legisladores de la Cámara Alta, hoy las propias encuestas ubican a Cristóbal Arias Solís en la cima para buscar la reelección en Michoacán pues tiene, hasta hoy, el primer lugar en apoyo y simpatía de la militancia de Morena. Conviene recordar que, en esa fórmula, repetiría igualmente Blanca Piña, que es también senadora de Morena por el estado Purépecha.

Finalmente, hay que ver más allá de lo que aconteció hace unos días en el pleno de la Cámara Alta donde Senadores de Morena se fortalecieron no sólo en unidad, sino en sus proyectos a futuro.

Por ello, no se trata sólo de una victoria, sino del principio de un impulso prometedor dado el potencial que demostraron los legisladores de Morena cuando designaron a Alejandro Armenta, como el nuevo Presidente de la Mesa Directiva.

En estas condiciones, el escenario político se torna inmejorable para los Senadores pues el futurismo político se puso en marcha desde que el presidente Obrador abrió el juego sucesorio presidencial.