Los delitos traspasan fronteras, vivimos en un mundo globalizado que muestra las violaciones a los derechos humanos que prevalecen y crecen en el siglo XXI. Diariamente hay personas inocentes sufriendo; cada 12 minutos muere un civil en un conflicto armado.

La globalización ha logrado que muchas personas levantemos la voz ante las injusticias que se viven diariamente a nivel mundial, como el grito desesperado que hacemos por las niñas, niños, adolescentes y jóvenes que mueren diariamente por diversos motivos.

El 18 de junio de 2025 Naciones Unidas destacó:

“El año pasado, 48.384 personas, en su mayoría civiles, fueron asesinadas. Gaza concentró el 80% de los fallecimientos infantiles y el 70% de las muertes de mujeres en conflictos en todo el mundo. Además, también fueron asesinados 502 defensores de los derechos humanos”.

La globalización es un proceso complejo que conecta al mundo en los ámbitos económico, cultural, político y tecnológico. Aunque trae beneficios, también ha generado nuevas formas y escenarios de violaciones a los derechos humanos.

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Los delitos transnacionales generan víctimas: migrantes, desaparecidos, desplazados por la violencia, comunidades devastadas por el crimen organizado, y la asistencia humanitaria resulta esencial para atenderlas.

Con la globalización existe la visibilidad internacional, las violaciones a los derechos humanos pueden denunciarse más rápido y difundirse globalmente; se ha impulsado la creación de tratados, convenciones y organismos que buscan proteger la dignidad humana; las redes globales de activistas fortalecen la presión contra gobiernos y empresas abusivas.

Los medios de comunicación nacionales e internacionales, nos informan sobre los migrantes que huyen de la pobreza o la violencia, sobre las y los que sufren discriminación, nos cuentan sobre la trata de personas, además, de las detenciones arbitrarias y falta de acceso a servicios básicos para muchas familias a nivel mundial.

Gobernar con enfoque de derechos humanos en cualquier rincón del planeta, siempre será primordial para avanzar en el respeto hacia las niñas, niños, adolescentes, jóvenes, mujeres, adultos y adultos mayores. Es importante equilibrar el desarrollo y derechos: promover un modelo de globalización con justicia social, sustentabilidad y equidad.

La interconexión global permite una respuesta más rápida a desastres y crisis, gracias al acceso inmediato a información, donaciones en línea y coordinación internacional.

El uso de satélites, inteligencia artificial y plataformas digitales mejora la logística de ayuda y el seguimiento de personas desplazadas o en riesgo.

Además, las redes globales de solidaridad: ONG, organismos internacionales y ciudadanos pueden colaborar a escala mundial para movilizar recursos y voluntarios.

Hoy en día la visibilización de las crisis se hace de forma inmediata a través de los medios de comunicación y redes sociales, ponen en la agenda mundial conflictos y emergencias antes ignoradas.

Sin embargo, continúa la desigualdad estructural que beneficia a unos países mientras ha marginado a otros, generando más poblaciones dependientes de la ayuda.

La globalización nos hace testigos inmediatos del sufrimiento humano, de las muertes de muchos menores de edad, de mujeres, de hombres y de adultos mayores. Somos testigos de la “pobreza de servir” por parte de muchas autoridades.